El cuponero
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- 23 Abr 2012
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Muy buenas. Me llamo Julián García Redondo. Llevo casi 30 años como vendedor del cupón pro-ciegos. Concretamente, desde el 26 de mayo de 1985. He vendido principalmente en Huesca y Zaragoza capital, pero también por zonas de hámbito rural, aunque siempre dentro de la comunidad de Aragón.
He dado ocho premios menores y un estraordinario del viernes, en el 96. Llebo tiempo queriendo presentarme en algún foro de interné y explicar como veo yo la situación de la once y de la sociedad también. Ya tengo la oportunidad ahora que me han instalado una conesión.
El cupón se nos muere.
Y la gente puede pensar que eso no importa. Pero la muerte del cupón tal y como lo conocemos significa también la muerte del hombre tradicional, del paisano como dios manda.
Lo que quiero deciros a vosotros, que soys los chavales de ahora, es que soys una panda de amariconaos.
Aunque ni siquiera se puede decir eso ya. Ahora hay que decir homosesuales de esos...
Me esplico. Antes, vuestros padres, vuestros tíos, vuestros abuelos, eran hombres. Salían a la calle y tenían sus costumbres. Costumbres de toda la vida: Ir al barbero, ir al trabajo, ir a ver a la querida, ir al bar, ecétera, ecétera. Y en algún momento entre esas actibidades, compraban el cupón.
No quiero ofender pero vosotros soys la primera generación de amariconaos de la historia en España.
No salís los domingos al parque, ni a misa. No salís a comprar el periódico, ni a tomar el vermú, ni nada. Mucho menos a comprar el cupón. Nada. Ahora soys mujeres. Todo os lo hace mamá, no sabéis lo que es el trabajo y ganarse los duros con el sudor de la frente. Estáis todo el día con el interné, el móvil y las maquinitas. Es muy triste.
Me enrrecuerdo de la buena época del cupón... Sobre todo el año 92...
Con el precio de veinte duros el ordinario, cuarenta duros los viernes... la expo, los juegos olímpicos, el negocio de la costrución, el apollo del telecinco... Se vendían solos. La gente se llevaba tiras enteras. Casi no había que hacer esfuerzo. Fué buena época para todos, lotería, quinielas, cupón... Ahora parece que uno va pidiendo limosna. Y la gente es muy estirada. No es la crisis ni ná de eso, es que la gente ahora está agilipoyada del todo, no sé porqué.
Voy a poner ejemplos de antes y ahora:
-Los bares:
Antes entrabas en un bar, y el bar era un bar. La gente se conocía por el nombre de pila, se tomaban sus carajillos, sus güiskis, su anís, sus chatos de vino o lo que fuese. Y fuese por el alcol o por la confianza de ser conocidos, todo el mundo me compraba el cupón. También por miedo a que si uno compraba y le tocaba premio y el otro no compraba... pero bueno, el caso es que en los bares siempre se vendía el cupón muy bien.
Ahora es un desastre. Ya hace tiempo que no lo intento en los bares. Nadie se conoce, todo el mundo está de paso, no hay conbersaciones entre parroquianos... Solo cabezas bajas mirando el móbil y el interné. Y nada de aguardientes. Ahora se consumen mayormente cafés raros de señoritos. Y zumos. Y hay mucha mujer, en vez de hombres. No es que yo sea machista, claro, pero la mujer debe estar en casa y no alternando.
-La calle:
Antes en la calle siempre había respeto por la figura del cuponero. Se daban los buenos días aunque no se comprase cupón... Había conbersación, educación... La calle si que era nuestra, como decía Fraga.
Ahora, nada. Somos morraya, decoración urvana. Los cuponeros tenemos que competir con cosas que antes no había: Negros vendiendo discos, bolsos o lo que sea. No es que yo sea racista, claro, pero es que digo yo que cada uno debiera de estar en su país y no venir a quitar el pan a los de aquí.
También hay que competir duramente con las loterías y apuestas del estado y con otras rifas benéficas para minusválidos que nada tienen que ver con la organización de ciegos. Muy triste, porque servidor y otros compañeros ya estamos mayores para tanta lucha.
-Los tasistas:
Antes los tasistas eran nuestros fieles aliados. No solo eran muy buenos compradores diarios del cupón, sino que enademás, eran buenos compañeros de la calle. Muchas veces los cuponeros emos establecido nuestras zonas de venta cerca de las paradas de tasis. Primero, para aprovechar el trasiego de viajeros, y también para conversar con los propios tasistas en los momentos que todo estaba calmado.
Ahora, apenas hay compañerismo ninguno. Aquellos tasistas de mi época se han retirado casi todos y ahora ocupan esas licencias gente más joven sin las mismas tradiciones ni costumbres.
Ya no hay ese compañerismo de antes.
Enrresumiendo, que no os olvidéis del cupón. No es solo un trozo de papel. Hay mucho esfuerzo y trabajo para seguir repartiendo ilusión a la gente cada día. También su decadencia es el testimonio de lo amariconaos que os ha vuelto la sociedad moderna de ahora con tanta tontería. No sé si lo habéis comprado alguna vez o no, pero aún estáis a tiempo de salvarlo y de salvar una sana costumbre de vuestros antepasados.
Un saludo a todos, nada más era eso.
He dado ocho premios menores y un estraordinario del viernes, en el 96. Llebo tiempo queriendo presentarme en algún foro de interné y explicar como veo yo la situación de la once y de la sociedad también. Ya tengo la oportunidad ahora que me han instalado una conesión.
El cupón se nos muere.
Y la gente puede pensar que eso no importa. Pero la muerte del cupón tal y como lo conocemos significa también la muerte del hombre tradicional, del paisano como dios manda.
Lo que quiero deciros a vosotros, que soys los chavales de ahora, es que soys una panda de amariconaos.
Aunque ni siquiera se puede decir eso ya. Ahora hay que decir homosesuales de esos...
Me esplico. Antes, vuestros padres, vuestros tíos, vuestros abuelos, eran hombres. Salían a la calle y tenían sus costumbres. Costumbres de toda la vida: Ir al barbero, ir al trabajo, ir a ver a la querida, ir al bar, ecétera, ecétera. Y en algún momento entre esas actibidades, compraban el cupón.
No quiero ofender pero vosotros soys la primera generación de amariconaos de la historia en España.
No salís los domingos al parque, ni a misa. No salís a comprar el periódico, ni a tomar el vermú, ni nada. Mucho menos a comprar el cupón. Nada. Ahora soys mujeres. Todo os lo hace mamá, no sabéis lo que es el trabajo y ganarse los duros con el sudor de la frente. Estáis todo el día con el interné, el móvil y las maquinitas. Es muy triste.
Me enrrecuerdo de la buena época del cupón... Sobre todo el año 92...
Con el precio de veinte duros el ordinario, cuarenta duros los viernes... la expo, los juegos olímpicos, el negocio de la costrución, el apollo del telecinco... Se vendían solos. La gente se llevaba tiras enteras. Casi no había que hacer esfuerzo. Fué buena época para todos, lotería, quinielas, cupón... Ahora parece que uno va pidiendo limosna. Y la gente es muy estirada. No es la crisis ni ná de eso, es que la gente ahora está agilipoyada del todo, no sé porqué.
Voy a poner ejemplos de antes y ahora:
-Los bares:
Antes entrabas en un bar, y el bar era un bar. La gente se conocía por el nombre de pila, se tomaban sus carajillos, sus güiskis, su anís, sus chatos de vino o lo que fuese. Y fuese por el alcol o por la confianza de ser conocidos, todo el mundo me compraba el cupón. También por miedo a que si uno compraba y le tocaba premio y el otro no compraba... pero bueno, el caso es que en los bares siempre se vendía el cupón muy bien.
Ahora es un desastre. Ya hace tiempo que no lo intento en los bares. Nadie se conoce, todo el mundo está de paso, no hay conbersaciones entre parroquianos... Solo cabezas bajas mirando el móbil y el interné. Y nada de aguardientes. Ahora se consumen mayormente cafés raros de señoritos. Y zumos. Y hay mucha mujer, en vez de hombres. No es que yo sea machista, claro, pero la mujer debe estar en casa y no alternando.
-La calle:
Antes en la calle siempre había respeto por la figura del cuponero. Se daban los buenos días aunque no se comprase cupón... Había conbersación, educación... La calle si que era nuestra, como decía Fraga.
Ahora, nada. Somos morraya, decoración urvana. Los cuponeros tenemos que competir con cosas que antes no había: Negros vendiendo discos, bolsos o lo que sea. No es que yo sea racista, claro, pero es que digo yo que cada uno debiera de estar en su país y no venir a quitar el pan a los de aquí.
También hay que competir duramente con las loterías y apuestas del estado y con otras rifas benéficas para minusválidos que nada tienen que ver con la organización de ciegos. Muy triste, porque servidor y otros compañeros ya estamos mayores para tanta lucha.
-Los tasistas:
Antes los tasistas eran nuestros fieles aliados. No solo eran muy buenos compradores diarios del cupón, sino que enademás, eran buenos compañeros de la calle. Muchas veces los cuponeros emos establecido nuestras zonas de venta cerca de las paradas de tasis. Primero, para aprovechar el trasiego de viajeros, y también para conversar con los propios tasistas en los momentos que todo estaba calmado.
Ahora, apenas hay compañerismo ninguno. Aquellos tasistas de mi época se han retirado casi todos y ahora ocupan esas licencias gente más joven sin las mismas tradiciones ni costumbres.
Ya no hay ese compañerismo de antes.
Enrresumiendo, que no os olvidéis del cupón. No es solo un trozo de papel. Hay mucho esfuerzo y trabajo para seguir repartiendo ilusión a la gente cada día. También su decadencia es el testimonio de lo amariconaos que os ha vuelto la sociedad moderna de ahora con tanta tontería. No sé si lo habéis comprado alguna vez o no, pero aún estáis a tiempo de salvarlo y de salvar una sana costumbre de vuestros antepasados.
Un saludo a todos, nada más era eso.