Espero que los clubes con equipos femeninos, como el Betis, estén tomando buena nota de todo este esperpento, porque les va a estallar en la cara a ellos también más pronto que tarde.
Si este grupo de hijas de puta ha sido capaz de cambiar la estructura de la RFEF y el organigrama técnico de la Selección, lo pueden hacer con cualquier equipo de su liga de mierda o de la Liga (la de verdad). Ha quedado demostrado que si se ponen farrucas y estiran la cuerda lo suficiente, tendrán a las instituciones públicas junto a ellas, porque lo que no quiere un político son problemas de impopularidad ni perder votos.
No tardará en llegar el día que, con un nuevo berrinche, exijan jugar en los estadios de los clubes, aunque estén vacíos, o que la partida presupuestaria de un club sea paritaria entre sus secciones masculina y femenina, sin importar el aporte de cada una de ellas al total del presupuesto.
Unos directivos inteligentes, ante la situación que se está creando, estarían por un lado poniendo buena cara ante los medios y dando todo su apoyo a las afectadas y, por el otro, buscando con sus abogados cómo disolver su sección femenina lo antes posible y de la manera más rápida existente, aunque haya que soltar 15 millones en indemnizaciones a las jugadoras. Pero no, los putos clubes, con su buenismo de mierda y su afán por quedar bien por ese miedo irracional al que dirán y a la lapidación social, pudiendo elegir entre deshonor y guerra han elegido deshonor, y vive Dios que tendrán la guerra, como diría Churchill.