C&P
Clubes Humildes y nada prepotentes.
El Real Madrid, como se sabe, fue fundado por el mismísimo Belcebú, y desde ese infausto momento no han cesado sus tropelías, abusos y atropellos. Como ejemplo tenemos su vergonzosa complicidad con Franco, quien regaló al club blanco no sé cuántos títulos, continuada en la actual alianza con el Rey Juan Carlos (¿de dónde creen que viene el nombre "Real, eh?). Pero debido a su insaciable ansia de dinero y poder, el Madrid no se quedó ahí, logrando ser financiado anualmente... ¡por el mismísimo ayuntamiento de la capital! El episodio más escandaloso de esta relación fue sin duda la venta, o más bien pelotazo, de la Ciudad Deportiva del club. Este solar, adquirido sin apenas esfuerzo por los antiguos socios del Madrid, y situado en una zona semidesértica de valor inmobiliario prácticamente nulo (en pleno corazón de Chamartín) le reportó una cantidad de dinero obscena al club blanco, con la cual pudo seguir su política de fichajes imperialista e inmoral. En resúmen, la del Madrid es una historia de oprobio sostenido a lo largo de décadas.
Resulta impactante el contraste con instituciones auténticamente ejemplares, como el Atlético de Aviación, obligado por el sangriento régimen franquista a aceptar en sus filas a jugadores de élite alistados en el ejército, quienes quedaban libres de sus obligaciones militares. Tras semejante abuso de la dictadura, que para colmo le valió ganar varias Ligas y Copas, ¿puede extrañarle a alguien que hoy se le considere el club de la clase popular madrileña? Y qué decir del FC Barcelona, ejército desarmado de Cataluña -huy, perdón, Catalunya- que tuvo que inaugurar su estadio en la semiclandestinidad, lugar que más tarde se convirtió en el punto de encuentro para decenas de miles de disidentes del régimen. ¿Qué mejor lugar, después de todo, para dar rienda suelta a la catalanidad, que un club por el que pasaron varios presidentes falangistas? No en vano, el Camp Nou era el único lugar del mundo donde se podía hablar en catalán -a los niños que pillaban haciéndolo fuera los soldados franquistas les reventaban la cabeza de un tiro-, y la gente no iba a pasar la tarde, ver goles y gritarle al árbitro, no señor: iban a reafirmar su identidad nacional. ¡Con razón son més que un club!
La prueba definitiva de ello es el no fichar jamás jugadores de otros equipos, nutriéndose exclusivamente de su cantera en un ejemplo de patriotismo, buena planificación y austeridad. Canteranos célebres del Barsa han sido Kubala -quien pudo jugar en España pese a la feroz oposición de los estamentos franquistas-, Kocsis, Cruyff, Neeskens, Maradona, Lineker, Romario, Ronaldo, Rivaldo, los hermanos de Boer, Ronaldinho o Eto'o. La última joya de la Masía es Andreu Ibrahimovic, que ingresó en el club con 9 añitos fascinado tras ver a Gaspart tirándose en calzoncillos al Támesis. Por el contrario el Madrid, en sus mayores hazañas -como las cinco Ligas consecutivas de los 80-, siempre estuvo liderado por estrellitas fichadas a golpe de talonario, como Míchel, Butragueño, Sanchís o Martín Vázquez. Tantos jugadores de fuera llegó a acumular que tuvo que mandarlos a su filial, que usando esta injusta ventaja... ¡incluso disputó la final de Copa contra el propio Madrid!
Siguiendo con los clubes punteros tenemos también, por supuesto, al Valencia CF. Es un club permanentemente agraviado y expoliado por el Madrid, quien se llevó engañado a su gran estrella canterana, Pere Mijatovic, por cuatro duros, granjeándose el odio eterno de los nobles chés. Compárenlo con el fichaje por parte del Valencia del madridista Mata, en el que se fue siempre de cara y en ningún momento se aprovechó la codicia del padre, dejando un buen saco de millones en las arcas del Madrid como justo pago. Ejemplares han sido también en la estabilidad institucional (un presidente cada mes y medio aproximadamente) y en el manejo de las cuentas, que actualmente presentan un balance de -240 millones de euros, y eso sin haber pagado aún el nuevo estadio, generando diariamente 57.000 euros de deuda tan sólo en intereses.
La actual directiva del club decidió celebrar tan brillante gestión convocando una ampliación de capital para poder repartir tanta riqueza. Como era previsible, enseguida apareció un gigante financiero deseoso de hacerse con el preciado botín: se trataba de Inversiones Dalport, poderosísima multinacional que iba a poner 500 millones en el club para convertirlo en el "Manchester City español". Ninguna base tenían los chismorreos que apuntaban a que sólo era una empresa fantasma usada por antiguos directivos del club, en un último intento desesperado de evitar que sus acciones se depreciaran en la ampliación. Desgraciadamente, a última hora no pudieron poner los 46 millones que necesitaban para suscribir su porcentaje (parece ser que atracaron el furgón blindado) y la cosa se quedó en nada.
Pero pese a la deuda, el Valencia se ha mantenido a flote en lo deportivo, contando con varias estrellas de relumbrón como Villa, Silva o el propio Mata, negándose en todo momento a venderlas. ¿Y no habrían venido estupendamente unos 70 u 80 millones para taponar ese huequecito de 240 kilos? Pues no, porque aunque los aficionados del Valencia sólo han suscrito el 20% de las acciones puestas a la venta, el resto se los comprará el club a sí mismo, a través de su fundación. ¿Y con qué dinero? ¡Muy fácil, con 70 millonazos de un crédito concedido por Bancaja! Pero un momento, ¿no le debe el Valencia a Bancaja cientos de millones, hasta el punto de que es la propia entidad la que ahora dirige el club? ¿Cómo es que aumentan aún más el agujero? No problem, compis, porque el préstamo tiene un avalista cojonudo: la propia Generalidad de Valencia. Osease que si el club no llegara a devolver el dinero, lo palmaría toda la ciudadanía valenciana, pero seguramente lo haría con gusto por tratarse de una institución tan emblemática y ejemplar. Lo ha dejado bien claro el presidente económico de la Comunidad, Gerardo Camps, quien afirmó que con este aval el Valencia se convierte en "patrimonio de todos". ¡Y como bien saben miles de parejas hipotecadas, nada une más que las deudas! Además, así se desmarcarán nuevamente del odioso Madrid, que históricamente ha pagado todos sus préstamos y obligaciones en los plazos fijados. Qué vergüenza para el club de la capital, amigos, estar tan lejos de los clubes de referencia. Pero quién sabe, puede que algún día logremos sobreponernos a nuestras vergüenzas históricas y tratar de dar alcance a estas instituciones señeras.