Es una puta mierda. Yo entré a uno de los primeros que abrieron en Madrid, muchos años ha, y fue la peor experiencia cafetil que he tenido en mi vida:
-Un café solo.
-¿Cuál?
-Uno, el que sea.
-¿El tal, el cual, el pascual, el otro, el de más allá?
-Que me da igual, ponme uno.
-NO, tienes que elegir uno.
-Pues el pascual.
-El de más allá es mejor para tomarlo solo.
-Pues ponme el de más allá entonces.
-Vale. ¿Pequeño, mediano, grande?
-El normal.
-Es que tienes que elegir uno.
-A ver cómo son los vasos.
-Esta es el pequeño, esta el mediano, esta el grande.
-El mediano.
-¿Quieres por nosécuánto más un nosequé?
-No, sólo quería un café solo, DE VERDAD, UN CAFÉ SOLO, NADA MÁS.
-¿Cómo te llamas?
-¿Qué? ¿Pero para qué?
-Para escribir tu nombre en el vaso
-WTF? No, mira, pónmelo, da igual, no me hace falta poner mi nombre en el vaso, no lo voy a perder.
Y por fin, me dan el puto café.
-Doscientas
-¿Doscientas pelas un café?
-Sí
-Suputamadre ¿Y el azúcar?
-No, tienes que ir allí a ponerte.
-Ah, que vaya yo encima...
Voy, me echo azúcar, me siento en una mesa, me saco un cigarrillo y me lo enciendo.
-No se puede fumar
-¿Cómo que no se puede fumar? ¿Desde cuándo está prohibido fumar en una cafetería?
-Es para preservar el aroma del café y que el humo no interfiera con blablablalbalbla
-Gracias, pero a mí no me molesta el humo ni el tabaco cuando tomo café, en serio, no me importa perder un poco de aroma del café, me gusta fumar cuando tomo café, de hecho.
-No se puede fumar
-No me volvéis a ver el pelo por aquí en la vida.
Y así fue durante muchos años.
Sin embargo, acabé volviendo en alguna ocasión cuando vivía en Londinium, porque muchas veces era el único sitio donde tenían café, que tomar café en Inglaterra es misión imposible salvo en Starbucks y otras dos cadenas, llamadas Costa y Café Nero. Como ya me sé la peli, pedía directamente todo de una tacada, inventándome un nombre distinto cada vez. Y sí, está lleno de subnormales con iphone, MacBooks, gorros, barbas luengas, tatuajes en los nudillos y furcias de pelos de colores sacándole fotos al puto café, que hay que ser anormal, pero anormal, para hacerle saber al mundo que estás tomándote un café, como si le importara eso a nadie.
Qué puto asco de sitio y qué falta que hace una guerra.