iskariote
Freak total
- Registro
- 18 Abr 2006
- Mensajes
- 15.023
- Reacciones
- 9.233
Leyendo tu versión de los hechos parece que estés pagando fantas a escote. Pero si te sirve de algo mi experiencia:Algún amigo con experiencia en rusas ya me ha comentado algo parecido cuando les hablé de la eslava. Que son muy lentas y frías, que acabas pensando que no quieren nada contigo hasta que un día de pronto caen. Al hilo de lo tuyo y lo de mi amigo me interesa saber la opinión del pana @iskariote que ya ha leído algo pero no se pronuncia.
Cuando fui a Moscú a conocer a la que hoy es mi mujer, tenía muy claro que iba a mesa puesta. No voy a dar detalles de las guarradas que nos pudiéramos haber dicho o no, por decoro, pero pillé hotel con sauna y ducha acristalada mirando a una cama redonda, con conocimiento por su parte.
No era yo novato en entrar a matar en la primera cita tampoco, nunca me comió el miedo en el uno contra uno.
Pero fue encontrarnos y después de meses de lo que era una relación ya, a pesar de la distancia, nos saludamos con un abrazo que me pareció tibio.
Acabé con ampollas de la ruta turística por Moscú, que te tienes casi que pillar un taxi para cruzar la calle. Miro atrás y todavía hoy recuerdo los momentos y los lugares en los que tenía el culo torcido pensando si la cosa se habría enfriado al verme, si se habría decepcionado.
Y venga ir en metro, y ver la universidad de Moscú con su estrella roja, y las vistas de la ciudad desde su explanada. Era una guía turística excepcional pero yo no veía ninguna apertura, sólo conté uno de esos silencios incómodos que son el momento clave y duró lo justo para que las dudas que arrastraba me hicieran fallar los reflejos antes de reanudar el paseo.
Menos mal que llegamos al hotel, cogimos las maletas de la consigna y al entrar allí antes de que se quitara el abrigo ya la tenía encañonada por la espalda.
Y no te creas tampoco que soltó lo que alguna española sí habría dicho: "ya era hora". No. Al lío y todo muy bien, pero qué suspense me hizo pasar. Con los años me he adaptado y sé interpretar los microgestos de estatua, pero para los enfados, el cansancio o la frustración ha sido tres cuartos de lo mismo, un puto enigma para un español acostumbrado a los gritos y los aspavientos.
Así les luce el cutis, sin arrugas.