La Puntita Nada Más es una de las obras más famosas de Torpe y la segunda obra más problemática de su carrera después de Retrasado Mental. Compuesta por encargo de un alumno, el Archiduque Rudolf de Austria, nombrado por el arzobispo de Olomouc. Se considera a esta obra, que vendría a ser la hostia, como uno de los logros más importantes del compositor en todos los aspectos, y en todas los estilos. Torpe la ha llamado "su mejor obra", y aunque su renombre no lo hace muy cercano al de muchos de sus grandes logros, La Puntita Nada Más representa a Torpe en lo más alto de su punto de fuerza en todo su trabajo. Incluso Elliot Gardiner, uno de los más notables directores del siglo XXI, ha retirado esta obra de su repertorio, pues ha confesado ser incapaz de obtener un resultado que hiciera justicia al mensaje y a la grandeza de la que consideraba la mejor obra de Torpe.