F.O.L.L.A.R. Fictional Opera Linguistic-Limited Augmented Reality

El mundo medio, nosotros y nuestro entorno molecular cohesionado, forma la base desde la cual se desarrolla la física, por tanto no puede ser ajena ni extraña a nosotros y nuestro lugar/tiempo.
Las magnitudes, sean absolutas o relativas, son proyecciones y adjetivos humanos. Somos nosotros quienes describimos el universo. Lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande es descrito en términos parciales a la medida del ser humano.

Desarrolle su teoría del mundo medio, plox.

Nuestro mundo molecular cohesionado tampoco puede ser el fundamento de la realidad. Un día alguien halla determinadas estructuras matéricas que forman entidades, se deciden los límites de estas entidades en base a una gnoseología, se decide llamar a estas entidades moléculas. Las ciencias positivas son interpretaciones de la realidad pero tienden a confundirse con la realidad misma. Esa realidad misma comienza a ser problemática en el momento que para describirla necesitamos interpretarla. En su interpretación pasamos por alto la diferencia más fundamental: la diferencia ontológica.

Es cierto que las magnitudes son proyecciones humanas ajenas a los hechos mismos. Mi torpe intención era establecer una analogía entre el operar de las ciencias positivas y nuestro discurrir mundano. La física se articula teóricamente en magnitudes que nosotros, los hombres, consideramos ajenos a nuestra experiencia mundana. Así, a partir de fundamentos que tienen su origen en esos planos ilegibles a nuestra experiencia directa, comprobamos sus resultados en forma de aplicacaciones prácticas. De ahí mi referencia a una segunda o tercera vía.

De un modo análogo, propuse el concepto de mundo medio como campo de lo real en el cual se dan los hechos mismos. Estos son interpretados a partir de abstracciones que se realizan manipulando las magnitudes de la experiencia y estableciendo asimismo una gnoseología particular de los fenómenos.
 
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Partiendo de la psicología clínica y mi interpretación sui generis de sus conceptos podemos trazar un eje que va de la neurosis a la esquizofrenia. En los dominios de la neurosis se encuentra la necesidad de fijar todos los factores propios y ajenos para que sean idénticos a una imagen dada, por el contrario, el paciente esquizofrénico puede verse disuelto por el mundo circundante, dejándose envolver hasta perder la noción de sí mismo. La neurosis provoca angustia, la esquizofrenia es delirante.

En su primer libro Niezsche filosofa sobre los influjos de Apolo y Dionisio. Lo apolíneo es capaz de inducir el orden en las gentes envenenando con la ilusión de que las ideas prefiguran a las cosas y por lo tanto las jerarquías y los órdenes son una especie de mandato superior, lo dionisíaco por su parte agita personalidad del individuo, lo saca de sus casillas y hace que se pierda en un universo en el que no existen el bien y el mal. La intención de Nietzsche no era tanto sugerir un mundo puramente dionisiaco como criticar lo sumamente apolíneo que es el nuestro.

En mi caso particular la experiencia estética ha sido siempre el gran disolvente de neurosis. En el arte uno debe ser capaz de perderse en el objeto. Atended bien a este poema de Rilke:


TORSO DE APOLO ARCAICO



No conocemos la inaudita cabeza

en que maduraron sus pupilas. Pero

el torso arde aún igual que candelabro

donde su vista reducida tan sólo



se mantiene y fulge. Si no, no podría

cegarte el curvado pecho, ni en el giro

leve del muslo vagara una sonrisa

hacia aquel centro en que gravitaba el sexo.



Si no fuera hermosa esta piedra trunca

bajo la caída clara de los hombros,

no luciera así igual que piel de fiera,



ni irisara desde todos sus contornos

como una estrella: pues ahí no hay un punto

que no te vea. Has de cambiar tu vida.

¡Has de cambiar tu vida! Eso no os lo esperabais ¿eh? A mi me sigue dejando de piedra ese final. Condensa ese momento, bien podría tildar de postcoital (¿sabéis que hay quienes se quedan ligeramente deprimidos después de correrse? a mí me ha ocurrido un par de veces) de volver a uno mismo, enjaularte de nuevo tras los barrotes del yo habiendo saboreado quizás una pizca de verdadera libertad. Uno vuelve a sí convencido de que algo significativo ha debido ocurrir, las cosas no pueden seguir yendo de la misma manera a partir de ahora. Pero si no eres capaz de mantener esa tensión, ese recuerdo de que las cosas pueden ser de otra manera, gradualmente te olvidas y el orden y las ideas vuelven a regir tu vida. Naturalmente.
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Nuestro mundo molecular cohesionado tampoco puede ser el fundamento de la realidad. Un día alguien halla determinadas estructuras matéricas que forman entidades, se deciden los límites de estas entidades en base a una gnoseología, se decide llamar a estas entidades moléculas. Las ciencias positivas son interpretaciones de la realidad pero tienden a confundirse con la realidad misma. Esa realidad misma comienza a ser problemática en el momento que para describirla necesitamos interpretarla. En su interpretación pasamos por alto la diferencia más fundamental: la diferencia ontológica.

Es cierto que las magnitudes son proyecciones humanas ajenas a los hechos mismos. Mi torpe intención era establecer una analogía entre el operar de las ciencias positivas y nuestro discurrir mundano. La física se articula teóricamente en magnitudes que nosotros, los hombres, consideramos ajenos a nuestra experiencia mundana. Así, a partir de fundamentos que tienen su origen en esos planos ilegibles a nuestra experiencia directa, comprobamos sus resultados en forma de aplicacaciones prácticas. De ahí mi referencia a una segunda o tercera vía.

De un modo análogo, propuse el concepto de mundo medio como campo de lo real en el cual se dan los hechos mismos. Estos son interpretados a partir de abstracciones que se realizan manipulando las magnitudes de la experiencia y estableciendo asimismo una gnoseología particular de los fenómenos.
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Otro ejemplo para el estudio que nos ocupa lo obtenemos prestando atención al proceder de ciencias naturales como la física. La física como disciplina estudia fenómenos que se dan en las magnitudes de lo ridículamente pequeño o lo exageradamente grande. Disfruta encontrando juegos dialécticos que relacionan lo micro con lo macro y obtener de esto unas cuantas leyes que se articulen con precisión en el mundo empírico.

Pronto nos percatamos de que hay un punto ciego. Existe un vastísimo mundo medio en el cual se desarrollan nuestras vidas que parece no tener un interés directo para este campo de estudio. Los resultados prácticos para nuestra experiencia de mundo medio nos llegan en una segunda o tercera vía. El mundo de las magnitudes absurdas es el campo platónico en el cual los fenómenos se vehiculan a través de leyes que siempre son lo puro idéntico. El mundo medio es un terreno lleno de entropía y afecciones imprevistas, un campo estéril e ilegible para la física en el que las intromisiones de la humanidad generan ruido y suciedad, una sistemática corrupción de las ideas bellas.

Y también nosotros, hombres mundanos, nos manejamos con un proceder similar. Utilizamos abstracciones (generalización) o muestras (pormenorización). Estudiamos el ente mayor o la unidad indivisible. Y llamamos a esto saber. Y nos damos cuenta de que esta es la única manera de obtener conocimiento. Pero aún existe un mundo medio que comienza donde termina nuestra piel, que experimentamos sin ser capaces de dominar con la facilidad con la que nos adueñamos de una idea. El mundo medio es irracional y vivimos en él y por él irracionalmente.



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Esto da para mucho más, pero me he cansado de escribir desde el móvil. Si os apetece luego seguimos.
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Puede que la mayor audacia de la generación millennial haya sido acuñar el concepto de normie. La generación anterior había inventado la palabra friki; friki nace en el seno de programas como crónicas marcianas y como bien conocéis deriva de la palabra anglosajona freak, que quiere decir algo así como monstruo de circo. Pronto el concepto se extendió a un ámbito más amplio y todo aquel que tenía unos intereses más o menos minoritarios se convertía en un friki de tal o friki de cual. Así, normie nace como antítesis de lo friki, desprecia esa pulsión gregaria de moderarse, de adaptarse de la manera más pacífica posible a la masa social limando las aristas de la excentricidad y tomando unas costumbres y un sentido del humor que apagan cualquier atisbo de vida (una derivación un poco más específica de todo esto es lo cuñado, que al igual que friki es una creación patria).

El concepto normie tiene la brillantez de hacer popular contenidos filosóficos mucho más densos y abtrusos como la conciencia burguesa, la alienación, el uno heideggeriano. Todo el mundo es capaz de entender que esa tendencia humana de querer parecer y presentarse como normal es la cobardía y la estupidez de los que no se atreven a vivir sin complejos.

Es divertido comprobar que este complejo dialéctico se cierra de la siguiente forma: lo friki se vuelve normie y lo normie se vuelve friki. Lo friki asumiendo su excentricidad busca en sus posiciones que esa excentricidad se acepte, se normalice y así acaba por apagar su propia vida, su autenticidad. Lo normie, en su afán por encajar y ser aceptado, se desplaza hacia una excentricidad radical en la que cada uno busca situarse en el punto de aquello que no es y nunca podrá ser, la homologación al resto de la sociedad.





Así es. Y cuanto más pleno el coito, más acusado el bajón al volver en sí.
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Tomar un objeto manufacturado y buscar sus entrañas, su cara no visible; asistir a la crudeza de su exposición íntima y reconocer la amabilidad del ornamento como si la ingeniería que lo sustenta no fuera la faceta más agradable a la hora de convivir con él. Hemos aprendido a observar la piel y el pelo de nuestros cuerpos como ornamento y nos horroriza si se manifiesta inesperadamente la imagen de un interior que antes funcionaba silencioso y oculto. Preferimos que exista una carcasa. Otorgamos (creemos que alguien lo hizo por nosotros) a la cara visible de las cosas el acceso principal a partir del cual se articulan toda una serie de lógicas afines a mostrarse, aparecer. Sin embargo, no nos libramos de cierta sensación de sospecha cuando accedemos a ellas a través del aspecto bajo el que parecen indicarnos cómo han de ser vistas, pues tenemos la intuición suspicaz de que, como una ilusión, llevan nuestra atención a un punto que nos distrae de lo realmente decisivo. De acuerdo con este error, no consideramos poseer una auténtica sensación de dominio sobre la cosa hasta que no descubrimos algún secreto, algo que nos permita comprender las relaciones ocultas que ligan lo más visible con lo menos visible. Pero si dejamos que la paranoia nos invada, tirando de la cortina del teatro, y descubrimos entre bambalinas a los actores fumando junto a los decorados de cartón-piedra quizá nos engañemos pensando haber resuelto los misterios del cuento cuando sólo los habremos cerrado en falso. Y pronto se apoderará de nosotros la sensación de haber mandado todo al traste.
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Otro ejemplo para el estudio que nos ocupa lo obtenemos prestando atención al proceder de ciencias naturales como la física. La física como disciplina estudia fenómenos que se dan en las magnitudes de lo ridículamente pequeño o lo exageradamente grande. Disfruta encontrando juegos dialécticos que relacionan lo micro con lo macro y obtener de esto unas cuantas leyes que se articulen con precisión en el mundo empírico.

Pronto nos percatamos de que hay un punto ciego. Existe un vastísimo mundo medio en el cual se desarrollan nuestras vidas que parece no tener un interés directo para este campo de estudio. Los resultados prácticos para nuestra experiencia de mundo medio nos llegan en una segunda o tercera vía. El mundo de las magnitudes absurdas es el campo platónico en el cual los fenómenos se vehiculan a través de leyes que siempre son lo puro idéntico. El mundo medio es un terreno lleno de entropía y afecciones imprevistas, un campo estéril e ilegible para la física en el que las intromisiones de la humanidad generan ruido y suciedad, una sistemática corrupción de las ideas bellas.

Y también nosotros, hombres mundanos, nos manejamos con un proceder similar. Utilizamos abstracciones (generalización) o muestras (pormenorización). Estudiamos el ente mayor o la unidad indivisible. Y llamamos a esto saber. Y nos damos cuenta de que esta es la única manera de obtener conocimiento. Pero aún existe un mundo medio que comienza donde termina nuestra piel, que experimentamos sin ser capaces de dominar con la facilidad con la que nos adueñamos de una idea. El mundo medio es irracional y vivimos en él y por él irracionalmente.



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Esto da para mucho más, pero me he cansado de escribir desde el móvil. Si os apetece luego seguimos.
Permítame corregirlo maestro.
No el fondo filosófico, sino la forma que ha excogido para la alegoría. Pienso que está usted (h/)errado

Es que las leyes de la física, que son en su base newtonianas (ese gran científico total, también filósofo y estudioso de la Biblia, y SI HOMO al parecer, el CIENTÍFICO), luego corregidas un poco por el Einstein ese; esas leyes funkcionan bien, explican y miden casi perfectamente todos los fenomenos que nos encontramos en nuestra vida cotidiana, en nuestro mundo de nuestro tamaño.
Esas leyes no funcionan para nada en el microcosmos, submundo atómico, ó el macro cosmos, el espacio espacial. Ahí hay que hacer aproximaciones y cuentas de la vieja para ir tirando.


Sepa disculpar. Usted prosiga con la brocha y el hilazo

K♂rma y suyo en Isaac Newton.
 
Permítame corregirlo maestro.
No el fondo filosófico, sino la forma que ha excogido para la alegoría. Pienso que está usted (h/)errado

Es que las leyes de la física, que son en su base newtonianas (ese gran científico total, también filósofo y estudioso de la Biblia, y SI HOMO al parecer, el CIENTÍFICO), luego corregidas un poco por el Einstein ese; esas leyes funkcionan bien, explican y miden casi perfectamente todos los fenomenos que nos encontramos en nuestra vida cotidiana, en nuestro mundo de nuestro tamaño.
Esas leyes no funcionan para nada en el microcosmos, submundo atómico, ó el macro cosmos, el espacio espacial. Ahí hay que hacer aproximaciones y cuentas de la vieja para ir tirando.


Sepa disculpar. Usted prosiga con la brocha y el hilazo

K♂rma y suyo en Isaac Newton.
Si no digo que la ciencia positiva no sea capaz de predecir nuestra experiencia fenoménica, digo que lo hacen desde un estudio de lo micro/macro. Fuerzas tales como la gravedad o la electromagnética se estudian desde sus implicaciones atómicas a los movimientos de galaxias.
 
Nuestro mundo molecular cohesionado tampoco puede ser el fundamento de la realidad. Un día alguien halla determinadas estructuras matéricas que forman entidades, se deciden los límites de estas entidades en base a una gnoseología, se decide llamar a estas entidades moléculas. Las ciencias positivas son interpretaciones de la realidad pero tienden a confundirse con la realidad misma. Esa realidad misma comienza a ser problemática en el momento que para describirla necesitamos interpretarla. En su interpretación pasamos por alto la diferencia más fundamental: la diferencia ontológica.

Es cierto que las magnitudes son proyecciones humanas ajenas a los hechos mismos. Mi torpe intención era establecer una analogía entre el operar de las ciencias positivas y nuestro discurrir mundano. La física se articula teóricamente en magnitudes que nosotros, los hombres, consideramos ajenos a nuestra experiencia mundana. Así, a partir de fundamentos que tienen su origen en esos planos ilegibles a nuestra experiencia directa, comprobamos sus resultados en forma de aplicacaciones prácticas. De ahí mi referencia a una segunda o tercera vía.

De un modo análogo, propuse el concepto de mundo medio como campo de lo real en el cual se dan los hechos mismos. Estos son interpretados a partir de abstracciones que se realizan manipulando las magnitudes de la experiencia y estableciendo asimismo una gnoseología particular de los fenómenos.
Es evidente que toda descripción fenomenológica tiene una parte constructivista que obliga a interpretar y encajar lo percibido dentro de estructuras lógicas fabricadas exprofeso y por tanto, la realidad queda deformada.
Pero...¿acaso hay otra forma de experimentar que no sea a través del conocimiento proposicional?
No podemos tener un conocimiento directo de la inmensidad, pues no somos omniscientes.
Nuestros sentidos y percepciones, aún las abstracciones matemáticas, funcionan en cierto modo parecido al principio de incertidumbre de Heisenberg y es nuestra propia observación la que determina el resultado y nos impide ver la totalidad del fenómeno, nunca podremos situarlo fuera de su huella en el Universo.
Quizá peque de un tinte perspectivista, pero toda disquisición fenomenológica está determinada por la interpretación (codificación de lo observado/imaginado/deducido) que es una condición indispensable para su existencia.
No hay irrealidad en nuestra percepción. Es nuestra propia realidad.
 
No hay irrealidad en nuestra percepción. Es nuestra propia realidad.

Está muy bien explicado. Esta última frase lo resume muy bien.

Mi intención no era tanto hablar sobre epistemología como aplicar este principio (que se puede entender con más facilidad desde ahí) a una, por así decirlo, subjetividad radical. Percibir en la mundanidad de nuestros actos más insignificantes cómo se despliega el mundo a partir del espíritu puede constituir la disolución de (por volver a los conceptos del principio) un exceso de neurosis.
 
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Hace falta una reacción tipo "zzZZzz". Reacción bergeraciana, la llamaría.
 
Percibir en la mundanidad de nuestros actos más insignificantes cómo se despliega el mundo a partir del espíritu puede constituir la disolución de (por volver a los conceptos del principio) un exceso de neurosis.

Ninguno de nuestros actos son mundanos ni insignificantes. Son el eje de la realidad, pues ésta se describe siempre desde nuestra perspectiva. La existencia queda determinada por la descripción, nada existe sin tener un nombre, un número, un calculo, un sonido o una imagen.
La realidad es un sistema autocontenido pero no es lineal.
¿Existiria Dios si nosotros no lo hubiéramos creado?
 
Lo que se conocía como los Universales?
O más bien lo contrario?

( bueno, sepan disculpar, y sigan, sigan)

Karme estoy haciendo el micropenis un lío.
 
Ninguno de nuestros actos son mundanos ni insignificantes. Son el eje de la realidad, pues ésta se describe siempre desde nuestra perspectiva. La existencia queda determinada por la descripción, nada existe sin tener un nombre, un número, un calculo, un sonido o una imagen.
La realidad es un sistema autocontenido pero no es lineal.
¿Existiria Dios si nosotros no lo hubiéramos creado?

Sí, claro, siempre hablando desde esa subjetividad a la que apelaba. Insignificante desde nuestro punto de vista (la palabra mundano me da más problemas a la hora de eliminarla). Esto va de destruir el mundo reificado y las ilusiones congénitas a estar a los mandos de nuestro sistema lógico.
 
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Una retícula se despliega sobre el campo de lo real. La retícula se extiende hasta las fronteras de nuestros dominios, hacia los límites de lo cognoscible. Sobre esta retícula tomamos notas al pie: referencias, coordenadas. Un niño señala un punto del campo y pregunta por qué. Se le muestra la enciclopedia con nuestras notas al pie y se le dice que ahí está todo. Insiste con aquella costumbre tan molesta que tienen los niños insolentes replicando a cada explicación con un nuevo por qué en una vorágine que no tiene fin ¡Si está todo ahí, en los papeles está! Que los estudie concienzudamente y algún día él también será capaz de desplegar retículas y reglar la realidad. Dominar.

También nosotros jugamos, aunque menos que el niño, aún jugamos. Estas coordenadas nos orientan en el campo de juego. Sobre ellas se acumulan latitudes, longitudes, mediciones atmosféricas, análisis químicos, sucesos históricos, puntualizaciones eruditas, escándalos y bromas. Sentimos que lo que sabemos no lo es todo, pero confiamos en que algún día el conocimiento será más riguroso y completo.

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Pero bajo esta malla de erudición sigue bullendo una especie de horror arcaico que nos llama sin conocer nuestro nombre. Las cosas mismas se agitan para desprenderse de sus coordenadas y se nos aparecen extrañas. Cuanto más familiares más extrañas. Perdemos la capacidad de orientarnos y asirnos en los puntos que habíamos establecido anteriormente ¿Es un brote de esquizofrenia? Lo real es terrible. Distinguimos entre ese fondo de extrañeza una figura que bien podría ser una alucinación. Le ponemos el nombre de una diosa: Mana. Es mucho más antigua que el misericorde dios de los judíos. Su efigie coincide con la de una naturaleza implacable que quita y da en rigor de leyes cósmicas que se escapan a nuestro precario entendimiento.
 
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Yo ninguno, paso. Pero todos se ríen de tus sesudas reflexiones. No entiendo por qué sigues prestándote al escarnio público. No me hace sentir nada bien ver semejante espectáculo.
Agradezco el pudor y el sentido del rídiculo tan desarrollado que tienes, pero no lo comparto. Ya que me la suda bastante ese supuesto escarnio público al que estoy siendo sometido, seguiré vomitando estas sesudas reflexiones cuando me venga en gana. Puedes dejar de entrar si tan desagradable te resulta.
 
¿Es esto otro pasito para el Subforo Alquimia?

Sir Ano, ¿usas la relación áurea en tus mierdas? ¿Queriendo o sin querer? Yo sí que la uso, claro que así lo cobro también.

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Yo sustituyendo una amalgama de plata por un composite. Splendor Solis.
 
¿Es esto otro pasito para el Subforo Alquimia?

Eso espero. Ya no sé cómo pedirlo. Al final me voy a tener que rebajar a mandarle un mp a la administración.

Sir Ano, ¿usas la relación áurea en tus mierdas? ¿Queriendo o sin querer? Yo sí que la uso, claro que así lo cobro también.
Simplemente me pongo el Lateralus de Tool y dejo que me invada el espíritu de Fibonacci.
 
Eso espero. Ya no sé cómo pedirlo. Al final me voy a tener que rebajar a mandarle un mp a la administración.
:nomejodas:

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Al lío.
Me epató en su relato el párrafo de la diosa Maná.
Sepa ilustrar un poco a este cato mental:
- Con ello quiere decir que los efectos son anteriores, o bien se confunden los tiempos , con las causas.
- Ó bien va de indeterminación. De eso de que es imposible determinar el Origen.

No se amiç. Usted siga, perseverando es como se llega a ver la lulz.

Ka®ma mongoalkímika
 
Hoy mismo quería retomar esto con otro episodio que estaba meditando hasta que casi me doy de hostias con un chino. A ver si encuentro el momento.

:nomejodas:

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Al lío.
Me epató en su relato el párrafo de la diosa Maná.
Sepa ilustrar un poco a este cato mental:
- Con ello quiere decir que los efectos son anteriores, o bien se confunden los tiempos , con las causas.
- Ó bien va de indeterminación. De eso de que es imposible determinar el Origen.

No se amiç. Usted siga, perseverando es como se llega a ver la lulz.

Ka®ma mongoalkímika


Por intentar explicarlo de manera más evidente, que no precisa: el concepto de mana (sin tilde) en antropología hace referencia a una conciencia divinizadora de la naturaleza (Mana (antropología) - Wikipedia, la enciclopedia libre). Esta conciencia nos parece previa a la nuestra porque eregimos dioses piadosos, antropomorfos y civilizados. Pero como en cada momento dialéctico en estos juegos alquímicos o cabalísticos que voy desarrollando, los conceptos, de pura saturación, acaban volviendo sobre sí mismos y se revierten.

Únicamente de este modo es posible reencontrarnos con esta conciencia arcaica y casi olvidada en su faceta más actual, más insospechadamente moderna. De tal modo en la esquizofrenia en el saber del presente, en donde los atributos se acumulan sobre la cosa hasta confundirse con la cosa misma, uno puede verse poseído por el extrañamiento del ser de las cosas y sentir el horror que sentían los que adoraban a la diosa porque la temían. Este es un horror fuera de toda convención, es el desasimiento de no encontrar en el mundo entero refugio que proteja del implacable y cruel destino. Construimos este parque de juego con sus normas, sus costumbres y sus límites; hemos olvidado que la diosa aún tiene la capacidad de abrir boquetes en nuestro mundo.
 
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