saca-al-tarado
Clásico
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- 22 Mar 2006
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Una sumisa o alguna que presente determinadas pautas de sumisión puede resultar divertida una temporada para quienes tenemos la mente putrefacta pero nada más; al cabo de un tiempo se convierten en una presencia asfixiante y puede que hasta peligrosa.
Durante algún tiempo tuve una relación que por convención llamaremos de follamistad - no lo era estrictamente, pues de follar mucho pero de sentir amistad por ella nada- con una mujer proclive a la sumisión o como mínimo a la autohumillación.
"Ponte para que te dé por el culo", y se ponía. "Déjame en paz ahora", y se arrebujaba en un rincón de la cama para no molestarme. "Ahora que te he follado sal desnuda del coche, pasea hasta allá por el aparcamiento y vuelve", y salía. "Vete a lavarte al agua, pero que vean lo sucia que has sido", y se iba tras haberme hecho una mamada en un rincón de la playa nudista, con mi lefa resbalándole aún por la cara y las tetas a la vista de otros. "Entra en el chat y exhíbete con la cam para quien yo te indique", y al poco rato se estaba haciendo un dedo ante cualquier desconocido/a. "Te has ganado un par de hostias", y al recibirlas se relamía de gusto al tiempo que reprimía una lágrima de dolor.
Sin embargo este tipo de mujer acaba por ser agotadora. Siempre está exigiendo, eso sí desde una actitud en apariencia callada y suplicante, que se vaya un poco más adelante para sentirse más utilizada, puta y repugnante ante sí misma y los demás. Acaban por saturar con su perpetua necesidad de humillación y su dependencia, más acusada que la de otra mujer con menor carga de taras, puede terminar con la paciencia y las energías de cualquiera.
Durante algún tiempo tuve una relación que por convención llamaremos de follamistad - no lo era estrictamente, pues de follar mucho pero de sentir amistad por ella nada- con una mujer proclive a la sumisión o como mínimo a la autohumillación.
"Ponte para que te dé por el culo", y se ponía. "Déjame en paz ahora", y se arrebujaba en un rincón de la cama para no molestarme. "Ahora que te he follado sal desnuda del coche, pasea hasta allá por el aparcamiento y vuelve", y salía. "Vete a lavarte al agua, pero que vean lo sucia que has sido", y se iba tras haberme hecho una mamada en un rincón de la playa nudista, con mi lefa resbalándole aún por la cara y las tetas a la vista de otros. "Entra en el chat y exhíbete con la cam para quien yo te indique", y al poco rato se estaba haciendo un dedo ante cualquier desconocido/a. "Te has ganado un par de hostias", y al recibirlas se relamía de gusto al tiempo que reprimía una lágrima de dolor.
Sin embargo este tipo de mujer acaba por ser agotadora. Siempre está exigiendo, eso sí desde una actitud en apariencia callada y suplicante, que se vaya un poco más adelante para sentirse más utilizada, puta y repugnante ante sí misma y los demás. Acaban por saturar con su perpetua necesidad de humillación y su dependencia, más acusada que la de otra mujer con menor carga de taras, puede terminar con la paciencia y las energías de cualquiera.