Al Yeti gritar.
Joder, recuerdo mi primer brote de anfetas. Después de varios días sin parar, sin comer y sin dormir me fui a un parque con un machete y me tiré toda la tarde en una cabaña pensando que me atacaban. Luego llamé a mi padre, que estaba de vacaciones, y le dije que había perdido el contacto con la realidad y no sabía volver. Mi señor padre vino, me cocinó un par de días, me contó sus historias de drogas de juventud y se me pasó. Tenía 16 años.
A partir de ahí... dejé de drogarme? NO, abracé la psicosis como mi nueva realidad y dejé de llamar a la gente para dar por culo cuando se me piraba demasiado la pinza. Tú te lo guisas, tú te lo comes.
Que se asusta porque oyó al yeti gritar. Es que me parto la polla con el Rambo de mis cojones.