Sureño
Freak
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Ayer a la noche quedé con una hamija para dar una vuelta (no me la focké) y me contó un historión que me dejó mal cuerpo y me puso los pelos de punta, además de hacerme ver que realizarme la vasectomía ha sido mano de santo no, de santísimo.
Pues la historia, que comienza en el verano del año pasado, va de una amiga suya que en una red social resulta que conoce a un amigo del ex de esta hamija mía (lo vamos a llamar el tonto del pueblo), y la tía, que es un cachalote marino (me enseñó las fotos), pues resulta que le gusta el tío este (el tonto del pueblo) y tras unos días hablando quedan, terminando la cita con erótico resultado. El tío está medianamente bien posicionado, tiene trabajo y un piso grande. Después del encuentro, el empieza a distanciarse de ella nada más al día siguiente.
Pues bien, empieza ya la historia rocambolesca a más no poder cuando la cachalote le dice a mi hamija que follaron un jueves y que el sábado, que tenía que venirle la regla, va y no le viene. Primera cosa que ya no cuadra mucho. A los pocos días se hace un test de embarazo y le sale negativo y le manda el resultado a mi hamija por el whatsapp. Mientras tanto la cachalote le dice al tonto del pueblo que no le llega el periodo y este se lo comenta al amigo (repito el ex de mi amiga) y le dice que le parece raro que suceda, pero que bueno, que todo puede ser. Días después resulta que la cachalote se hace otro test y resulta que sí está preñada, pero da la casualidad de que a mi hamija no le manda la foto del predictor con resultado positivo. Segunda cosa que chirría.
A todo esto la cachalote y el tonto del pueblo dan recaditos a mi hamija y al amigo de él (repito el ex de mi amiga @ilovegintonic) sobre la situación, ya que el tonto del pueblo no quiere ver a la cachalote pero a la vez quiere que aborte, y la cachalote pues como que quiere verlo pero le da miedo la reacción del tonto del pueblo, y dice que sigue adelante con el embarazo. Pasan las semanas y mi hamija y el amigo están ya hasta los cojones de ir de celestinos y deciden que se apañen ellos. Entre medias la cachalote, como supuestamente es pandemia, después de una visita por la SS, contrata un seguro privado para ir a hacerse las ecografías, dando la casualidad de que la cita siempre la pide cuando el supuesto tonto del pueblo futuro padre no puede ir a acompañarla, y el único día que podía haber ido, va el tonto del pueblo y no la acompaña.
Resulta que la cachalote y el tonto del pueblo, mi hamija y el amigo tienen un grupo de whatsapp en común, y la cachalote dice en dicho grupo que está preñada del tonto del pueblo. Pues todo el mundo, como es lógico, le da la enhorabuena y le preguntan que para cuando es, y ella dice que para mayo de este año (el encuentro sepsual fue en agosto del año pasado). Pues el tonto del pueblo, creyendo que es verdad la historia aunque no tiene realmente ninguna prueba de ello, al final le dice a la cachalote que se hará cargo de la supuesta criatura, porque dice que es responsable de sus actos y que se vaya ella a vivir con él al piso. La familia del tonto del pueblo se involucra también en la historia, pero empiezan a ver cosas raras. Ella como está gorda, pues evidentemente no "se le nota" el embarazo, y sigue yendo a las supuestas revisiones justo cuando el tonto del pueblo no puede. Por el grupo, como es lógico, le preguntan si es niño o niña, como se va a llamar, y la tipa empieza a dar como un poco de evasivas. Llega mayo y claro le dicen que cuando es la fecha del parto y empieza a decir que es que se está retrasando por no se que no se cuantos, y ya la gente empieza a sospechar de que aquí hay gato encerrado.
Y ¡vualá! el parto no se produce y la cachalote resulta que dice que lo que en realidad había pasado es que a los tres meses tuvo un aborto pero que enseguida se quedó otra vez preñada del tonto del pueblo (mi hamija dice que tuvieron relaciones sexuales después) y que el parto es en octubre. Evidentemente ya nadie se cree la historia y la madre del tonto del pueblo fue a sonsacar la información de esa primera cita por la SS y constaba que el embarazo ya duraba 57 semanas (aquí se me olvidó preguntarle a mi hamija que como era posible esa información puesto que entonces habría habido en algún momento un embarazo. Le preguntaré), y como es lógico, por el grupo de whatsapp y por el pueblo empezaron los chascarrillos de que sí que dura el embarazo, que si ella ha querido cazar al otro y el otro es imbécil por dejarse, que si la otra tiene problemas mentales, que si el agua del pueblo alarga los embarazos y bromas varias.
Pues todavía está por ver cómo se produce el desenlace de la historia. De momento él parece que ha despertado y ha echado a la cachalote de su casa.
A mí me entraron escalofríos, la verdad, de como se puede ser tan hija de puta con jugar con esas cosas, pero que también el tonto del pueblo tiene mucha culpa, por pasota y por dejarse embaucar por una tarada mental.
Madre mía.
Mi hamija también me contó una segunda historia, de hace ya tiempo, que la voy a contar en el siguiente masuno. Es más corta.
Pues la historia, que comienza en el verano del año pasado, va de una amiga suya que en una red social resulta que conoce a un amigo del ex de esta hamija mía (lo vamos a llamar el tonto del pueblo), y la tía, que es un cachalote marino (me enseñó las fotos), pues resulta que le gusta el tío este (el tonto del pueblo) y tras unos días hablando quedan, terminando la cita con erótico resultado. El tío está medianamente bien posicionado, tiene trabajo y un piso grande. Después del encuentro, el empieza a distanciarse de ella nada más al día siguiente.
Pues bien, empieza ya la historia rocambolesca a más no poder cuando la cachalote le dice a mi hamija que follaron un jueves y que el sábado, que tenía que venirle la regla, va y no le viene. Primera cosa que ya no cuadra mucho. A los pocos días se hace un test de embarazo y le sale negativo y le manda el resultado a mi hamija por el whatsapp. Mientras tanto la cachalote le dice al tonto del pueblo que no le llega el periodo y este se lo comenta al amigo (repito el ex de mi amiga) y le dice que le parece raro que suceda, pero que bueno, que todo puede ser. Días después resulta que la cachalote se hace otro test y resulta que sí está preñada, pero da la casualidad de que a mi hamija no le manda la foto del predictor con resultado positivo. Segunda cosa que chirría.
A todo esto la cachalote y el tonto del pueblo dan recaditos a mi hamija y al amigo de él (repito el ex de mi amiga @ilovegintonic) sobre la situación, ya que el tonto del pueblo no quiere ver a la cachalote pero a la vez quiere que aborte, y la cachalote pues como que quiere verlo pero le da miedo la reacción del tonto del pueblo, y dice que sigue adelante con el embarazo. Pasan las semanas y mi hamija y el amigo están ya hasta los cojones de ir de celestinos y deciden que se apañen ellos. Entre medias la cachalote, como supuestamente es pandemia, después de una visita por la SS, contrata un seguro privado para ir a hacerse las ecografías, dando la casualidad de que la cita siempre la pide cuando el supuesto tonto del pueblo futuro padre no puede ir a acompañarla, y el único día que podía haber ido, va el tonto del pueblo y no la acompaña.
Resulta que la cachalote y el tonto del pueblo, mi hamija y el amigo tienen un grupo de whatsapp en común, y la cachalote dice en dicho grupo que está preñada del tonto del pueblo. Pues todo el mundo, como es lógico, le da la enhorabuena y le preguntan que para cuando es, y ella dice que para mayo de este año (el encuentro sepsual fue en agosto del año pasado). Pues el tonto del pueblo, creyendo que es verdad la historia aunque no tiene realmente ninguna prueba de ello, al final le dice a la cachalote que se hará cargo de la supuesta criatura, porque dice que es responsable de sus actos y que se vaya ella a vivir con él al piso. La familia del tonto del pueblo se involucra también en la historia, pero empiezan a ver cosas raras. Ella como está gorda, pues evidentemente no "se le nota" el embarazo, y sigue yendo a las supuestas revisiones justo cuando el tonto del pueblo no puede. Por el grupo, como es lógico, le preguntan si es niño o niña, como se va a llamar, y la tipa empieza a dar como un poco de evasivas. Llega mayo y claro le dicen que cuando es la fecha del parto y empieza a decir que es que se está retrasando por no se que no se cuantos, y ya la gente empieza a sospechar de que aquí hay gato encerrado.
Y ¡vualá! el parto no se produce y la cachalote resulta que dice que lo que en realidad había pasado es que a los tres meses tuvo un aborto pero que enseguida se quedó otra vez preñada del tonto del pueblo (mi hamija dice que tuvieron relaciones sexuales después) y que el parto es en octubre. Evidentemente ya nadie se cree la historia y la madre del tonto del pueblo fue a sonsacar la información de esa primera cita por la SS y constaba que el embarazo ya duraba 57 semanas (aquí se me olvidó preguntarle a mi hamija que como era posible esa información puesto que entonces habría habido en algún momento un embarazo. Le preguntaré), y como es lógico, por el grupo de whatsapp y por el pueblo empezaron los chascarrillos de que sí que dura el embarazo, que si ella ha querido cazar al otro y el otro es imbécil por dejarse, que si la otra tiene problemas mentales, que si el agua del pueblo alarga los embarazos y bromas varias.
Pues todavía está por ver cómo se produce el desenlace de la historia. De momento él parece que ha despertado y ha echado a la cachalote de su casa.
A mí me entraron escalofríos, la verdad, de como se puede ser tan hija de puta con jugar con esas cosas, pero que también el tonto del pueblo tiene mucha culpa, por pasota y por dejarse embaucar por una tarada mental.
Madre mía.
Mi hamija también me contó una segunda historia, de hace ya tiempo, que la voy a contar en el siguiente masuno. Es más corta.
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