le sauternes rebuznó:
Sabes que te aprecio y que además soy uno de los tres foreros que se lee tus ladrillos hasta la última coma pero los lunes (a saber que haces los fines de semana) no sueles estar a la altura.
Cuando la cordura vuelva a anidar en tu seno, realizarás que donde pusiste cariño debiste poner desprecio y que los que algún día trajeron jamón (no seré yo quién te tilde de mentiroso) hace ya mucho que son los que se llevan los bolígrafos de las reuniones.
Para que un europeo del Norte distinga un catalán de un castellano, le hace falta tener a un entomólogo al lado.
Lo de Alonso ha me hecho pupita, y lo del Madrid el día anterior, confirmando su no asistencia este año a los partidos de la Liga, tampoco ayuda demasiado...
Ayer perdimos todos. La situación está igual pero peor, más enquistada, más irresoluble, con las misma zozobra del quiero y no puedo y si puedo no me atrevo. Perdió el MASías como totem derrocado, como libertador que al que le han herrado mal el caballo ya anda zigzagueando por los caminos, dando proclamas contra el viento, arengando ejércitos fantasmas, jugando a ser el trilero de la estrategia verbal y la Europa imposible. Y perdió el independentismo, que viene a tener los mismos escaños que en las últimas elecciones, sigue siendo mayoría en todos los terrenos, sin la ambigüedad ni las máscaras de antaño, sin la presunta lealtad institucional del virrey Pujol, pero aún ni lo suficientemente numerosa ni echada
p'alante, como para decir "
hasta hemos llegado, quede usted con Dios, que yo me voy. Nos vemos en Estrarburgo"
Pero también perdió, electorálmente y en expectativas de mejora, los fieles a la causa nacional.Muchos aún manejaban la cuartada de una mayoría silenciosa y española, que llegado el momento saldría a la calle, papeleta en mano, concienciados y patrióticos, a soldar los condados catalanes con el Reino del España. Ayer no pasó. Son los mismos que hace dos años, los mismos que se quedaron en casa el 11 de septiembre, los mismos que celebran los goles de la Selección y se visten de flamenca cuando llega la Feria de Abril. Son muchos, son muchísimos, pero no son suficientes, no para cicatrizar la herida, para volver a adormecer la lucidez que muchos españoles descubrieron en la manifestación de la Diada. Los soberanistas,no eran, como siempre habían pensado, una minoría ruidosa, subvencionada y diletante, era el pueblo en plena efervescencia, envalentonado, caminando en mayoría la
indapandansia. Por esto mismo, los que hace veinte años hubieran reclamado a la milicia hoy prefieren una alambrada, un limes vertical y espinoso. Ellos a un lado y nosotros al otro.
La realidad es que Mas perdió por falta de trapío, de bravura, porque agotó su momento, su cresta de la ola en viajes por Europa y eslóganes de instituto. Los escaños que se dejó CIU se los encontró por el camino ERC, que pronunciaba las palabras exactas, sin ambages, sin sinónimos más digestivos. Lo de ayer fue el último partido de Liga entre el 9º y 10º. Ganó el que iba detrás y ha terminado subiendo un puesto. No desciende, no juega la UEFA ni la inertotto, no va a renovar contrato con su patrocinador ni el próximo año va a traerse un brasileño de categoría, con sus shemales y todo. Que sí, que es mejor ganar que perder, que uno está delante y otro detrás, pero seguirán, cada uno con sus pesares, con su riña fofa, desganada, mediocre, por seguir la costumbre. Podía haber sido el inicio de algo y sólo ha sido otra ración de rutina, hasta la próxima temporada, a ver si algún figura de la cantera nos da una alegría y llegamos a los cuartos de final de la Copa del (abucheado) Rey.