F.O.L.L.A.R. Fictional Opera Linguistic-Limited Augmented Reality

Sir Ano de Bergerac

La becaria de Aramís Fuster.
Registro
10 Abr 2007
Mensajes
15.910
Reacciones
9.819
Partiendo de la psicología clínica y mi interpretación sui generis de sus conceptos podemos trazar un eje que va de la neurosis a la esquizofrenia. En los dominios de la neurosis se encuentra la necesidad de fijar todos los factores propios y ajenos para que sean idénticos a una imagen dada, por el contrario, el paciente esquizofrénico puede verse disuelto por el mundo circundante, dejándose envolver hasta perder la noción de sí mismo. La neurosis provoca angustia, la esquizofrenia es delirante.

En su primer libro Niezsche filosofa sobre los influjos de Apolo y Dionisio. Lo apolíneo es capaz de inducir el orden en las gentes envenenando con la ilusión de que las ideas prefiguran a las cosas y por lo tanto las jerarquías y los órdenes son una especie de mandato superior, lo dionisíaco por su parte agita personalidad del individuo, lo saca de sus casillas y hace que se pierda en un universo en el que no existen el bien y el mal. La intención de Nietzsche no era tanto sugerir un mundo puramente dionisiaco como criticar lo sumamente apolíneo que es el nuestro.

En mi caso particular la experiencia estética ha sido siempre el gran disolvente de neurosis. En el arte uno debe ser capaz de perderse en el objeto. Atended bien a este poema de Rilke:


TORSO DE APOLO ARCAICO



No conocemos la inaudita cabeza

en que maduraron sus pupilas. Pero

el torso arde aún igual que candelabro

donde su vista reducida tan sólo



se mantiene y fulge. Si no, no podría

cegarte el curvado pecho, ni en el giro

leve del muslo vagara una sonrisa

hacia aquel centro en que gravitaba el sexo.



Si no fuera hermosa esta piedra trunca

bajo la caída clara de los hombros,

no luciera así igual que piel de fiera,



ni irisara desde todos sus contornos

como una estrella: pues ahí no hay un punto

que no te vea. Has de cambiar tu vida.

¡Has de cambiar tu vida! Eso no os lo esperabais ¿eh? A mi me sigue dejando de piedra ese final. Condensa ese momento, bien podría tildar de postcoital (¿sabéis que hay quienes se quedan ligeramente deprimidos después de correrse? a mí me ha ocurrido un par de veces) de volver a uno mismo, enjaularte de nuevo tras los barrotes del yo habiendo saboreado quizás una pizca de verdadera libertad. Uno vuelve a sí convencido de que algo significativo ha debido ocurrir, las cosas no pueden seguir yendo de la misma manera a partir de ahora. Pero si no eres capaz de mantener esa tensión, ese recuerdo de que las cosas pueden ser de otra manera, gradualmente te olvidas y el orden y las ideas vuelven a regir tu vida. Naturalmente.
 
Última edición:
Partiendo de la psicología clínica y mi interpretación sui generis de sus conceptos podemos trazar un eje que va de la neurosis a la esquizofrenia. En los dominios de la neurosis se encuentra la necesidad de fijar todos los factores propios y ajenos para que sean idénticos a una imagen dada, por el contrario, el paciente esquizofrénico puede verse disuelto por el mundo circundante, dejándose envolver hasta perder la noción de sí mismo. La neurosis provoca angustia, la esquizofrenia es delirante.

En su primer libro, Niezsche filosofa sobre los influjos de Apolo y Dionisio. Lo apolíneo es capaz de inducir el orden en las gentes envenenando con la ilusión de que las ideas prefiguran a las cosas y por lo tanto las jerarquías y los órdenes son una especie de mandato superior, lo dionisíaco por su parte agita personalidad del individuo, lo saca de sus casillas y hace que se pierda en un universo en el que no existen el bien y el mal. La intención de Nietzsche no era tanto sugerir un mundo puramente dionisiaco como criticar lo sumamente apolíneo que es el nuestro.

En mi caso particular la experiencia estética ha sido siempre el gran disolvente de neurosis. En el arte uno debe ser capaz de perderse en el objeto. Atended bien a este poema de Rilke:


TORSO DE APOLO ARCAICO



No conocemos la inaudita cabeza

en que maduraron sus pupilas. Pero

el torso arde aún igual que candelabro

donde su vista reducida tan sólo



se mantiene y fulge. Si no, no podría

cegarte el curvado pecho, ni en el giro

leve del muslo vagara una sonrisa

hacia aquel centro en que gravitaba el sexo.



Si no fuera hermosa esta piedra trunca

bajo la caída clara de los hombros,

no luciera así igual que piel de fiera,



ni irisara desde todos sus contornos

como una estrella: pues ahí no hay un punto

que no te vea. Has de cambiar tu vida.

¡Has de cambiar tu vida! Eso no os lo esperabais ¿eh? A mi me sigue dejando de piedra ese final. Condensa ese momento, bien podría tildar de postcoital (¿sabéis que hay quienes se quedan ligeramente deprimidos después de correrse? a mí me ha ocurrido un par de veces) de volver a uno mismo, enjaularte de nuevo tras los barrotes del yo habiendo saboreado quizás una pizca de verdadera libertad. Uno vuelve a sí convencido de que algo significativo ha debido ocurrir, las cosas no pueden seguir yendo de la misma manera a partir de ahora. Pero si no eres capaz de mantener esa tensión, ese recuerdo de que las cosas pueden ser de otra manera, gradualmente te olvidas y el orden y las ideas vuelven a regir tu vida. Naturalmente.

La marca no me la se, pero en el retiro a los negros que le dan al disolvente tambien se les va bastante
 
Última edición:
La marca no me la se, pero en el retiro a los negros que le dan al disolvente tambien se les va bastante

En mis tiempos era esa:

42695882_19440083.jpg


Te ibas 6 o 7 planetas más allá. Recuerdo obsesionarme con el concepto de 'infinito'.
 
Podemos utilizar este hilo para hablar sobre:

a) colocarse con disolvente
b) la depresión postcoital
c) vuestras obsesiones y cómo las combatis, foreros
d) norteño: travelos y decoración de interiores
 
Podemos utilizar este hilo para hablar sobre:

a) colocarse con disolvente
b) la depresión postcoital
c) vuestras obsesiones y cómo las combatis, foreros
d) norteño: travelos y decoración de interiores
e) nigros y marronada en general (novedad en el PL)


La dualidad, la dialéctica griega. Las dos caras de la moneda. Seguramente todo venga del Oriente, de ese Ying-yang, origen del adusto dios vengador Yavé en contraste con el bondadoso Dios Jehová...

El número dos, el sistema binario, nunca me gustaron.
El alegre cinco, el misterioso siete, la tercera vía. El tercero en discordia. El siempre feliz Atleti.
Los rebeldes impares, los electrones desapareados, en contra del cartesianismo castrante de la paridad, de los octetes completos, planos , aburridos, gas noble, inercia, no pasa nada.

Buen hilo mi pana
 
¿sabéis que hay quienes se quedan ligeramente deprimidos después de correrse?

"Tristeza post coitum
No me mires a la cara.
Papaíto sale
Pero volverá mañana"

cantaban Siniestro Total en una canción sobre abusos, incesto... Siempre me preguntaba si realmente podía ser así, si el bajonazo tras el clímax es de tal calibre que del placer pasas a la pena.
 
Puede que la mayor audacia de la generación millennial haya sido acuñar el concepto de normie. La generación anterior había inventado la palabra friki; friki nace en el seno de programas como crónicas marcianas y como bien conocéis deriva de la palabra anglosajona freak, que quiere decir algo así como monstruo de circo. Pronto el concepto se extendió a un ámbito más amplio y todo aquel que tenía unos intereses más o menos minoritarios se convertía en un friki de tal o friki de cual. Así, normie nace como antítesis de lo friki, desprecia esa pulsión gregaria de moderarse, de adaptarse de la manera más pacífica posible a la masa social limando las aristas de la excentricidad y tomando unas costumbres y un sentido del humor que apagan cualquier atisbo de vida (una derivación un poco más específica de todo esto es lo cuñado, que al igual que friki es una creación patria).

El concepto normie tiene la brillantez de hacer popular contenidos filosóficos mucho más densos y abtrusos como la conciencia burguesa, la alienación, el uno heideggeriano. Todo el mundo es capaz de entender que esa tendencia humana de querer parecer y presentarse como normal es la cobardía y la estupidez de los que no se atreven a vivir sin complejos.

Es divertido comprobar que este complejo dialéctico se cierra de la siguiente forma: lo friki se vuelve normie y lo normie se vuelve friki. Lo friki asumiendo su excentricidad busca en sus posiciones que esa excentricidad se acepte, se normalice y así acaba por apagar su propia vida, su autenticidad. Lo normie, en su afán por encajar y ser aceptado, se desplaza hacia una excentricidad radical en la que cada uno busca situarse en el punto de aquello que no es y nunca podrá ser, la homologación al resto de la sociedad.




Siempre me preguntaba si realmente podía ser así, si el bajonazo tras el clímax es de tal calibre que del placer pasas a la pena.
Así es. Y cuanto más pleno el coito, más acusado el bajón al volver en sí.
 
Última edición:
A veces las obsesiones son un motor de escape,últimamente busco fotos de moderadoras para usar de referencia en un busto ,sacar un molde para hacerme una copia de látex.
 
"Tristeza post coitum
No me mires a la cara.
Papaíto sale
Pero volverá mañana"

cantaban Siniestro Total en una canción sobre abusos, incesto... Siempre me preguntaba si realmente podía ser así, si el bajonazo tras el clímax es de tal calibre que del placer pasas a la pena.

“Omne animal post coitum triste est”, ya lo decía Galeno.
 
Tomar un objeto manufacturado y buscar sus entrañas, su cara no visible; asistir a la crudeza de su exposición íntima y reconocer la amabilidad del ornamento como si la ingeniería que lo sustenta no fuera la faceta más agradable a la hora de convivir con él. Hemos aprendido a observar la piel y el pelo de nuestros cuerpos como ornamento y nos horroriza si se manifiesta inesperadamente la imagen de un interior que antes funcionaba silencioso y oculto. Preferimos que exista una carcasa. Otorgamos (creemos que alguien lo hizo por nosotros) a la cara visible de las cosas el acceso principal a partir del cual se articulan toda una serie de lógicas afines a mostrarse, aparecer. Sin embargo, no nos libramos de cierta sensación de sospecha cuando accedemos a ellas a través del aspecto bajo el que parecen indicarnos cómo han de ser vistas, pues tenemos la intuición suspicaz de que, como una ilusión, llevan nuestra atención a un punto que nos distrae de lo realmente decisivo. De acuerdo con este error, no consideramos poseer una auténtica sensación de dominio sobre la cosa hasta que no descubrimos algún secreto, algo que nos permita comprender las relaciones ocultas que ligan lo más visible con lo menos visible. Pero si dejamos que la paranoia nos invada, tirando de la cortina del teatro, y descubrimos entre bambalinas a los actores fumando junto a los decorados de cartón-piedra quizá nos engañemos pensando haber resuelto los misterios del cuento cuando sólo los habremos cerrado en falso. Y pronto se apoderará de nosotros la sensación de haber mandado todo al traste.
 
Partiendo de la psicología clínica y mi interpretación sui generis de sus conceptos podemos trazar un eje que va de la neurosis a la esquizofrenia. En los dominios de la neurosis se encuentra la necesidad de fijar todos los factores propios y ajenos para que sean idénticos a una imagen dada, por el contrario, el paciente esquizofrénico puede verse disuelto por el mundo circundante, dejándose envolver hasta perder la noción de sí mismo. La neurosis provoca angustia, la esquizofrenia es delirante.

En su primer libro Niezsche filosofa sobre los influjos de Apolo y Dionisio. Lo apolíneo es capaz de inducir el orden en las gentes envenenando con la ilusión de que las ideas prefiguran a las cosas y por lo tanto las jerarquías y los órdenes son una especie de mandato superior, lo dionisíaco por su parte agita personalidad del individuo, lo saca de sus casillas y hace que se pierda en un universo en el que no existen el bien y el mal. La intención de Nietzsche no era tanto sugerir un mundo puramente dionisiaco como criticar lo sumamente apolíneo que es el nuestro.

En mi caso particular la experiencia estética ha sido siempre el gran disolvente de neurosis. En el arte uno debe ser capaz de perderse en el objeto. Atended bien a este poema de Rilke:


TORSO DE APOLO ARCAICO



No conocemos la inaudita cabeza

en que maduraron sus pupilas. Pero

el torso arde aún igual que candelabro

donde su vista reducida tan sólo



se mantiene y fulge. Si no, no podría

cegarte el curvado pecho, ni en el giro

leve del muslo vagara una sonrisa

hacia aquel centro en que gravitaba el sexo.



Si no fuera hermosa esta piedra trunca

bajo la caída clara de los hombros,

no luciera así igual que piel de fiera,



ni irisara desde todos sus contornos

como una estrella: pues ahí no hay un punto

que no te vea. Has de cambiar tu vida.

¡Has de cambiar tu vida! Eso no os lo esperabais ¿eh? A mi me sigue dejando de piedra ese final. Condensa ese momento, bien podría tildar de postcoital (¿sabéis que hay quienes se quedan ligeramente deprimidos después de correrse? a mí me ha ocurrido un par de veces) de volver a uno mismo, enjaularte de nuevo tras los barrotes del yo habiendo saboreado quizás una pizca de verdadera libertad. Uno vuelve a sí convencido de que algo significativo ha debido ocurrir, las cosas no pueden seguir yendo de la misma manera a partir de ahora. Pero si no eres capaz de mantener esa tensión, ese recuerdo de que las cosas pueden ser de otra manera, gradualmente te olvidas y el orden y las ideas vuelven a regir tu vida. Naturalmente.
Reality es con una L.
 
“Omne animal post coitum triste est”, ya lo decía Galeno.
Porque es el momento en que sabes de qué va la vida, lo insustancial que es, el no morirse, la reproducción y la emisión a chorros de adn para que la pútrida especie sobreviva.
Cuando te mueres debe ser parecido, pero claro no vives para deprimirte y ponerte triste, ese lujo insustancial únicamente al alcance de los sucios mamíferos.
 
Puede que la mayor audacia de la generación millennial haya sido acuñar el concepto de normie. La generación anterior había inventado la palabra friki; friki nace en el seno de programas como crónicas marcianas y como bien conocéis deriva de la palabra anglosajona freak, que quiere decir algo así como monstruo de circo. Pronto el concepto se extendió a un ámbito más amplio y todo aquel que tenía unos intereses más o menos minoritarios se convertía en un friki de tal o friki de cual. Así, normie nace como antítesis de lo friki, desprecia esa pulsión gregaria de moderarse, de adaptarse de la manera más pacífica posible a la masa social limando las aristas de la excentricidad y tomando unas costumbres y un sentido del humor que apagan cualquier atisbo de vida (una derivación un poco más específica de todo esto es lo cuñado, que al igual que friki es una creación patria).

El concepto normie tiene la brillantez de hacer popular contenidos filosóficos mucho más densos y abtrusos como la conciencia burguesa, la alienación, el uno heideggeriano. Todo el mundo es capaz de entender que esa tendencia humana de querer parecer y presentarse como normal es la cobardía y la estupidez de los que no se atreven a vivir sin complejos.

Es divertido comprobar que este complejo dialéctico se cierra de la siguiente forma: lo friki se vuelve normie y lo normie se vuelve friki. Lo friki asumiendo su excentricidad busca en sus posiciones que esa excentricidad se acepte, se normalice y así acaba por apagar su propia vida, su autenticidad. Lo normie, en su afán por encajar y ser aceptado, se desplaza hacia una excentricidad radical en la que cada uno busca situarse en el punto de aquello que no es y nunca podrá ser, la homologación al resto de la sociedad.
La mitad no lo entiendo y hay palabras que no sé qué significan, pero te lo compro.
 
Arriba Pie