También tengo una amiga así. Guapa de cara, cardióloga y virgen con 35 años. Cuando vamos de viaje a algún sitio siempre me pido dormir con ella en la cama que haya de matrimonio, me abrazo por detrás, le arrimo los pies y me enrosco como si no hubiera mañana en ese imperio de carne calentito y suave, de blandas formas. La paz que obtengo de ese momento es indescriptible, es como volver al útero materno, momento que ella se empeña en romper porque dice que le hago sentir violenta, cree que hay algo de sexual en mi comportamiento e incluso llega a rechazarme y eso me rompe el corazón - Que te vayas de aquí, que duermas en la otra habitación, que no te aguanto.
Y yo le digo que ya me quedo quieta, para acto seguido encajar mi cabeza entre sus lorzas de la espalda y aspirar profundamente.
Hace poco hablamos de su situación sexual y para mi sorpresa había decidido contratar a un boys de esos. Me dijo que le ayudara a buscar por internet porque le daba vergüenza y lo que encontré fue desalentador. 200 euros, 300 euros, la mayoría latinos u hombres españoles de lo más normales, pero la chica está decidida y creo que del otoño no pasa.
Lo de su aspecto físico, al principio sentía lástima, pero viendo lo que come lo que no entiendo es como no ha causado una hambruna generalizada en este país. Y yo tengo buen saque, que repito dos veces la paella y era hasta que llegó ella la sensación de mis amigos, me levantaban en brazos y me vitoreaban, pero ella, ella me han hundido en el barro, la he visto engullir una fuente entera de cinta de lomo, 4 o 5 chorizos criollos y 3 morcillas gordas. Y ni se inmuta.