Jägermeister
Aborto de Forero
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- 16 Abr 2012
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Bien queridos, en este hilo podréis contar las mayores borracheras graciosas que todos nos hemos cojido (y sus consecuencias) cuando todavía no habíamos entrado en la universidad.
Por aquellos tiempos viví muchas historias (la mayoría relacionadas con el alcohol y las tías) pero y quien no? Pues como todos tendremos alguna os animo a que la expongáis.
Ahí va la mía:
Bien, esta historia se desarrolla en la urbanización donde yo veraneaba cuando tenía 16 años. El caso es que era una noche especial, estábamos de fiestas y mis padres prolongaron mi hora de llegada hasta las 3 y media de la noche (todo un logro para mi). Los chabales mayores siempre bajaban por la tarde al pueblo a comprar las bebidas u ese día les acpmpañamos para que pudieran sacarnos nuestras botellas de alcohol, pues ninguno tenía los 18 y coche a la vez.
Lo poco que recuerdo de aquella noche es que bebí como un desgraciado, como eso de que podía llegar tarde no paraba de darle al ron... Un ron... Pastoso que lo olías y pensabas que aquello era licor de nutella. En esos tiempos no había dinero para mas... Pensamos que nos habíamos quedado cortos y les pedimos una botella de licor de melocotón a los mayores (que era lo único que estaban dispuestos a darnos) y entre dos amigos y yo la terminamos en media hora. El licor calentorro y asqueroso me empezó a subir a la media hora y yo encantado de la vida, baile y fumé como un hijo puta.
Cuando eran las 3 y media salimos de la "discoteca" y mis amigos y yo nos fuimos todos a casa (antiguo pacto de padres por el cual se especificaba que tu hora de llegada era cuando llegase Fulanito)
La entrada a casa triunfal, no me choqué con nada, me puse el pijama sin hacer ruido, no me hizo falta ninguna luz... Todo de puta madre hasta que me tumbé en la cama... La madre que me parió, aquello parecía el cantábrico... Una presión en la cara... Parecía que iba a empezar a dar vueltas allí mismo... Pues nada dije yo, saque la pierna e intente anclar al Titanic. Pero nada, las ganas de echarlo todo se hicieron alarmantes y con el mismo sigilo con el que entre en cas, salí de mi habitación, pasé la de mis padres y llegué al baño donde el señor "Roca" me estaba llamando a a gritos, me senté en el suelo, abrí la tapa y eché las mayores rabas que hayáis visto en vuestras vidas.
Joder, quince minutos vomitando, olía hasta al puto licor de melocotón que ne había tomado. De repente escucho un ruido de un picaporte, y dije: "ostias, mis padres, que me han pillado!" (mas tarde supe que solamente era mi hermana pequeña) y claro como esconder todo es percal, pues nada bajé la segunda tapa, me baje los pantalones y me senté, simulando que estaba cagando, así si me pillaban en el baño y que era ese extraño olor como a melocotón pues nada era obra de mi cacao espantoso.
Esperé y esperé para que no me pillaran y al final.. Pues, Claro, me quedé dormidisimo apoyado en el lavabo...
al días siguiente me desperté en la cama un un mini charco verde en la almohada (vomité inconsciientemente, supongo) y al bajar a desayunar estaba mi madre con una cara.. El trayecto que dice ella que hicieron hasta meterme en la cama todavía no lo he llegado a recordar.
Esta fue mi historia mas lamentable que tuve con el alcohol de joven, de donde me llevé algo interesante: nunca mas vuelvas a beber el puto licor de melocotón, y de momento lo llevo a rajatabla.
Castigo: el resto del verano sin salir.
Por aquellos tiempos viví muchas historias (la mayoría relacionadas con el alcohol y las tías) pero y quien no? Pues como todos tendremos alguna os animo a que la expongáis.
Ahí va la mía:
Bien, esta historia se desarrolla en la urbanización donde yo veraneaba cuando tenía 16 años. El caso es que era una noche especial, estábamos de fiestas y mis padres prolongaron mi hora de llegada hasta las 3 y media de la noche (todo un logro para mi). Los chabales mayores siempre bajaban por la tarde al pueblo a comprar las bebidas u ese día les acpmpañamos para que pudieran sacarnos nuestras botellas de alcohol, pues ninguno tenía los 18 y coche a la vez.
Lo poco que recuerdo de aquella noche es que bebí como un desgraciado, como eso de que podía llegar tarde no paraba de darle al ron... Un ron... Pastoso que lo olías y pensabas que aquello era licor de nutella. En esos tiempos no había dinero para mas... Pensamos que nos habíamos quedado cortos y les pedimos una botella de licor de melocotón a los mayores (que era lo único que estaban dispuestos a darnos) y entre dos amigos y yo la terminamos en media hora. El licor calentorro y asqueroso me empezó a subir a la media hora y yo encantado de la vida, baile y fumé como un hijo puta.
Cuando eran las 3 y media salimos de la "discoteca" y mis amigos y yo nos fuimos todos a casa (antiguo pacto de padres por el cual se especificaba que tu hora de llegada era cuando llegase Fulanito)
La entrada a casa triunfal, no me choqué con nada, me puse el pijama sin hacer ruido, no me hizo falta ninguna luz... Todo de puta madre hasta que me tumbé en la cama... La madre que me parió, aquello parecía el cantábrico... Una presión en la cara... Parecía que iba a empezar a dar vueltas allí mismo... Pues nada dije yo, saque la pierna e intente anclar al Titanic. Pero nada, las ganas de echarlo todo se hicieron alarmantes y con el mismo sigilo con el que entre en cas, salí de mi habitación, pasé la de mis padres y llegué al baño donde el señor "Roca" me estaba llamando a a gritos, me senté en el suelo, abrí la tapa y eché las mayores rabas que hayáis visto en vuestras vidas.
Joder, quince minutos vomitando, olía hasta al puto licor de melocotón que ne había tomado. De repente escucho un ruido de un picaporte, y dije: "ostias, mis padres, que me han pillado!" (mas tarde supe que solamente era mi hermana pequeña) y claro como esconder todo es percal, pues nada bajé la segunda tapa, me baje los pantalones y me senté, simulando que estaba cagando, así si me pillaban en el baño y que era ese extraño olor como a melocotón pues nada era obra de mi cacao espantoso.
Esperé y esperé para que no me pillaran y al final.. Pues, Claro, me quedé dormidisimo apoyado en el lavabo...
al días siguiente me desperté en la cama un un mini charco verde en la almohada (vomité inconsciientemente, supongo) y al bajar a desayunar estaba mi madre con una cara.. El trayecto que dice ella que hicieron hasta meterme en la cama todavía no lo he llegado a recordar.
Esta fue mi historia mas lamentable que tuve con el alcohol de joven, de donde me llevé algo interesante: nunca mas vuelvas a beber el puto licor de melocotón, y de momento lo llevo a rajatabla.
Castigo: el resto del verano sin salir.