Gina Gross
Clásico
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- 4 Mar 2006
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Toda la vida llevo yo espiando a mi vecino Rodrigo. Este muchacho es un adonis de 1,80 con unos cuadriceps y unas facciones marcadas que invitan a la perdición. Sin contar que cuando alguna vez he entrado en su casa, el chaval pasea por ésta en gallumbos y que cuando camina por el final del pasillo y cree que nadie le ve, se rasca los genitales como nadie, alimentando así mis pensamientos impuros.
Le dedico cientos de miradas indiscretas por la ventana del patio y hasta una vez conseguí ver parte de su miembro viril. Eso o tenía un bocata en la mano.
Rodrigo, si me estas leyendo, quiero que sepas que siempre te quise. Nunca me gustó jugar a las chapas, ni ir a tu casa a ver "Hugo es la estrella", tampoco me gustaba quedarme en tu casa a comer, porque tu madre concebía las croquetas de bacalao como gigantescos balones de fútbol y eran infumables. Nunca me gustó "el show de Xuxa", fingía sólo para verlo contigo, y cuando tu decias "vaya tetas que tiene", yo la odiaba y moría por dentro.
Por eso y por muchas cosas más, mereces sufrir. Por lo tanto seguiré espiándote toda la vida y observando tu ropa interior en la cuerda del patio. Seguiré dedicándole segundos infinitos a tu trasero y odiándo a esa mujer mediocre que sepa tenerte, porque menuda novia más fea que tienes, hijo mio.
Le dedico cientos de miradas indiscretas por la ventana del patio y hasta una vez conseguí ver parte de su miembro viril. Eso o tenía un bocata en la mano.
Rodrigo, si me estas leyendo, quiero que sepas que siempre te quise. Nunca me gustó jugar a las chapas, ni ir a tu casa a ver "Hugo es la estrella", tampoco me gustaba quedarme en tu casa a comer, porque tu madre concebía las croquetas de bacalao como gigantescos balones de fútbol y eran infumables. Nunca me gustó "el show de Xuxa", fingía sólo para verlo contigo, y cuando tu decias "vaya tetas que tiene", yo la odiaba y moría por dentro.
Por eso y por muchas cosas más, mereces sufrir. Por lo tanto seguiré espiándote toda la vida y observando tu ropa interior en la cuerda del patio. Seguiré dedicándole segundos infinitos a tu trasero y odiándo a esa mujer mediocre que sepa tenerte, porque menuda novia más fea que tienes, hijo mio.