Terminanor
Imán sexual de ancianos
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- 14 Nov 2018
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Por una serie de catastróficas desdichas acabé estudiando la primaria en un colegio bastante alejado de mi casa, situado en un barrio históricamente nada bueno. Si bien en mis años había mejorado muchísimo, arrastraba la mala fama y a los hijos de la misma gentuza que le había dado esa misma fama. Al pasar a secundaria fui al instituto de al lado porque iban la mayoría de mis compañeros, y aquí la fauna empeoró. Por eso, entre todos los hijos de gente obrera, haraganes y gitanos, destacaba un chaval cuyo padre había hecho fortuna con el azulejo. Qué hacía allí es algo que no entenderé nunca, pero hicimos amistad pese a que con la edad del pavo gestionó como un gilipollas el ser rico. Aquí van algunas anécdotas relacionadas con él.
-Empezaré por una que me dejó marcado porque la viví en primera persona y fue la primera vez que dejó clara su superioridad económica. Si bien es cierto que en primaria llegó a presumir de que su padre llevaba un Mercedes cuando el resto tenían Seats, Fords, etc...no fue hasta entonces que ni él ni nosotros éramos conscientes del poder económico de la familia y lo mucho que le gustaba dejarlo claro. Estando en su casa haciendo algún trabajo (de literatura o vete tú a saber), el tío se encaramó a un armario para bajar la hucha y sacar de dentro dos billetes de 500. Tal y como los saco me los pasó por la cara, como si me abofetease con ellos, diciéndome “estos no los has visto tú en tu vida”. Y era cierto, pero no hacía falta restregármelo de ese modo.
-Pronto entendió que con dinero las cosas son mucho más fáciles Uno puede permitirse el lujo de esforzarse menos o nada, porque ya habrá alguien por debajo que por unos euros se esfuerce por ti. No sé en qué punto empezó a pasar de los estudios y comprar todos los trabajos que nos mandaban, gastándose unos 20 euros por cada uno. Puede no parecer una fortuna, pero cuando te mandan un trabajo por asignatura y mes, más de 100 euros mensuales no es algo que pueda afrontar un chaval normal. Yo, que era gilipollas y colega, no se los cobraba o se los cobraba barato. Hasta que un día el tío ni se molestó en cambiar el tipo de letra (yo usaba Comic Sans, así que era fácil saber cuándo eran míos los trabajos) y nos pillaron. Al aire ese trimestre.
-El siguiente paso en su lucha por no esforzarse fue pagar por dejarte copiar en los exámenes. En esta época estábamos en clases diferentes, pero el precio venía siendo el mismo que por los trabajos. 20 euros si le ayudabas durante el examen pasándole las respuestas. Alguno lo llegó a exprimir, recibiendo 20 euros un día antes del examen y luego exigiéndole otros 20 ese mismo día bajo amenaza de no dejarle copiar. Le jodía, pero soltaba los billetes. Llegó incluso a suspender con este método, y le costó un par de suspensos (o tres) el dejar de pagar por examen.
-Fuera de los estudios también resolvía cualquier 'problema' con dinero. El caso más llamativo fue el del Comunio, que en su momento la gente se lo tomaba muy en serio, y si estás acostumbrado a solventarlo todo con dinero y que nada te salga mal, perder era algo duro. Así que el tío empezó a gastar dinero para que el resto de compañeros le dejasen los fichajes baratos. La primera vez fue descarado, dos o tres le vendieron todo el equipo regalado, así que el tío se gastaría unos 60 euros para nada, porque el resto dejaron de jugar cuando vieron el tinglado. Se montó uno nuevo donde prometió no hacer uso del dinero, pero evidentemente lo hizo, solo que con más sutileza. Ni que decir tiene que el tío se pagaba el premium.
-No sé cómo conseguí que mis padres me permitiesen comprarme la Sie7e y la FHM, así que mi casa se convirtió en un centro de ocio rápidamente. Pero yo no estaba siempre para tener gente en casa, pero él no podía entenderlo. Así que en ocasiones el tío venía sin previo aviso y cuando me negaba abrirle, pasaba un billete de 20 por debajo de la puerta. Sí, 20 euros era como el precio estándar por el que nos vendíamos cuando los euros se establecieron. Yo no iba a decir que no a un dinero que de otro modo me costaba muchísimo conseguir. Más de un billete pasaría en futuras ocasiones por debajo de la puerta para que le dejase pasar por diferentes motivos.
-Otra que recuerdo y que a día de hoy me sigue suponiendo un misterio fue el día que vino a pedirme que le dejara unas revistas de esas de hombres. Este chico se las quería llevar a casa, y finalmente lo conseguiría a cambio de 20 euros. Cuando se la pedí de vuelta se la había dejado a otro compañero, el cuál sí me la devolvió pero...la habían recortado. Pero no habían recortado a las chicas, no. Habían recortado a los jugadores de fútbol de esa misma sección. Sigue siendo un misterio porque ambos negaron haber sido ellos y a día de hoy no sé quién de los dos es maricón.
-Como ya habréis observado, el tío no podía admitir un no por respuesta y eso, su dinero, se lo proporcionaba. Cuando se popularizó el Smackdown vs Raw el tío se obsesionó muchísimo. Se sabía los luchadores y sus movimientos, vivía los combates al máximo, como si de un forofo de fútbol se tratase. Pronto haría caso omiso a los mensajes de no intentar hacerlo en casa. Pero claro, no eran movimientos que pudieses practicar solo y al final, más de uno acabó en la enfermería del instituto o incluso urgencias del hospital...por 20 euros.
Y vosotros, ¿habéis tenido algún compañero/amigo de este estilo?
-Empezaré por una que me dejó marcado porque la viví en primera persona y fue la primera vez que dejó clara su superioridad económica. Si bien es cierto que en primaria llegó a presumir de que su padre llevaba un Mercedes cuando el resto tenían Seats, Fords, etc...no fue hasta entonces que ni él ni nosotros éramos conscientes del poder económico de la familia y lo mucho que le gustaba dejarlo claro. Estando en su casa haciendo algún trabajo (de literatura o vete tú a saber), el tío se encaramó a un armario para bajar la hucha y sacar de dentro dos billetes de 500. Tal y como los saco me los pasó por la cara, como si me abofetease con ellos, diciéndome “estos no los has visto tú en tu vida”. Y era cierto, pero no hacía falta restregármelo de ese modo.
-Pronto entendió que con dinero las cosas son mucho más fáciles Uno puede permitirse el lujo de esforzarse menos o nada, porque ya habrá alguien por debajo que por unos euros se esfuerce por ti. No sé en qué punto empezó a pasar de los estudios y comprar todos los trabajos que nos mandaban, gastándose unos 20 euros por cada uno. Puede no parecer una fortuna, pero cuando te mandan un trabajo por asignatura y mes, más de 100 euros mensuales no es algo que pueda afrontar un chaval normal. Yo, que era gilipollas y colega, no se los cobraba o se los cobraba barato. Hasta que un día el tío ni se molestó en cambiar el tipo de letra (yo usaba Comic Sans, así que era fácil saber cuándo eran míos los trabajos) y nos pillaron. Al aire ese trimestre.
-El siguiente paso en su lucha por no esforzarse fue pagar por dejarte copiar en los exámenes. En esta época estábamos en clases diferentes, pero el precio venía siendo el mismo que por los trabajos. 20 euros si le ayudabas durante el examen pasándole las respuestas. Alguno lo llegó a exprimir, recibiendo 20 euros un día antes del examen y luego exigiéndole otros 20 ese mismo día bajo amenaza de no dejarle copiar. Le jodía, pero soltaba los billetes. Llegó incluso a suspender con este método, y le costó un par de suspensos (o tres) el dejar de pagar por examen.
-Fuera de los estudios también resolvía cualquier 'problema' con dinero. El caso más llamativo fue el del Comunio, que en su momento la gente se lo tomaba muy en serio, y si estás acostumbrado a solventarlo todo con dinero y que nada te salga mal, perder era algo duro. Así que el tío empezó a gastar dinero para que el resto de compañeros le dejasen los fichajes baratos. La primera vez fue descarado, dos o tres le vendieron todo el equipo regalado, así que el tío se gastaría unos 60 euros para nada, porque el resto dejaron de jugar cuando vieron el tinglado. Se montó uno nuevo donde prometió no hacer uso del dinero, pero evidentemente lo hizo, solo que con más sutileza. Ni que decir tiene que el tío se pagaba el premium.
-No sé cómo conseguí que mis padres me permitiesen comprarme la Sie7e y la FHM, así que mi casa se convirtió en un centro de ocio rápidamente. Pero yo no estaba siempre para tener gente en casa, pero él no podía entenderlo. Así que en ocasiones el tío venía sin previo aviso y cuando me negaba abrirle, pasaba un billete de 20 por debajo de la puerta. Sí, 20 euros era como el precio estándar por el que nos vendíamos cuando los euros se establecieron. Yo no iba a decir que no a un dinero que de otro modo me costaba muchísimo conseguir. Más de un billete pasaría en futuras ocasiones por debajo de la puerta para que le dejase pasar por diferentes motivos.
-Otra que recuerdo y que a día de hoy me sigue suponiendo un misterio fue el día que vino a pedirme que le dejara unas revistas de esas de hombres. Este chico se las quería llevar a casa, y finalmente lo conseguiría a cambio de 20 euros. Cuando se la pedí de vuelta se la había dejado a otro compañero, el cuál sí me la devolvió pero...la habían recortado. Pero no habían recortado a las chicas, no. Habían recortado a los jugadores de fútbol de esa misma sección. Sigue siendo un misterio porque ambos negaron haber sido ellos y a día de hoy no sé quién de los dos es maricón.
-Como ya habréis observado, el tío no podía admitir un no por respuesta y eso, su dinero, se lo proporcionaba. Cuando se popularizó el Smackdown vs Raw el tío se obsesionó muchísimo. Se sabía los luchadores y sus movimientos, vivía los combates al máximo, como si de un forofo de fútbol se tratase. Pronto haría caso omiso a los mensajes de no intentar hacerlo en casa. Pero claro, no eran movimientos que pudieses practicar solo y al final, más de uno acabó en la enfermería del instituto o incluso urgencias del hospital...por 20 euros.
Y vosotros, ¿habéis tenido algún compañero/amigo de este estilo?