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Muerto por dentro
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La Perrina anulando las vacaciones del año que viene en 3, 2 ...
¿Eso es que quiere que le dé zumo de pera o que no?
Viajes Granada
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¿Eso es que quiere que le dé zumo de pera o que no?
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Tú qué crees, piratón
Edit. las putas peras, la que me van a dar hoy
Ojo cuidao que he ligado. Ya paro con el forochat.
Spawner
Muerto por dentro
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Bueno, de todo hay. Algunos turistas quieren vivir en el centro de la ciudad, pero a su rollo y sin los inconvenientes de los hoteles. Además, en los apartamentos pueden hacerse su comida mierder del Mercadona y ahorrar un poco. Yo tampoco lo he hecho nunca pero, depende de dónde esté situado el apartamento, me lo plantearía.
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Ya dije en el primer momento que si se trataba de cuestión económica vale. En mi caso, que tengo 5 días de vacaciones al año, crees que voy a andar haciendo compras, comidas, lavando platos, etc...? Con lo bien que nos va últimamente que los muchachos ni comen esos días, se alimentan a base de yogures y risketos exclusivamente, así que nosotros podemos comer lo que queramos, cuándo queramos y dónde queramos. Cojonudo.
Normal que haya que echarse la siesta después de comer. Por la mañana a hacer la compra, luego sal a hacer turismo, vuelve a hacer la comida, comer y recoger para volver a salir otra vez por la tarde. No lo veo, sinceramente.
nikilauda
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A mi me la sopla, yo almuerzo bocadillo en el bar, como todos los días, esté en apartamento o en hotel.
Comer y cenar, fuera también y si la señora llega con mal cuerpo porque no han tenido en cuenta su alergia, se come sus yogures ultra especiales y sus mierdas y tan feliz.
No es cuestión de dinero, amigo minorista, es cuestión unas veces de espacio, otras de ubicación, otras de plaza de parking (tira tú a aparcar en el albaycín), etc. De hecho, suele salir algo más caro que un hotel, eso yes.
Estas vacaciones llevo tres destinos: dos de apartamento y uno de hotel, y en todos de puta madre. El siguiente es hotelón, porque así ha tocado y así lo ha ordenado mi señora.
Enviado desde el selular, disculpen que no me explaye.
Comer y cenar, fuera también y si la señora llega con mal cuerpo porque no han tenido en cuenta su alergia, se come sus yogures ultra especiales y sus mierdas y tan feliz.
No es cuestión de dinero, amigo minorista, es cuestión unas veces de espacio, otras de ubicación, otras de plaza de parking (tira tú a aparcar en el albaycín), etc. De hecho, suele salir algo más caro que un hotel, eso yes.
Estas vacaciones llevo tres destinos: dos de apartamento y uno de hotel, y en todos de puta madre. El siguiente es hotelón, porque así ha tocado y así lo ha ordenado mi señora.
Enviado desde el selular, disculpen que no me explaye.
MarcoKra
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Me sumo a lo dicho por NikiLauda.
No siempre es por cuestión de dinero.
Nosotros fuimos cinco a París, en los hoteles de París, en el centro, no hay habitaciones triples, teníamos que coger tres habitaciones y eso ya se disparaba de presupuesto. Cogimos un apartamento de dos dormitorios en el barrio judío. Al lado del hotel de Ville.
Los niños por la noche querían cenarse un kebap, y luego usar el wifi del apartamento para ver una peli en el portatil o guasapear.
Yo en lugar de pillar unas habitaciones en el distrito 24, estaba en el centro, bajaba a pasear al pie del Sena y a tomar unas tablas de patés y de queso en pleno centro. Andando por la ciudad de noche. Para mí un plus extra para las vacaciones.
En Londres pillé otro, céntrico, y a dos patadas de la Torre de Londres. Desde las siete de la mañana zapateando, arriba y abajo, viendo cosas, y a la noche vuelta al apartamento, pillar algo rápido en el Sainsbury cercano y a casa a cenar y descansar para el día siguiente.
Además si los niños son pequeños, comen mejor y los sacas ya desayunados.
La verdad es que a mí me parece una buena manera de viajar.
Ir a un hotel de cuatro estrellas en todos los viajes, haría que pudiera viajar menos. Imagino que son cuestiones de elecciones.
El finde que viene voy a Asturies y allí me pillo hotel para dos noches. Pero no me llevo a mis hijos.
No siempre es por cuestión de dinero.
Nosotros fuimos cinco a París, en los hoteles de París, en el centro, no hay habitaciones triples, teníamos que coger tres habitaciones y eso ya se disparaba de presupuesto. Cogimos un apartamento de dos dormitorios en el barrio judío. Al lado del hotel de Ville.
Los niños por la noche querían cenarse un kebap, y luego usar el wifi del apartamento para ver una peli en el portatil o guasapear.
Yo en lugar de pillar unas habitaciones en el distrito 24, estaba en el centro, bajaba a pasear al pie del Sena y a tomar unas tablas de patés y de queso en pleno centro. Andando por la ciudad de noche. Para mí un plus extra para las vacaciones.
En Londres pillé otro, céntrico, y a dos patadas de la Torre de Londres. Desde las siete de la mañana zapateando, arriba y abajo, viendo cosas, y a la noche vuelta al apartamento, pillar algo rápido en el Sainsbury cercano y a casa a cenar y descansar para el día siguiente.
Además si los niños son pequeños, comen mejor y los sacas ya desayunados.
La verdad es que a mí me parece una buena manera de viajar.
Ir a un hotel de cuatro estrellas en todos los viajes, haría que pudiera viajar menos. Imagino que son cuestiones de elecciones.
El finde que viene voy a Asturies y allí me pillo hotel para dos noches. Pero no me llevo a mis hijos.
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Yo me he pillao un hotel con piscina en la terraza para Granada. Cuando en semana santa estuve en Barcelona, me pillé apartamento cerca de la estación de Sants.
Igual la discusión de Airb'n'b vs Hotel da para hilo aparte. Lo dejo al gusto del moderador, o incluso podéis abrir hilo.
Igual la discusión de Airb'n'b vs Hotel da para hilo aparte. Lo dejo al gusto del moderador, o incluso podéis abrir hilo.
Señorita Pepis
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Me confirman por el pingajo que, excepcionalmente, por la importancia del acontecimiento, nos van a cerrar durante un día la Alhambra para celebrar en sus instalaciones, una lúdica reunión con foreros de la zona e ILG. Con viandas de la Alpujarra. No está aún confirmada la asistencia de la rusa teen.
nikilauda
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Lo malo de estos hoteles, en algunos casos, es el tamaño de la piscina. Una vez estuve en uno en Madrid que había remodelado la azotea e instalado una "pileta" en la que no cabía ni el 5℅ de guiris focines hospedados.
Claro claro, a dar coordenadas para que la forisma se acerque a hacer sugerencias, pedir que se pague algo, sostobar a la rusa...
Enviado desde el selular, disculpen que no me explaye.
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Borrado el troleo estúpido de Señorita Pepis.
A la siguiente te comes un ban por subnormal.
No te quiero volver a ver pisar este hilo.
A la siguiente te comes un ban por subnormal.
No te quiero volver a ver pisar este hilo.
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Acabo de meterle una chapa sobre lo que tiene que visitar en Granada a un alemán que lo ha flipado. Y lleva viniendo 5 años aquí. Curro, cuando se ha enterado que la selva negra no es exclusiva de Alemania se iba a morir
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Amasijo de clones
Leyenda
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Lo he flipado yo leyendo tu post y llevo 15. La mitad de las cosas que has dicho ni las conocía.
Por cierto @ilovegintonic en Granada hay también un sitio guapo al que puedes ir con la ruski, es en lo alto de un edificio un restaurante giratorio desde el que vas viendo toda la ciudad mientras comes. Eso sí, es bastante caro. Según la web está ahora cerrado por obras, pero con un poco de suerte para finales de agosto está abierto de nuevo.
https://www.panoramic360.es/index.php/es/
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Me lo apunto también por si acaso. Gracias, Armin.
Está claro que las recomendaciones de estacas hay que seguirlas. Al menos al respecto de Granada, claro, no nos volvamos locos.
Está claro que las recomendaciones de estacas hay que seguirlas. Al menos al respecto de Granada, claro, no nos volvamos locos.
Spawner
Muerto por dentro
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Pero en el Panoramic la comida era bastante mierder para el precio que tenía, no sé si la habrán mejorado. El que yo te dije, Tartessos, está en el edificio de en frente y tiene las mismas vistas. Eso sí, no gira como el otro, pero la comida era sensiblemente superior.
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Puedes añadir estas recomendaciones a la ruta
https://museosefardidegranada.es/es/
https://www.granadatur.com/monumento/122-palacio-de-los-olvidados/
Aquí un poco de historia sobre la Granada judía
Garnata al Yahud
Granada es una ciudad andaluza, célebre por su glorioso pasado musulmán, su patrimonio artístico (especialmente la Alhambra y los palacios nazaríes) y su antigua Universidad.
En lo que a los judíos españoles respecta, su nombre va asociado al episodio más triste de la historia sefardí: la promulgación del denominado Decreto de la Alhambra o Edicto de Granada en 1492 por parte de los Reyes Católicos, que acabó (al menos de forma oficial) con la presencia judía en España. Pero poco, muy poco se conoce popularmente acerca del origen judío del asentamiento... aunque desde finales del pasado año 2013, Granada está celebrando con diferentes actos el primer milenio de su fundación oficial, y eso ha hecho que la ciudad vuelva la mirada a sus orígenes.
En 2013, en mitad de la fitna que sacude Al-Ándalus, la antigua e importante ciudad de Medina Elvira, situada junto a la actual localidad de Atarfe, es saqueada y prácticamente destruida, por lo que el caudillo zirí y posterior primer rey de Granada Zawi ben Zirí traslada su corte a un nuevo asentamiento en la margen derecha del río Darro, en el actual Albayzin. Poco a poco, el resto de la población emigra a la nueva ciudad, dejando Medina Elvira totalmente abandonada.
[TABLE="class: tr-caption-container, align: center"]
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[TD="class: tr-caption"]Castillo del Mauror (Torres Bermejas)[/TD]
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En la otra orilla, sobre la colina del Mauror se encontraba ya desde antiguo un núcleo de población denominadoGarnata al Yahud, la "Granada de los judíos", en lo que actualmente es el barrio del Realejo. Con la expansión y riqueza que vive la ciudad durante el mandato del visir judío Samuel ha-naguid ibn Nagrella, las dos Granadas, la de los judíos y la de los musulmanes, se expanden y se unen físicamente, aunque la vida cotidiana se sigue realizando por separado.
Se han hecho estimaciones sobre la población judía que pudo tener la ciudad en aquel momento, y éstas oscilan entre los 5.000 y los 20.000 habitantes. Es una época de esplendor económico y paz social. La taifa de Granada domina vastos territorios, y la población no para de crecer. Entorno a Samuel ibn Nagrella y su mecenazgo se conforma una élite cultural y científica cuya huella perdurará en el tiempo.
Pero tras la caída y muerte de Yusuf ibn Nagrella, y la matanza de judíos el 31 de diciembre del año 1966, en que según las fuentes de la época: "4.000 judíos cayeron en un sólo día", nada volvió a ser lo mismo. Los supervivientes de la barbarie huyeron a Lucena, pasando a engrosar la ya muy numerosa población judía, y contribuyendo de modo decisivo a la pujanza cultural de la ciudad cordobesa.
De esta primera época quedan en el Albayzin los restos de la llamada Alcazaba Cadima, la Puerta de Elvira y en la parte superior del Realejo, la fortaleza del Mauror, conocida también como Torres Bermejas. Pero de la presencia judía no hay apenas rastro: una aljibe en la calle Cuesta de Rodrigo del Campo (actualmente en restauración) y algunas lápidas reutilizadas para la reconstrucción de las Torres Bermejas y de un muro del convento de las Carmelitas Calzadas.
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[TD="class: tr-caption"]Aljibe de Rodrigo del Campo[/TD]
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En la época Almorávide y Almohade, se vuelven a revivir episodios de persecución antijudía, que provocan huídas masivas de la población hacia otros territorios peninsulares e incluso hacia la Provenza.
Con el advenimiento de la dinastía nazarí (1238-1492), vuelve a reinar la tolerancia, aunque el número de habitantes judíos (sobre todo artesanos, comerciantes y prestamistas) es ya por entonces muy reducido. Tras el la entrada en vigor del Edicto de Expulsión en Agosto de 1492, la oscuridad se cierne sobre la historia de los judíos en Granada durante cinco siglos.
Pero no todo está perdido, ya que recientemente se han dado en la ciudad dos iniciativas tendentes a la recuperación de la memoria.
Por una parte, en la Placeta Berrocal, en el Realejo, se encuentra el Museo Sefardí que responde a la iniciativa privada del matrimonio formado por Gabriel Pérez y Beatriz Chevalier.
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[TD="class: tr-caption"]Museo Sefardí de Granada[/TD]
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Por otra parte, en la Cuesta de Santa Inés, en el Albayzin, abrió sus puertas el pasado 2 de Enero el Palacio de los Olvidados, que muestra una colección privada de valiosos objetos litúrgicos y de la vida cotidiana.
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[TD="class: tr-caption"]Palacio de los Olvidados[/TD]
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Ambos centros merecen una entrada propia en este blog, y la tendrán. Podéis seguir los enlaces si os interesa visitarlos. He de decir que ambas iniciativas me parecen magníficas y complementarias y un ejemplo a seguir en la recuperación de la memoria de Sefarad.
Granada es una ciudad andaluza, célebre por su glorioso pasado musulmán, su patrimonio artístico (especialmente la Alhambra y los palacios nazaríes) y su antigua Universidad.
En lo que a los judíos españoles respecta, su nombre va asociado al episodio más triste de la historia sefardí: la promulgación del denominado Decreto de la Alhambra o Edicto de Granada en 1492 por parte de los Reyes Católicos, que acabó (al menos de forma oficial) con la presencia judía en España. Pero poco, muy poco se conoce popularmente acerca del origen judío del asentamiento... aunque desde finales del pasado año 2013, Granada está celebrando con diferentes actos el primer milenio de su fundación oficial, y eso ha hecho que la ciudad vuelva la mirada a sus orígenes.
En 2013, en mitad de la fitna que sacude Al-Ándalus, la antigua e importante ciudad de Medina Elvira, situada junto a la actual localidad de Atarfe, es saqueada y prácticamente destruida, por lo que el caudillo zirí y posterior primer rey de Granada Zawi ben Zirí traslada su corte a un nuevo asentamiento en la margen derecha del río Darro, en el actual Albayzin. Poco a poco, el resto de la población emigra a la nueva ciudad, dejando Medina Elvira totalmente abandonada.
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[TD="class: tr-caption"]Castillo del Mauror (Torres Bermejas)[/TD]
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En la otra orilla, sobre la colina del Mauror se encontraba ya desde antiguo un núcleo de población denominadoGarnata al Yahud, la "Granada de los judíos", en lo que actualmente es el barrio del Realejo. Con la expansión y riqueza que vive la ciudad durante el mandato del visir judío Samuel ha-naguid ibn Nagrella, las dos Granadas, la de los judíos y la de los musulmanes, se expanden y se unen físicamente, aunque la vida cotidiana se sigue realizando por separado.
Se han hecho estimaciones sobre la población judía que pudo tener la ciudad en aquel momento, y éstas oscilan entre los 5.000 y los 20.000 habitantes. Es una época de esplendor económico y paz social. La taifa de Granada domina vastos territorios, y la población no para de crecer. Entorno a Samuel ibn Nagrella y su mecenazgo se conforma una élite cultural y científica cuya huella perdurará en el tiempo.
Pero tras la caída y muerte de Yusuf ibn Nagrella, y la matanza de judíos el 31 de diciembre del año 1966, en que según las fuentes de la época: "4.000 judíos cayeron en un sólo día", nada volvió a ser lo mismo. Los supervivientes de la barbarie huyeron a Lucena, pasando a engrosar la ya muy numerosa población judía, y contribuyendo de modo decisivo a la pujanza cultural de la ciudad cordobesa.
De esta primera época quedan en el Albayzin los restos de la llamada Alcazaba Cadima, la Puerta de Elvira y en la parte superior del Realejo, la fortaleza del Mauror, conocida también como Torres Bermejas. Pero de la presencia judía no hay apenas rastro: una aljibe en la calle Cuesta de Rodrigo del Campo (actualmente en restauración) y algunas lápidas reutilizadas para la reconstrucción de las Torres Bermejas y de un muro del convento de las Carmelitas Calzadas.
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En la época Almorávide y Almohade, se vuelven a revivir episodios de persecución antijudía, que provocan huídas masivas de la población hacia otros territorios peninsulares e incluso hacia la Provenza.
Con el advenimiento de la dinastía nazarí (1238-1492), vuelve a reinar la tolerancia, aunque el número de habitantes judíos (sobre todo artesanos, comerciantes y prestamistas) es ya por entonces muy reducido. Tras el la entrada en vigor del Edicto de Expulsión en Agosto de 1492, la oscuridad se cierne sobre la historia de los judíos en Granada durante cinco siglos.
Pero no todo está perdido, ya que recientemente se han dado en la ciudad dos iniciativas tendentes a la recuperación de la memoria.
Por una parte, en la Placeta Berrocal, en el Realejo, se encuentra el Museo Sefardí que responde a la iniciativa privada del matrimonio formado por Gabriel Pérez y Beatriz Chevalier.
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Por otra parte, en la Cuesta de Santa Inés, en el Albayzin, abrió sus puertas el pasado 2 de Enero el Palacio de los Olvidados, que muestra una colección privada de valiosos objetos litúrgicos y de la vida cotidiana.
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Ambos centros merecen una entrada propia en este blog, y la tendrán. Podéis seguir los enlaces si os interesa visitarlos. He de decir que ambas iniciativas me parecen magníficas y complementarias y un ejemplo a seguir en la recuperación de la memoria de Sefarad.
La Alcaicería granadina.
El término árabe al-qaysariyya dio en castellano la palabra alcaicería; procede del término latino caesar, que a su vez proviene del griego, y designaba un mercado imperial o del César. Esta denominación hace referencia al emperador Justiniano, que concedió al pueblo árabe el derecho al comercio de la seda. Este tipo de construcción se designa en Oriente mediante la palabra persa khân, posada de caravanas. Se entiende por alcaicería un conjunto de comercios que pertenecen al patrimonio real y que se dedican principalmente a la venta de la seda y otros tejidos de gran valor importados de Oriente. Entre las ciudades que poseen una alcaicería, están Granada, Córdoba, Sevilla o Toledo. Se las llegó a comparar por su importancia a la Alcaicería de Fez, aunque la de la ciudad marroquí es de mayor tamaño.
Se calcula que la Alcaicería de Granada se construyó en los siglos XIV-XV. Las primeras referencias que se tienen al respecto las encontramos en una carta del monarca Abû Nasr Sa‘d en la que se realiza la venta de dos tiendas situadas en ese lugar. El espacio que ocupaba este laberinto comercial era mucho mayor que el que ocupa actualmente; se extendía desde el muro de la qibla de la mezquita hasta la plaza Bibrambla al oeste. Al sur, se extendía hasta la calle Saqqâtîn (de los ropavejeros) y al este hasta la calle Darbalcata (de los tintoreros). El recinto se dividía en dos zonas, por un lado la zona occidental ocupada por las aduanas y la administración, y por otro la zona oriental que contaba en total con unas 200 tiendas que daban a callejuelas estrechas o plazoletas. Los negociantes de la seda estaban en la calle principal, que atravesaba esta segunda zona comercial por el al-qantara al-jadîda (“puente nuevo”) sobre el Darro y que desembocaba en el funduq al-jadîda (actualmente el Corral del Carbón), la lonja de trigo.
Este espacio se abría al exterior por una decena de puertas distribuidas entre los cuatro puntos cardinales que se cerraban al público al anochecer; además todas las tiendas y sus mercancías quedaban bajo la vigilancia de guardias y perros.
El gobernador de la Alcaicería era nombrado directamente por el gobernador de la Alhambra, pertenecía siempre a la nobleza y residía en el recinto comercial. Se encargaba de dirigir la vigilancia del recinto, del control de los horarios de apertura y cierre, y también del mantenimiento del lugar mediante inspecciones diarias. En cuanto a las tiendas, hubo hasta 200, todas de pequeño tamaño con una única puerta abatible, pintada de ocre rojo, que servía también de persiana para proteger las mercancías de la lluvia y el sol. En aquella época destacaba ya el pavimento de mosaico con motivos románicos y árabes.
Después de la conquista de Granada por los Reyes Católicos, se decidió seguir con la actividad de la Alcaicería, ya que el comercio de la seda y de las telas de lujo constituía una importante fuente de ingresos. Existen documentos históricos de viajeros europeos del siglo XVI al XVII que relatan cómo se desarrollaba esta actividad: había aumentado, en particular, la gama de productos y disminuido progresivamente el número de tiendas.
Las inundaciones de 1478 causaron importantes destrozos y pérdidas materiales; el incendio de 1843, que se originó en una tienda de fósforos, destruyó completamente el conjunto. Las obras de reconstrucción y de restauración fueron muy rápidas, se modificó el trazado de las calles para darle una mayor simetría, en detrimento de su estilo original, confiriéndole el aspecto neoárabe característico de las restauraciones del siglo XIX que encontramos en los monumentos nazaríes.
Qantara
El término árabe al-qaysariyya dio en castellano la palabra alcaicería; procede del término latino caesar, que a su vez proviene del griego, y designaba un mercado imperial o del César. Esta denominación hace referencia al emperador Justiniano, que concedió al pueblo árabe el derecho al comercio de la seda. Este tipo de construcción se designa en Oriente mediante la palabra persa khân, posada de caravanas. Se entiende por alcaicería un conjunto de comercios que pertenecen al patrimonio real y que se dedican principalmente a la venta de la seda y otros tejidos de gran valor importados de Oriente. Entre las ciudades que poseen una alcaicería, están Granada, Córdoba, Sevilla o Toledo. Se las llegó a comparar por su importancia a la Alcaicería de Fez, aunque la de la ciudad marroquí es de mayor tamaño.
Se calcula que la Alcaicería de Granada se construyó en los siglos XIV-XV. Las primeras referencias que se tienen al respecto las encontramos en una carta del monarca Abû Nasr Sa‘d en la que se realiza la venta de dos tiendas situadas en ese lugar. El espacio que ocupaba este laberinto comercial era mucho mayor que el que ocupa actualmente; se extendía desde el muro de la qibla de la mezquita hasta la plaza Bibrambla al oeste. Al sur, se extendía hasta la calle Saqqâtîn (de los ropavejeros) y al este hasta la calle Darbalcata (de los tintoreros). El recinto se dividía en dos zonas, por un lado la zona occidental ocupada por las aduanas y la administración, y por otro la zona oriental que contaba en total con unas 200 tiendas que daban a callejuelas estrechas o plazoletas. Los negociantes de la seda estaban en la calle principal, que atravesaba esta segunda zona comercial por el al-qantara al-jadîda (“puente nuevo”) sobre el Darro y que desembocaba en el funduq al-jadîda (actualmente el Corral del Carbón), la lonja de trigo.
Este espacio se abría al exterior por una decena de puertas distribuidas entre los cuatro puntos cardinales que se cerraban al público al anochecer; además todas las tiendas y sus mercancías quedaban bajo la vigilancia de guardias y perros.
El gobernador de la Alcaicería era nombrado directamente por el gobernador de la Alhambra, pertenecía siempre a la nobleza y residía en el recinto comercial. Se encargaba de dirigir la vigilancia del recinto, del control de los horarios de apertura y cierre, y también del mantenimiento del lugar mediante inspecciones diarias. En cuanto a las tiendas, hubo hasta 200, todas de pequeño tamaño con una única puerta abatible, pintada de ocre rojo, que servía también de persiana para proteger las mercancías de la lluvia y el sol. En aquella época destacaba ya el pavimento de mosaico con motivos románicos y árabes.
Después de la conquista de Granada por los Reyes Católicos, se decidió seguir con la actividad de la Alcaicería, ya que el comercio de la seda y de las telas de lujo constituía una importante fuente de ingresos. Existen documentos históricos de viajeros europeos del siglo XVI al XVII que relatan cómo se desarrollaba esta actividad: había aumentado, en particular, la gama de productos y disminuido progresivamente el número de tiendas.
Las inundaciones de 1478 causaron importantes destrozos y pérdidas materiales; el incendio de 1843, que se originó en una tienda de fósforos, destruyó completamente el conjunto. Las obras de reconstrucción y de restauración fueron muy rápidas, se modificó el trazado de las calles para darle una mayor simetría, en detrimento de su estilo original, confiriéndole el aspecto neoárabe característico de las restauraciones del siglo XIX que encontramos en los monumentos nazaríes.
Qantara
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Esa info la maneja @Spawner. Ensaladas lo del turismo y las tapas y curro creo que lo de la multiculturalidad rusoalemana.
Refugiado
Frikazo
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Hoy en día, con internet, ir a visitar un monumento emblemático (en cualquier lugar del mundo) sin entrada reservada, es de forero nivel vaca sagrada.
MarcoKra
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Yo estuve en en julio del 2008 y las reservé por Internet.
Además no hice cola para entrar.
Todo lo que puedo llevar previamente reservado lo llevo. Es mucho más seguro, sobre todo si es algo que tienes interés en ver.
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El domingo estuve yo en un sitio de esos que se puede reservar por internet y, lógicamente, no lo habíamos hecho. La cola de entradas para internet era infinitamente más pequeña que la normal, pero avanzaba infinitamente más despacio. Vamos, que tampoco se ahorraron tanto tiempo. Dinero no sé.
MarcoKra
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Este tema seguramente daría para hilo propio. Pero yo en la Torre Eiffel reservé por internet y entré directamente, los que compraron las entradas allí, tenían una media de espera de dos horas y media.
Y en el Golden Eye, igual, reserva por internet entrada directa sin esperar, tienen habilitada una entrada propia en ambos sitios y sin la entrada era bastante más tiempo. Cola para sacar la entrada y cola para acceder. Aquí no sé cuánto esperarían, pero la cola era grande.
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