Disculpadme hamijos si no preciso en el destinatario de la respuesta, pero ando cansuto de unos días a esta parte y estoy como la santa de Ávila, viviendo sin vivir en mi.
Vamos un poquito con lo de no matar al toro y te lo echan al corral. Son célebres las averías de Curro Romero, Rafael de Paula, David Luguillano; cumbres del toreo pero con sus "cosas", y el día que les daba, pues les daba, caiga Roma que no lo mato y se acabó.
De cuando las mocedades de Mundele, las pajarracas las preparaban Rafael "el Gallo", "Cagancho" y alguno más. Estos y aquellos eran toreros que llegado el momento decían "no lo mato", y punto; la bronca que se les montaba era de tres mil pares de cojones, se los comían vivos, pero a la que se volvieran a anunciarse, allí estaban los animales que les habían abroncado, anhelantes e ilusionados por ver aunque fuera el más mínimo detalle de los artistas. Toreros eran que decían: mire usted, yo aquí vengo a torear, yo toreo solamente como sé hacerlo, ni miento, ni vengo a aburrirle o engañarle; para ello el toro tiene que ser así o asao, y si no lo es, lo ventilo si puedo y si no, para eso cobra el puntillero, acabado el asunto, se va usted a su casa y yo a la mía y que Dios le guarde muchos años.
Luego viene el que no lo mata porque no puede con el toro, es derrotado, le supera el miedo, la presión, no atina, se descompone y fracasa. El toro acaba muerto, pero un cachito del torero, también muere entonces. Es también el infortunio, el mal día, su puta madre de toro que no había por dónde agarrarlo para tumbarlo, y más cosas.
De postre dejo a José Tomás (va por usted, Ignacio colchonero) y las dos gordas que lió bien seguidas: en la feria de Setiembre de 2000 en Salamanca, se le fue un toro al corral; al ser en provincias, la alarma sonó, pero ahí hubiera quedado. Lo malo vino al sanisidro siguiente con cartel de lujo en Mandril: tres madrileños de los más queridos en la plaza (“Joselito”, Abellán y el hamo de Galapagar) y toros de Adolfo Martin (personaje honrado, amabilísimo y ganadero hamado en las Ventas), expectación y locura, clavelismo y gilipollez y taurinos que chanan, agazapados a ver qué coño pasaba allí.
Pues pasó lo que hubo de pasar, y pasó que “Joselito” si aquel día no hubiera pasado por allí, no hubiera pasado nada, que el que estaba de paso (Abellan), tocó pelo y hule; y él, esa tarde de Mayo se pasó.
Forero del todo a cien
Lo había oído alguna vez, y lo había leído en intenne, pero verlo en un documental de la dos, me sorprende mucho, sobre todo por que no han montado en cóleralas cadenas de televisión privadas diciendo que si el racismo y blao. Pobres chipewas, ni cerebro para pensar cómo ganarte la vida, ni rabo para que te la costee alguna viuda rica. 
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