F.O.L.L.A.R. Fictional Opera Linguistic-Limited Augmented Reality

“En mi vida de consumidor, habré conocido tres productos perfectos: los zapatos Paraboot Marche, el combinado ordenador portátil-impresora Canon Libris y la parka Camel Legend. He amado apasionadamente estos productos, me habría pasado la vida en su compañía, comprando periódicamente, a medida que se fueran gastando, productos idénticos. Se había establecido una relación perfecta y fiel que me hacía ser un consumidor feliz. Mi vida no lo era en absoluto, desde todos los puntos de vista, pero al menos tenía esto: a intervalos regulares podía comprarme un par de mis zapatos favoritos. Es poco pero es mucho, sobre todo cuando se tiene una vida interior bastante pobre. Pues bien, me han privado de esta alegría, esta alegría sencilla. Al cabo de unos años, mis productos favoritos han desaparecido de las estanterías, lisa y llanamente han dejado de fabricarlos; y en el caso de mi pobre parka Camel Legend, sin duda la más hermosa jamás fabricada, sólo sobrevivió una temporada… -Empezó a llorar, lentamente, con grandes lagrimones, se sirvió otro vaso de vino-. Es brutal, ¿sabe usted?, terriblemente brutal.”
Por eso, el sentido común manda hacer acopio de esos productos mágicos que nos alegran la vida, antes de que desaparezcan para siempre como lagrimas entre la lluvia.

Es algo que siempre hago y que seguiré haciendo. Ese tipo de productos son pocos, por los que el aprovisionamiento merece la pena, independientemente de que sean cazadoras, zapatos o desodorante.
 
Ya hemos hablado lo suficiente de ella. Conozcamos de una vez a la Diosa:

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En una visita al médico, ambos roles, médico y paciente, se sacan de quicio hasta extrañarse para participar nouménicamente de la sintomatología. -Me duele la barriga -aclara el paciente. Y ese dolor de barriga campa a sus anchas por el cuerpo del paciente. Retorcijones, fluidos que se elevan a lo largo del intestino grueso, dolor agudo. Vamos a hacer las cosas un poco más sencillas, centrémonos en el dolor agudo. ¿Cómo podríamos describir el dolor agudo? ¿Hablamos de un pinchazo? ¿El dolor agudo sería lo opuesto dialécticamente del dolor grave? ¿Qué es el dolor grave? Quizá sea fallida la comparativa si tomamos los conceptos grave y agudo de la terminología sonora, pero vamos a intentarlo: en el caso de lo grave se hace complicado encontrar la correspondencia de un dolor determinado con el sonido del bajo eléctrico o de la tuba. Yo al menos no sabría, nunca he sentido un dolor que pudiera describir como tal. La identidad del dolor agudo con la del sonido agudo nos es mucho más familiar, es fácil encontrar la correspondencia. Dolores punzantes, sonidos punzantes. La concentración, la intensidad recogida en un punto pequeño, eso es lo punzante. Y decimos punzante porque sentimos que nos atraviesa, como si pequeños alfileres entrasen. Como si, como si. Ya empiezo a darme cuenta de la trampa.


El paciente despliega un como sí más o menos preciso. El médico toma este como sí y lo coteja heurísticamente para encontrar patrones sintomatológicos. Es un método que suele funcionar porque el diagnóstico es trasladado a otro terreno del como sí que se llama enfermedad, que categoriza con criterios científicos todo este campo de estados alterados de la salud. Pero el terreno del dolor es el terreno de lo real, y lo que duele abre agujeros en la dimensión del mundo organizado. Y descargamos su peso en las palabras asumiendo que describiéndolo vagamente nos ocupamos de su incidencia.


Hay que resignarse. Los dominios del dolor jamás podrán superar la membrana del ek-stasis.
 
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