Como algunos de los habituales de este hilo ya sabrá, he pasado unos días en la capital del Reino de Granada, que se llama homónimamente.
Así pues, aquí paso a contaros la largamente esperada
CRÓNICA DE UN VIAJE A GRANADA
(Capítulo I)
Escudo de Granada
El día 23 del corriente será largamente recordado porque como admin de PL visité la capital del foro, cuna de foreros como @
jopepe @
Refugiado @
Spawner @Uncle y sus clones, @
ensaladadeestacas, @
curro jimenez [sic], el retrasado mental de @
eldanisimo y otros hijos de puta, amén de lugar de residencia de otros como @
Armin Tamzarian, moderador que es de esta casa. Iba a ir @
mundele, pero al final dijo que pasaba porque la
bandera de la ciudad le da un dolor de cabeza que pa qué, así que no tuve más remedio que ir yo. Puta bida, tete.
Encontré acomodo en el Hotel Andalucía Center, recomendación de ensaladadeestacas. Mal comienzo, porque en contra de lo que nos dicen los libros, los mapas y la creencia popular, Granada no se encuentra en Andalucía, y si no os lo creéis ahora viene el propio ensalada o curro y os lo explica, que ya veréis qué coñazo os van a dar con el tema.
La gachí de recepción nos hizo entrega a mi acompañante y a mí de unas tarjetas que decía que abrían la puerta de una habitación, y tras preguntarle si no tenían una llave normal que lo de forzar puertas con tarjeta es muy peliculero y que no se me da bien comprobamos que, efectivamente, no nos estaba tomando el pelo. Llegamos a la habitación, abrimos la maleta, nos pusimos los trajes de baño y a los cinco minutos aquello parecía un campamento de gitanos con todo por medio. En la terraza tenían una alberca grande y una alberquilla con burbujas de las que hicimos uso antes de proceder a darnos un garbeo por la ciudad.
Para desplazarnos hacia el centro de la ciudad usamos, sí, amigos, la LAC, medio de transporte con el que ensaladadeestacas, curro y otros han dado el PUTO COÑAZO hasta dar ganas de vomitar durante semanas en el hilo-coñazo de Granada del General. La LAC no es ni más ni menos que un autobús largo. Hete tú ahí el objeto de tanta diatriba, un puto autobús de mierda. Así de preocupados viven en Granada que el número uno de las listas es UN PUTO AUTOBÚS.
Iniciamos el paseo subiendo por la Carrera del Darro y el Paseo de los Tristes (aka Foro Ligue), pintoresquísima y bonita calle por la que estaba teniendo lugar la Dogflute International Fashion Week 2016, y así pudimos no sólo observar el paisaje sino las últimas tendencias en la moda perroflauta que lo está partiendo en Europa: rastas, cabezas de mujeres rapadas al cero por los lados, sobacos silvestres, tatuajes repugnantes en las tetas, ir sin camiseta y con unos pantalones arrancados de las fauces de un lobo a tenor de los rasgones que lucían, pies negros y tres perros de diferentes edades atados con una cuerda gorda. Como complemento se lleva este año la guitarra y, para ellas, los pantalones cagaos. Siguen vigentes los porros y, cómo no, un pestazo como de no haberse duchado desde que Boabdil cogió las maletas. También se debe tener unas ladillas como centollos si quieres resultar authentic.
Cuánto hijo de puta suelto, cuánto costroso de mierda, cuánta chusma, cuánta falta les hace una guerra a tanto niñato y a tanta putilla. El porqué de la existencia de tanto asqueroso en Granada se me escapa, no sé a santo de qué van todos ahí, igual es la Meca de los perroflautas y se te purifica el alma si te paseas descalzo por el Albaicín, pero el caso es que no he visto semejante colección de zánganos en mi vida. El viajero debe ir avisado de esto, y provisto de un pincho largo para evitar que te rocen. No es tarea fácil esto último, así que también se recomienda zotal en cantidades industriales.
Luego de echar el bofe por las empinadas y empedradas cuestas del Albaicín, de admirar la belleza de la Alhambra reflejando los ocres rayos del crepúsculo en sus centenarios muros, perdernos por sus intrincadas y hermosas callejuelas, meternos en una mezquita que había por ahí y que no merece mayor consideración y contemplar el atardecer desde un mirador, procedimos a bajar de nuevo hacia el centro.
Todas las fotos son hechas por mí con el puto móvil, porque a la altura de Ocaña me di cuenta de que había olvidado la cámara en Madrid, y ya no era plan volver. Bien por mí.
Calle típica, con sus cuestas y sus escaleras y sus empedraos. Gracias a ello hay viejos que viven ahí que no han podido salir de casa desde 1987.
A lo lejos, los muros de La Alhambra.
Turistas buscando acomodo en primera línea para sacar la foto para subir al instagram. La foto enseña unas vistas de la Alhambra, el que la vea se creerá que su coleguita está ahí disfrutando de la tranquilidad, mirando al horizonte y absorto en elevados y poéticos pensamientos, pero no: está como piojo en costura dándose codazos con otros guiris para sacar foto con la que fardar.
Hay calles enrejadas, para que evitar que te caigas y te partas la crisma si te asomas un poco demasiado por el poyete.
Chumberas, casas de adobe, pisos VPO y catedrales renacentistas en la misma foto. Only in Granada.
Como decía, bajamos hacia el centro atravesando la calle Elvira, donde se dan cita, entre profundo pestazo a marroquinería, los guiris que quieren vivir la experiencia de estar en un zoco árabe pero en Europa, los árabes que quieren sentirse como en un zoco árabe pero en Europa y teterías donde dan el palo a los turistas que se creen que están en un sitio árabe pero en Europa. Fotos de la calle tenéis en Google, ahí no saqué ninguna porque era todo por y para guiris, y porque vi algún que otro moro, y con esta gente mejor no hacer exhibición de tecnología moderna, que tienen la mano larga.
En mi cabeza había un objetivo a cumplir: visitar el celebérrimo bar Los Diamantes, donde cuenta la leyenda que te ponen unas tapas que no se las salta un gitano; no hace falta que hagas un gasto enorme para que te den unos platos del tamaño de un orinal: pides una caña, tapa al canto; pides una coca cola, tapa al canto; pides un agua, tapa; pides la hora, tapa.
Qué emoción, amigos, la que me embargaba cuando crucé el umbral de Los Diamantes. Por fin iba a ver todo eso. Podía ser, incluso, que me encontrara con ensaladadeestacas discutiendo sobre nazis o la LAC o lo que sea (como si le hiciera falta un tema para discutir) en la barra. La ruski, que no estaba avisada del tema, me miraba con extrañeza. Pedí dos cervezas, y nos pusieron esto:
Sí, amigos. En Granada piensan que pelar las gambas es de mariquitas. Que nadie se ha muerto por comerse las gambas sin pelar. Que pa qué pelar las gambas si lo que no mata engorda. Pues las rebozo tal cual vienen, trabajo que me ahorro y el que venga detrás que arree. Qué pelar gambah ni pollah. A tomar por culo, oiga. Después de semejante experiencia con las costumbres culinarias locales decidimos que mejor nos sentábamos y nos pedíamos otra ronda, dispuestos, esta vez sí, a comernos lo que fuera con cáscara y todo, aunque fueran ostras. Nos pusieron unos trocitos de bacalao bastante ricos.
Decidimos tomarnos el resto de la noche para pasear por la ciudad y entrar en diferentes bares y probar diferentes tapas. Así, caminamos sin rumbo por la zona del centro, haciendo caso omiso del mapa que teníamos en Google maps con vuestras recomendaciones, y entrando a la aventura, a pecho descubierto. Mal asunto este, porque por error entramos en un sitio donde nos dieron una puta bazofia ante la cual el muerto de hambre de @
Entelequia, aka @
Verruga, aka @Galan de noche, retiraría la mirada con una mueca de asco. No quiero relatar de nuevo lo que nos pusieron, pero, amigos, qué puto horror. Luego nos encontramos con lo que luego me enteré que era el Los Diamantes original, en la calle Navas, y allí que volvimos a pedirnos bebidas y a ponernos lo que nos pusieran, que fue, a saber: boquerones rebozados, bastante bien, y una sepia a la plancha, bastante bien también. Lástima que ya hubiera gastado mi ilusión en el primer Los Diamantes en el que entré, me hizo menos, pero al menos sé que ensaladadeestacas no arrugará el hocico por no haberle hecho caso. Le agradezco, en cualquier caso, las recomendaciones.
Y después, paseo hasta el LAC y al hotel. Al día siguiente nos esperaba La Alhambra. Pero eso ya lo cuento mañana.