Era una niña muy mona, aaaah, que vivía en...


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CAPÍTULO 2

El silencio duraba varios días y, mientras, yo no paraba de darle vueltas al asunto, de releer las conversaciones, de ver las fotos y de preguntarme qué hubiera pasado si nos hubiéramos visto en persona. Necesitaba despejar esa incógnita antes de empezar a olvidarla.

Como cada Navidad, emitieron "Love Actually" en televisión y estando en casa de mi familia no me quedó más remedio que verla. En mi estado de ánimo, de zozobra amorosa, resultó ciertamente inspiradora y me quedé con la frase de "las películas no se acaban hasta que sale la palabra fin". Había que jugar la última baza: se me ocurrió la idea de retomar el contacto el día de Reyes, enviándole una foto del regalo que los magos de oriente le habían dejado en mi casa por error. ¿Pueril? ¿Hortera? ¿Propio de PaiMei (si eran zapatos, claro)? Pues la respuesta es que sí a todas las preguntas pero, sin embargo, funcionó.

El gesto la conmovió y retomamos el contacto. Apenas me costó un par de conversaciones volver a lanzar el anzuelo y preguntarle si no tenía curiosidad por vernos en persona a pesar de todo. Le dije que mantenía mi promesa de ir a verla si así lo deseaba. Sin presiones ni compromisos, salvo el de vernos, al menos una vez, para darle su regalo y para hablar de lo que nos había pasado. Parece que la magia del chat volvió a funcionar y me dijo que fuera.

Aquí empezó mi calvario. ¿Estaba dispuesto a conducir más de una hora para ir al aeropuerto, coger un avión y pagar tres noches de hotel en Barcelona para conocer a una hermosa mujer doce años más joven que yo y que ya me había dicho que "no le había producido la sensación esperada"? ¿No me estaba cocinando yo mismo el puré de calabaza gigante? ¿No era demasiado viejo para hacer estas tonterías? Una vez más, Love Actually me trajo la respuesta a través del personaje de Jamie, que deja a sus familiares en Nochebuena y se va a buscar a la portuguesa invocando la sentencia "un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer".

Compré los billetes, reservé el hotel y preparé la maleta con mis mejores galas. El debate interior era fuerte, sabía que estaba haciendo una estupidez, sabía también que necesitaba hacerla o me iba a estar arrepintiendo toda la vida. Tenía que despejar la incógnita. Según chateábamos pasaba de la euforia al desaliento total, analizando cada frase para tratar de encontrar un significado arcano, una interpretación de su voluntad no expresa. Un sinvivir en cada palabra, una desazón en cada icono. Me venía a la memoria constantemente el certero poema de Lope. La puntilla la puso cuando me dijo que tenía que trabajar también el sábado y el domingo pero que el jueves nos podíamos ver seguro. Me sonaba a coartada para despacharme en una noche y no tener que vernos más; daba igual, la suerte ya estaba echada.

Llegó el día, o mejor dicho, la madrugada, porque me levanté a las cuatro de la mañana de un jueves, sin haber podido dormir en toda la noche, para conducir más de una hora y tomar el avión que me llevaría a Barcelona. Llovía a mares y no podía dejar de pensar en la tremenda estupidez que estaba haciendo pero, de todos modos, estaba feliz, porque sabía que aquello le pondría fin a la incertidumbre.

Al llegar a Barcelona crucé mensajes con ella y me dio instrucciones sobre el lugar de la cita por la tarde. Yo aproveché la mañana para instalarme, pasear por la ciudad y comprar el regalo que le había prometido porque, por supuesto, la foto que le envié el día de Reyes era un trampantojo. A pesar de no haber dormido no sentía el menor cansancio, si acaso, una ligera euforia alimentada por el narcisismo de saberme un personaje de comedia romántica.

Siguiente capitulo: la viblioteca, encuentro cara a cara. O qué tan cierto es aquello de "la donna e mobile".
 
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Menudo amasijo de cursilerias es esta horterada de post, pero te felicito porque al fin y al cabo has logrado tu objetivo. Entiendo que un muro de lanzas puede parar una carga de caballería, una carga de caballería barre una infantería ligera, que el papel le gane a la piedra, que la tijera al papel y la piedra a la tijera. Pero de lo que se le pasa por el coco a la gente no entiendo absolutamente nada, cómo es posible que esta mierda de estrategia funcione?

se me ocurrió la idea de retomar el contacto el día de Reyes, enviándole una foto del regalo que los magos de oriente le habían dejado en mi casa por error. ¿Pueril? ¿Hortera? ¿Propio de PaiMei (si eran zapatos, claro)? Pues la respuesta es que sí a todas las preguntas pero, sin embargo, funcionó.

Cómo es posible que a una tía que previamente te ha dicho que no le agradas físicamente, le mandes esa gilipollez y no salga corriendo, por contra parece más predispuesta?

A partir de este momento mi existencia será aún mas triste, por no entender de que va el juego, un juego que nadie es capaz de explicar, es como si fuera algo innato con lo que hay que nacer, como a los que se les dan bien los animales, y sé que lo peor de la historia está por llegar, pero no os preocupéis por mí, he caído ya muchas veces y conozco esa sensación de aparente caída infinita

Me venía a la memoria constantemente el certero poema de Lope

A pesar de no haber dormido no sentía el menor cansancio, si acaso, una ligera euforia alimentada por el narcisismo de saberme un personaje de comedia romántica.

Claro que sí, joder, el certero poema de Lope, valiente tío cursi. Sigue con la historia, quiero más castigo
 
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Entenderá más con los próximos capítulos, sobre todo entenderá cómo funcionan las mujeres por dentro, que parece que le hace falta.
 
CAPÍTULO 2

El silencio duraba varios días y, mientras, yo no paraba de darle vueltas al asunto, de releer las conversaciones, de ver las fotos y de preguntarme qué hubiera pasado si nos hubiéramos visto en persona. Necesitaba despejar esa incógnita antes de empezar a olvidarla.

Como cada Navidad, emitieron "Love Actually" en televisión y estando en casa de mi familia no me quedó más remedio que verla. En mi estado de ánimo, de zozobra amorosa, resultó ciertamente inspiradora y me quedé con la frase de "las películas no se acaban hasta que sale la palabra fin". Había que jugar la última baza: se me ocurrió la idea de retomar el contacto el día de Reyes, enviándole una foto del regalo que los magos de oriente le habían dejado en mi casa por error. ¿Pueril? ¿Hortera? ¿Propio de PaiMei (si eran zapatos, claro)? Pues la respuesta es que sí a todas las preguntas pero, sin embargo, funcionó.

El gesto la conmovió y retomamos el contacto. Apenas me costó un par de conversaciones volver a lanzar el anzuelo y preguntarle si no tenía curiosidad por vernos en persona a pesar de todo. Le dije que mantenía mi promesa de ir a verla si así lo deseaba. Sin presiones ni compromisos, salvo el de vernos, al menos una vez, para darle su regalo y para hablar de lo que nos había pasado. Parece que la magia del chat volvió a funcionar y me dijo que fuera.

Aquí empezó mi calvario. ¿Estaba dispuesto a conducir más de una hora para ir al aeropuerto, coger un avión y pagar tres noches de hotel en Barcelona para conocer a una hermosa mujer doce años más joven que yo y que ya me había dicho que "no le había producido la sensación esperada"? ¿No me estaba cocinando yo mismo el puré de calabaza gigante? ¿No era demasiado viejo para hacer estas tonterías? Una vez más, Love Actually me trajo la respuesta a través del personaje de Jamie, que deja a sus familiares en Nochebuena y se va a buscar a la portuguesa invocando la sentencia "un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer".

Compré los billetes, reservé el hotel y preparé la maleta con mis mejores galas. El debate interior era fuerte, sabía que estaba haciendo una estupidez, sabía también que necesitaba hacerla o me iba a estar arrepintiendo toda la vida. Tenía que despejar la incógnita. Según chateábamos pasaba de la euforia al desaliento total, analizando cada frase para tratar de encontrar un significado arcano, una interpretación de su voluntad no expresa. Un sinvivir en cada palabra, una desazón en cada icono. Me venía a la memoria constantemente el certero poema de Lope. La puntilla la puso cuando me dijo que tenía que trabajar también el sábado y el domingo pero que el jueves nos podíamos ver seguro. Me sonaba a coartada para despacharme en una noche y no tener que vernos más; daba igual, la suerte ya estaba echada.

Llegó el día, o mejor dicho, la madrugada, porque me levanté a las cuatro de la mañana de un jueves, sin haber podido dormir en toda la noche, para conducir más de una hora y tomar el avión que me llevaría a Barcelona. Llovía a mares y no podía dejar de pensar en la tremenda estupidez que estaba haciendo pero, de todos modos, estaba feliz, porque sabía que aquello le pondría fin a la incertidumbre.

Al llegar a Barcelona crucé mensajes con ella y me dio instrucciones sobre el lugar de la cita por la tarde. Yo aproveché la mañana para instalarme, pasear por la ciudad y comprar el regalo que le había prometido porque, por supuesto, la foto que le envié el día de Reyes era un trampantojo. A pesar de no haber dormido no sentía el menor cansancio, si acaso, una ligera euforia alimentada por el narcisismo de saberme un personaje de comedia romántica.

Siguiente capitulo: la viblioteca, encuentro cara a cara. O qué tan cierto es aquello de "la donna e mobile".
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Si los hombres le hubiesen dedicado el mismo esfuerzo a intentar vivir mejor que a intentar metérsela a una bigotuda yo hoy no hubiese tenido que madrugar y tendría a un robot masajeándome los huevos.
 
Lo de la Viblioteca me ha matado.
Es el nombre de un garito de Barcelona, una vinoteca.
Si los hombres le hubiesen dedicado el mismo esfuerzo a intentar vivir mejor que a intentar metérsela a una bigotuda yo hoy no hubiese tenido que madrugar y tendría a un robot masajeándome los huevos.
Yo ya hice ese esfuerzo y llevo casi dos años sin madrugar... Me sobra el tiempo y el dinero para estos juegos.
 
Es el nombre de un garito de Barcelona, una vinoteca.

Yo ya hice ese esfuerzo y llevo casi dos años sin madrugar... Me sobra el tiempo y el dinero para estos juegos.

Amplíe información, amigo misógino.

¿Ambos sin hijos?¿alguna vez casados o viviendo en pareja?
 
Vaya misógino estás hecho eh?
Por otro lado a esa tía le debe de faltar un hervor o ser mas fea que un demonio.

Excepto si...

Piensa, una tía en Barcelona tiene un buffet de opciones de todo tipo a 20 minutos de su casa. Incluyendo caballeros, pedantes, misteriosos, sensiblitos y cualquier otro perfil que hayas jugado.

Pero sabes cuál le falta? El del arrastrao que pilla un vuelo pa verla sin conocerla.
 
Yo confío en misógino.

Si ha dado el paso de contar la historia es que el final va a tener miga, el problema es que lo está espaciando demasiado (supongo por agenda).

Si fuera una historia de Macs, ya me imaginaría un final mas shakesperiano, pero siendo misogino un tío tan pragmático, aguardaremos con las palomitas:



:palomitas:
 
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Sabemos que ha follado, porque lo pone en el primer post. Y juega con los pelos de su coño o algo así.
 
Me parece un error reducirlo todo a un regalo, por el comienzo de la historia, nuestro héroe del Cantábrico ha jugado varias cartas y no se ha puesto nervioso. Le ha salido el farol bien y el sucforo debería aplaudir hechos tan valientes como intentar retomar la historieta cuando parecía mas deshilachada y cuarteada que los neumáticos de un coche abandonado.

En el excel oficial ya va en segunda posición en la liga Fantasy (empotrad'or 2024) y por descontado es el chupinazo del mes (Enero) a la mayor subida de posiciones en las últimas semanas.
 
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Le compra unos zapatos sin saber su número de pie.

Ver el archivos adjunto 153792

@Cachondo Mental se estará preguntando por qué a él no le funciona los de los zapatos tan desalentado como @el viejo dela montaña, que está a un mal día de suicidarse.

Ufffff me he tomado una pausa al llegar a los 1897 euros de hoy para leer este hilo y para decirte que, una vez más, te equivocas.
Pese a lo que puedan representar las apariencias, los zapatos SIEMPRE funcionan.
Otra cosa es que a veces se queden en plan subliminal en el bulbo raquídeo de la torda para, cuando ella menos se lo espera, asaltarla en sueños desfilando ufanos con sus tacones, sus hebillas y sus correas, diciéndole: "SOMOS TUS ZAPATOS SOÑADOS, SABES QUE NOS DESEAS, CHATA, CHÚPASELA AL LOCO ESE DE LOS COJONES, QUE POR UNOS SEGUNDOS NOS TENDRÁS TODA UNA VIDA...BUENO, UNOS MESES COMO MUCHO, ZORRA VELEIDOSA, PERO AUN ASÍ: PROFIT".
 
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Siempre he dicho que los homosexuales no son maricones: simplemente son unos señores que tienen buen gusto y no se lían con mujeres.
 
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