Hace unas semanas cogiendo las mierdas de la playa me encontré al mismísimo espíritu santo en un hueco del balcón. Le metí un viaje con la camiseta para que se fuera a tomar por culo, pero tenía huevos. Quién era yo para condenar a dos pollos? Así que me propuse observar el milagro palomero de la vida e igual hasta se podría tratar de lagartos bolivianos.
Al poco tiempo salieron estos seres del averno con la puta napia infernal esa. Yo esperaba minipalomas, y que volaran a mi alrededor como si fueran de dibujos animados, pero si llega a echar a volar el bicho ese le hubiese metido fuego al balcón.
Bueno después parece que mejoraron un poco. Les puse nombre; Jose Luis por mi abuelo que no se llamaba Jose Luis, y Ricardo, un compañero que tenía la misma nariz que la paloma anterior.
Con el tiempo estos bichos se ponían cada vez más feos. Ricardo no paraba de abrir y cerrar el pico como si estuviera a tope de M y a Jose Luis le importaban tres cojones.
Al final Ricardo sufrió un paro cardiaco y pasó lo inevitable. Le dí con un palo varias veces y lo tiré al contenedor. Jose Luis desapareció sin dejar rastro y ya no podría seguir observando la evolución palomera.
Pero un día apareció desde Innsmouth el famoso Jose Luis. Nunca supe donde se había metido, pero ahí estaba el hijo de puta otra vez. Creí que se fue a por tabaco ocuando se encontró a su hermano paloma muerto, pero había vuelto, en forma de chapas!
Decidí que Jose Luis, pese a ser más feo que su puta madre, lo haría ser un grande en el mundo de las palomas. Le preparé una oficina y tras varios días de duro estudio, por fin se sacó el curso. Así fue como Jose Luis obtuvo su permiso de armas y fundó su negocio.
Al poco tiempo de formar su negocio, José Luis tras varios problemas emocionales y problemas con el alcohol, decidió que era hora de cambiar de vida, pensó en cosas alegres y se lanzó a volar con vistas de un futuro mejor. Pero no voló y cayó como el bitcoin hasta parar a la acera donde mordisqueaba un cable.
Me puse a ver el fútbol mientras decidía o no darle otra oportunidad a José Luis. Me bebí una litrona y cuando terminó el partido fui a ver que tal andaba. Me encontré con lo inevitable; salmorejo de paloma on the Street. Así que se me antojó un bocadillo de atún con pimientos y me fui rápidamente a la cocina a preparármelo.
Esta es la historia de superación que emocionó a Spielberg. Dos hermanos condenados a un terrible final. Espero que hayáis disfrutado del artículo de la gente de Bart.
Me llamo Kalkulón, tengo 32 años y estoy soltero.