Fucked de la vida
Muerto por dentro
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partiendo de la base de que tu puta c-15 funciona con un motor de combustion interna diesel ideado y construido por ingenieros basandose en los principios estipulados por la fisica mas basica, y que posteas desde un dispositivo construido a base de semiconductores, circuitos, chips, capacitadores, resitencias y una pantalla que hace 15 años tendria un tubo catodico, todo ello producto de decadas de investigacion y desarrollo, lo cierto es que esa payasada que has posteado, se la puedes meter por twypcash en el ano a la proxima china con la que vayas a desahogarte, alferez del mediomierdismo.
Me refería a la ciencia que trata de dar respuestas a los grandes enigmas del ser humano. ¿Quienes semos?, ¿aonde vamos?, ¿qué sentido tiene la vida?, ¿de dónde venimos?, etc. Las cosas normales que la gente normal en algún momento de su vida se plantea.
Vale, hijo de puta de cabeza descomunal, el ingenio del hombre ha podido construir artilugios más o menos útiles que a los bobos como tú le impresionan. Pero, ¿quién inventó el bien y el mal? Porque que yo sepa la ciencia no se plantea los concepto de bien o mal, sino que analiza con sus teorías los actos y se queda ahí. ¿Y los sentimientos, quién inventó el odio asesino? ¿Puede que fuese un tal Caín?
¿Y quién creó el concepto de santísima puta, eh? Quién fue el que le atribuyó ese concepto a Eva, quién, dilo, vamos, hijo de puta, quién fue.
Pues claro que sí, fue la religión la que inventó todo lo que hoy tenemos en la cabeza, gracias a ella podemos ver el mundo usando todos los conceptos que ella nos ha cedido. Gracias a ella no somos homos erectus, gracias a ella podemos ser conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor, de juzgar a los demás, de condenar lo que no nos interesa o va en contra nuestra, gracias a ella podemos aplastar a nuestro enemigo y celebrarlo. Nos sacó del salvajismo animal y nos convirtió en seres trascendentes. Nos dio la culpa y el remordimiento, el miedo a lo desconocido, la esperanza de una existencia feliz y eterna, en definitiva, nos dotó de alma.
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