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Sólo vengo para anunciar lo que ya sabe todo el mundo: se avecina un gran batacazo para el Atlético en unos años, volverán las vacas flacas. La causa, como es bien conocido, la nefasta gestión deportiva y los dirigentes que padecemos, que no han cambiado un ápice la línea seguida por Jesús Gil desde su primera etapa presidencial, salvo en adaptarse a las nuevas formas de financiación a través de oscuros patrocinadores.
Huawei (chinese electronics), Plus500 (Forex que es el mismo fraude que las apuestas de casinos) y Azerbaiyan (gran respeto por los derechos humanos) son los patrocinadores que tenemos. Toma el dinero del mejor postor y luego pregunta de donde viene su fortuna.
El reparto de las acciones con amplaciones de capital mantiene el control en la familia Gil, Cerezo y un inversor chino, Wanda, que ya ha tenido su primer enfrentamiento con el ayuntamiento de Madrid y basta que se harte para llevarse su fortuna a otro país.
El nuevo estadio, un fraude mayúsculo donde, de llegar a construirse en 2018, sólo tendrá sentido el aforo y las comodidades si la entidad no ha perdido la masa social. Nos intentan vender que el emplazamiento es privilegiado, cuando está a tomar por culo de la capital, entre autopistas, descampados y el barrio de las Musas, próximo a García Noblejas y San Blas. El Vicente Calderón ya estaba en el límite del cinturón de Madrid capital, y el único que tenía una localización privilegiada ha sido siempre el Cuernabéu, también conocido como La Pocilga.
Todo lo fían a que el número de socios no deje de aumentar y supere límites históricos, más allá de 75.000 socios atléticos, cuando no se puede prever que seguirá en alza y la gente no se decepcionará con la pésima imagen institucional que tenemos. No sé cuantos llenos se registran en el Calderón durante toda la liga, pero eso supone unos 55.000 espectadores, y en la peineta será difícil completar aforo por más que suba la masa social.
La dirección deportiva es penosa, por más que desde el club quisieran salvar a Caminero del pozo del narcotráfico donde se encontraba metido por puro aburrimiento y no por necesidad de delinquir. Se han dado pésimos fichajes y operaciones económicas, como el caso de Cerci, pero lo de Jackson ha sido brutal, jodiendo la carrera deportiva de un jugador que habría sido feliz en Portugal aunque no se forrara. Ahora se habla de repescar a Diego Costa por 45 M, algo demencial teniendo en cuenta que la operación dejó un balance extraordinario en la plusvalía, puesto que llegó del Sporting de Braga por medio millón, tras su travesía por el desierto se revalorizó hasta alcanzar un rendimiento estupendo en dos temporadas que valieron su traspaso por 36 M. Una ruina sería recomprarlo ahora del Chelsea.
Todo por la estupidez de enfadarse con Mandzukic por haberse quejado de que le quitara minutos el paquete de Torres, cuando el croata es uno de los mejores delanteros en relación calidad/precio, con buen promedio de goles junto a Grizi, teniendo en cuenta que el Atlético no podría fichar a un delantero de la categoría de Suárez.
Pero nada, tenemos pocos medios económicos así que vamos a meternos en el fango con patrocinadores e inversores, un estadio que ya no será dedicado a Luis Aragonés sino a un "sponsor", y por qué no, a arruinarnos en pufos de fichajes.
Huawei (chinese electronics), Plus500 (Forex que es el mismo fraude que las apuestas de casinos) y Azerbaiyan (gran respeto por los derechos humanos) son los patrocinadores que tenemos. Toma el dinero del mejor postor y luego pregunta de donde viene su fortuna.
El reparto de las acciones con amplaciones de capital mantiene el control en la familia Gil, Cerezo y un inversor chino, Wanda, que ya ha tenido su primer enfrentamiento con el ayuntamiento de Madrid y basta que se harte para llevarse su fortuna a otro país.
El nuevo estadio, un fraude mayúsculo donde, de llegar a construirse en 2018, sólo tendrá sentido el aforo y las comodidades si la entidad no ha perdido la masa social. Nos intentan vender que el emplazamiento es privilegiado, cuando está a tomar por culo de la capital, entre autopistas, descampados y el barrio de las Musas, próximo a García Noblejas y San Blas. El Vicente Calderón ya estaba en el límite del cinturón de Madrid capital, y el único que tenía una localización privilegiada ha sido siempre el Cuernabéu, también conocido como La Pocilga.
Todo lo fían a que el número de socios no deje de aumentar y supere límites históricos, más allá de 75.000 socios atléticos, cuando no se puede prever que seguirá en alza y la gente no se decepcionará con la pésima imagen institucional que tenemos. No sé cuantos llenos se registran en el Calderón durante toda la liga, pero eso supone unos 55.000 espectadores, y en la peineta será difícil completar aforo por más que suba la masa social.
La dirección deportiva es penosa, por más que desde el club quisieran salvar a Caminero del pozo del narcotráfico donde se encontraba metido por puro aburrimiento y no por necesidad de delinquir. Se han dado pésimos fichajes y operaciones económicas, como el caso de Cerci, pero lo de Jackson ha sido brutal, jodiendo la carrera deportiva de un jugador que habría sido feliz en Portugal aunque no se forrara. Ahora se habla de repescar a Diego Costa por 45 M, algo demencial teniendo en cuenta que la operación dejó un balance extraordinario en la plusvalía, puesto que llegó del Sporting de Braga por medio millón, tras su travesía por el desierto se revalorizó hasta alcanzar un rendimiento estupendo en dos temporadas que valieron su traspaso por 36 M. Una ruina sería recomprarlo ahora del Chelsea.
Todo por la estupidez de enfadarse con Mandzukic por haberse quejado de que le quitara minutos el paquete de Torres, cuando el croata es uno de los mejores delanteros en relación calidad/precio, con buen promedio de goles junto a Grizi, teniendo en cuenta que el Atlético no podría fichar a un delantero de la categoría de Suárez.
Pero nada, tenemos pocos medios económicos así que vamos a meternos en el fango con patrocinadores e inversores, un estadio que ya no será dedicado a Luis Aragonés sino a un "sponsor", y por qué no, a arruinarnos en pufos de fichajes.