un rollo hablando sobre política económica nazi
Jesus Quintana rebuznó:
Y efectivamente, Hitler acabó odiando a los judíos a base de quedar con ellos y que le diesen planton
No. Hitler no quería nada con ellos. Los consideraba el cáncer de Alemania, algo que había que extirpar. Su obsesión contra los judíos era tal que incluso en el testamento que redactó antes de morir en el búnker, les echaba la culpa de todo. No tenían ninguna tolerancia, ya que incluso a Einstein le consideraban el "criminal más grande de la Historia".
En Hitler todo era natural, nada era postizo, pues todo lo que expresaba brotaba espontáneamente de su espíritu. Todo lo que sentía era lo mismo que sentía todo alemán. En espíritu las mujeres alemanas se identificaban con él y con instinto maternal lo querían y lo adoptaban. Eso no lo consigue hoy ningún cani ni chuleta ante las tías. Lo que Hitler podía hacer con las masas en dos horas y media nunca se repetirá en 2.000 años. Debido a su construcción de la garganta, podría crear una rapsodia de histeria. Escribió "al judío alemán no se le puede dar cuartel y jamás debe tener ninguna representación en el gobierno alemán porque siempre ha traicionado a Alemania como lo hizo en la guerra pasada". Y también dice "cuando yo vivía en Viena los judíos Ashkenazim ya estaban conspirando para adueñarse del gobierno de todos los países de Europa. La verdadera conspiración judía internacional, la llamada Internacional, nació en Viena. Yo la ví nacer. Viena era en ese entonces un nido de judíos conspiradores de todos los campos".
Cuando Hitler tomó el poder, Alemania estaba todavía exhausta de la última guerra. Pero la economía nacionalista condujo a Alemania por un nuevo camino. Los Estados Unidos no habían podido dar trabajo a los once millones de desocupados que tenía, en cambio, Alemania, 20 veces más pequeña, ya había dado pan y trabajo a los seis millones de desocupados que había heredado Hitler.
¿Cómo funcionaba el sistema?. La economía alemana no se preocupaba de que en el banco hubiera o no divisas o reservas de oro. Emitía papel moneda, creaba una nueva fuente de trabajo, daba empleo a los desocupados, aumentaba la producción (incluída la bélica) y ese mismo aumento era la garantía del dinero emitido. En vez de que el oro respaldara al billete del banco, ERA EL TRABAJO EL QUE LO HACÍA.
En otras palabras, la riqueza no era el oro ni el dinero, sino el trabajo mismo. Como era de esperarse, esta política económica de Hitler acabó con los judíos. Hasta ahora el judía siempre había preguntado si había dinero para empezar una obra. En cambio, Hitler no hacía esa pregunta, ponía a trabajar a los desocupados y la obra ya terminada tenía un valor por sí misma. El dinero vendría después como símbolo de ese valor intrínseco.
En otras palabras. Para el judío el oro era primero y el trabajo después. Para el alemán el trabajo era primero y el oro después. La razón por la cual con los judíos no se acababa el desempleo era que si el judío no prestaba el dinero entonces la obra no se podía empezar y los desocupados nunca podían empezar a trabajar. Hitler, como sabemos, acabó rápido con los judíos y les hizo saber que se podían ir con su oro a otra parte. Para los mismos banqueros alemanes, acostumbrados a la "escuela judía" el desconcierto debió ser grande.
Hitler habló al señor Schacht (ministro de Economía) y le dijo: " la razón de la gran estabilidad de nuestra moneda es que los especuladores están en los campos de concentració, todas estas cosas son simples y naturales, lo fundamental es no permitir que los judíos metan en ella sus narices".