Si bien considero mi punto fuerte la técnica, tampoco me quedaría corto diciendo que soy el puto amo y señor de los perfiles de sabores. Juego como un mago con ellos y los dispongo como me sale del pene. Soy capaz de enfocar un plato de una manera picante y resolverlo semisalado sin tener que tirarlo ¿por qué? No lo sé, soy puto amo como filimbo con la polla.
Hoy, unos tortellinis dulces con jamón cocido.
Pensaba lo básico, pasta, nata y jamón. Pero como la pasta tarda una eternidad, me he puesto a picar cebolla en juliana, la he caramelizado con miel y ajo. Añadimos el jamón en cuadraditos y, claro, el jamón es dulce, ¡vaya pastel! Solución, tres golpes de pimentón picante y dos de pimienta blanca. Ligamos con medio cazo del agua de cocer la pasta, reducimos y añadimos la nata para cocinar. Chup chup hasta que coja color y queso tranchete para fundir. Añadimos los tortellini y LA PUTA MADRE QUE BUENO QUE ESTÁ.
El equilibrio dulce/picante es perfecto. Comienza con dulce, el salado del queso del interior de los tortellinis choca con él y llega la deliciosa y contundente nata para rematar con un picor muy muy suave y seco en el fondo de la lengua. L' perfection.