Hilo de la prensa deportiva

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Y, ¿qué hay de los titulares de prensa que daban a Brahim Díaz como "abducido" por la Selección de Marruecos, cuando va a ser convocado, el próximo mes, por De la Fuente, para disputar los amistosos con Brasil y Colombia?
 
Tumoroski, su siempre seguro servidor, les trae gratis esta entrevista de pago a Siro López en El Mundo... Pa' quien le interese:

LOS CORREVEIDILES

Siro López: "Yo sólo discuto de política y de deporte si me pagan"​

Más de 300.000 jóvenes siguen el canal de Twitch de un viejo (lo dice él) convertido en 'streamer'. Es la enésima reencarnación de un periodista que lo ha hecho y visto todo. Lo mejor... y lo peor.
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IÑAKO DÍAZ-GUERRA

19/02/2024 22:44

En ese mundo de los streamers que a varias generaciones nos resulta ya lejano, hay un señor de 67 años que lo revienta. Un periodista que trabajó para José María García y ahora se sienta con Ibai Llanos. Un madridista que creció saliendo de copas con los jugadores del Barça. Un tipo afable que se transforma en las tertulias y no rehúye el cuerpo a cuerpo ni con Florentino ni con Pedrerol.
Siro López (Sarria, 1957) siempre encuentra un camino, el último y seguramente definitivo es ser un referente para chavales que no vieron jugar a Maradona, quizás ni a Jordan. "¿Sabes el secreto? Que soy Peter Pan, tengo un cuerpo de 67 años y una cabeza de 25. Sigo siendo igual de inmaduro e irresponsable que cuando tenía su edad", reflexiona sentado en su casa de la sierra.

P. ¿Cuántas veces te has reinventado ya?

R. Como todos los periodistas: las que han sido necesarias. Esta profesión es una noria. Hay otras en las que llegas a un estatus de jefe y ya no te bajan de ahí, pero en la nuestra nada es permanente, a veces estás abajo, a veces estás arriba y no para de dar vueltas. He pasado por muchas situaciones, incluso encontrarme en el paro cuando el grupo Prisa cerró Antena 3 Radio. Estuve un año sin encontrar un lugar de trabajo para poder seguir desarrollando la profesión y tuve que irme de Barcelona a Coruña a empezar de cero porque no tenía oportunidades en Cataluña, era cuando se empezaron a hacer casi todas las emisiones en catalán y, aunque algo controlo, no lo hablo perfecto. A Madrid no llegué hasta el año 2000, cuando me llamaron de Telemadrid para ser el jefe de Deportes. Al final nuestra profesión es eso: una noria en la que te tienes que estar reinventando cada dos por tres. Por eso esto que me ha pasado en los últimos años con el streaming no ha sido algo distinto a lo que había vivido antes. Adaptarte y seguir.

P. Es diferente porque has triunfado con más de 60 en un mundo de veinteañeros.

R. Eso es cierto, pero cuando la gente me dice que tengo mucho mérito, pienso que al final sigo haciendo lo mismo sólo que ahora lo hago desde casa. Me pongo delante de un micrófono, que es algo que he venido haciendo en los últimos 40 años. El único mérito que puedo tener es la capacidad de comunicarme con cuatro generaciones distintas. Ahí sí me reconozco un valor. Igual me ha beneficiado el tener hijos de distinta edad porque el lenguaje que utilizaban mis hijas mayores, que tienen ahora 40 y 38 años, no es el mismo que después utilizó mi hijo Siro, que tiene 33, y por supuesto no es el mismo que el de Xavi, que tiene 23. Eso me ha ayudado a comunicarme con los chavales, porque mi audiencia ha pasado de ser gente que seguía los medios de comunicación tradicionales a chicos que ven muy poca televisión, no compran un periódico desgraciadamente ni sintonizan la radio. El 80% de mi audiencia está entre los 15 y los 35 años. A veces alucinan, porque le comentan a su abuelo que ven en Twitch a un tío que se llama Siro López y él les responde que a ese desgraciado ya lo escuchaba él con García.

P. ¿Cómo detectaste que había un sitio para ti en ese mundo?

R. Tampoco me puedo apuntar esa medalla porque es de mi hijo pequeño, Xavi. Él seguía Colgados del Aro, un programa que hago con Juanma Iturriaga, Pablo Lolaso, Toñi Llorente y, antes, Antoni Daimiel, y veía que teníamos mucha aceptación, sobre todo durante la pandemia, que fue una locura. La gente que lo seguía por YouTube era mayoritariamente de entre 15 y 30 años. Un día vino Ibai Llanos y nos animó a abrir un canal en Twitch. Lo abrimos medio en broma en el programa, y lo abandoné ahí, pero Xavi me insistía con que empezará a emitir. Yo tenía 64 años en ese momento y le decía: "Vamos a ver, ¿qué puede contar un viejo como yo a chavales de tu edad? No me voy a poner para que no me vea nadie y se descojonen de mí". Pero Xavi es muy persistente. Estuvo así cuatro meses y al final me rendí: "Lo vamos a intentar, pero si me ven cuatro, a final de semana cierro y no me vuelves a dar la vara". En vez de cuatro, el primer día me vieron 300, el segundo 400, el tercero 500 y para mi sorpresa descubrí que hay chavales a los que sí les interesa lo que les diga un viejo. Así que el mérito es de mi hijo, como bien me recuerda cada vez que me pide un bizum.


P. Has ido desde José María García hasta Ibai Llanos, los referentes comunicativos de dos épocas absolutamente desconectadas entre sí.

R. Dentro de que mi trayectoria profesional ha tenido altibajos, la verdad es que he tenido mucha suerte porque he estado con el número uno de la radio que cambió totalmente la imagen del periodismo deportivo en este país, porque hay un antes y un después de José María García, y con el que estoy convencido de que va a ser el gran comunicador del Siglo XXI, que es Ibai. De hecho, cuando empecé una serie de entrevistas en Twitch que se llama Gracias por venir, mi primer invitado fue García y el segundo, Ibai porque quería remarcar esa conexión entre ambos, ese legado. Lo que les vincula es un sexto sentido excepcional para saber lo que quiere el público y cómo conectar con él. Es innato. Mira a Ibai, que no ha pasado por una facultad de Ciencias de la Comunicación y desde los 18 años ya sabía cómo llegar a la gente y cómo estructurar el mensaje. Es admirable. Yo llevo 45 años en la profesión y ya me gustaría hacerlo la mitad de bien que él.P. Como nexo entre ambos mundos, ¿entendiste las críticas que recibió desde el periodismo deportivo cuando empezó a entrevistar a futbolistas top como Messi o Piqué?R. No lo entendí y no es hacer la pelota a los chavales porque ya no tengo necesidad. Lo único bueno que te da la edad es poder decir lo que piensas sin que nadie te lo marque. Creo que el periodismo deportivo reaccionó mal porque ellos nos recibieron a nosotros con los brazos abiertos. Los que podían sentir que invadían su terreno cuando los periodistas deportivos entramos en Twitch son ellos y no lo hicieron. Cuando mayoritariamente hacían cosas de videojuegos, llegó un señor llamado Ibai al que le apetecía hacer más cosas y me sorprendió que hubiera periodistas que se pusieran de uñas. Esa misma gente no se pone de uñas cuando en El Hormiguero llevan a Sergio Ramos a hacer el pino o Broncano entrevista en La resistencia a cualquier deportista de élite. Creo que hubo un malentendido y algo de miedo. Intermedié entre Ibai y Juanma Castaño, cuando Juanma le atacó por la entrevista a Messi. Entendía que Ibai estuviera molesto porque él no hizo nada malo, sólo aceptar la invitación de Lionel Messi para estar en la presentación con el PSG, igual que haríamos todos. ¿Qué le vas a hacer? Eso siempre ha pasado: si tenías amistad con un deportista iba a tu programa de radio y no a otro. De verdad creo que si alguien tiene que estar agradecido a la otra parte, somos los periodistas deportivos que hemos llegado a una plataforma, entre comillas, suya y nos han acogido de maravilla.


P. A los periodistas nos encanta decir que somos libres, aunque sabemos que nunca es totalmente cierto. ¿Lo eres ahora?

R. El periodismo nunca es libre porque dependes de unas empresas. Si eres de derechas y escribes en El País, tienes que adaptarte un mínimo a la línea editorial del periódico. Y si eres de izquierdas y escribes El Mundo, lo mismo. Es normal, pero eso no es ser libre. Le preguntaron a García qué le parecía que yo estuviera en Twitch y él respondió que se alegraba mucho porque iba a tener la independencia que en muchos momentos de mi trayectoria no pude tener. Esa libertad es quizás la parte más bonita de Twitch y de ser tu propia empresa. Esta vez la línea editorial la marco yo, pero la libertad absoluta no existe porque tú mismo te autocensuras a veces por no ofender a nadie. Cuando tienes unos patrocinadores y una gente que está apoyando a tu canal, al final también te pones límites.P. Twitch ha rematado una tendencia que se lleva cocinando años: convertir al periodista deportivo en protagonista. ¿Cómo lo valoras?R. No es bueno, pero nos han obligado. Los clubes y sus departamentos de comunicación caparon el acceso a los verdaderos protagonistas, que son los deportistas, y eso nos forzó a ponernos nosotros en el primer plano. La gente conoce mucho mejor la voz de un tertuliano que la de Bellingham o Toni Kroos. Nos han hecho protagonistas cuando no deberíamos serlo. Cuando yo empecé, incluso con García, el periodista era periodista y la estrella era el que estaba sobre el terreno de juego y llena estadios. Esto no es bueno para el periodismo, pero la responsabilidad no es nuestra. El público quiere consumir deporte y si no puede escuchar a sus ídolos, convierte en ídolos a gente que es más cercana, que opina lo que ellos piensan y expresan en público lo que ellos dicen en casa. En una situación ideal y en una sociedad normal, el protagonista tendría que ser el que genera el espectáculo y no los que criticamos o opinamos sobre él, pero esa batalla se perdió ya hace años. Es una lástima.


P. Eres un devoto del periodismo

R. Desde crío. Nací en Galicia, pero a los 10 años mis padres emigraron a Barcelona y me metieron en los Escolapios de San Antón. Cada cinco años voy a una cena de esas de aniversario con mis ex compañeros y en una me recordaron que estaba destinado a ser periodista deportivo porque era el único de la clase que iba con un periódico de deportes bajo el brazo. Tenía un vecino que era guardia municipal, le regalaban el periódico y me lo daba cuando llegaba a casa. Sobre todo el Dicen, que era vespertino y, cosas de la vida, es el periódico en que empecé a trabajar. Soy tan vocacional que con 11 o 12 años ya decía que iba a ser periodista deportivo por dos motivos: porque me gustaba mucho el deporte y porque quería viajar. Siempre tuve muchas ansias de conocer mundo, quizás porque mis padres estuvieron emigrados en París y yo no fui con ellos. Luego tuve suerte, porque fíjate la de compañeros que han hecho del periodismo su profesión y no han salido de la Castellana.P. ¿Cómo llegas del Dicen a García?R. Estaba currando allí cuando me tocó hacer la mili en Madrid, en la Agrupación de Intendencia de la carretera de Extremadura, y escuchaba una emisora que empezaba y se llamaba Antena 3 Radio. Ahí recupero al que era uno de mis ídolos radiofónicos, José María García. Mi sueño siempre había sido trabajar en la radio. Estaba en prensa escrita, pero a mí me cuesta escribir, me expreso mejor oralmente. Me enteré de que iban a abrir emisora en Barcelona y en la presentación del Real Madrid en el Bernabéu, que me dejaron ir a cubrirla para el periódico, me acerqué a García y le pedí entrar. Me dijo que le llamara en septiembre y vi que me estaba sacando de encima, que no iba a pasar nunca de centralita, así que fui inteligente. Conocía a José Manuel Muñoz, que era el periodista que iba a poner al frente en Barcelona, y le dije que si prefería le llamaba a él de su parte. Me dijo "sí, sí", para que le dejara en paz, pero pude llamar a Muñoz diciéndole que iba de parte de García, él no sabía que era idea mía, y ahí la cosa cambia. Me cogió.


P. Se la liaste, vamos.

R. Totalmente. Y así, en diciembre del 83, empezó mi aventura en la radio, que yo pensé que iba a ser un tío muy brillante y luego lo pasé fatal. Ahí me di cuenta de lo difícil que es a veces la radio, meterme dentro del estudio era como si fuera a la silla eléctrica, pasaba unos nervios terribles. Un día me quedé en blanco en antena y me tuvo que cubrir Muñoz. Por suerte mejoré y estuve hasta el año 94. En el 92 García decide marcharse porque el grupo Prisa compra en la cadena y hay una serie de periodistas que decidimos quedarnos: Javier Ares, Andrés Montes, Eduardo Torrico, Ernesto López Feito... Con la mala suerte que en el 94, decidieron cerrarla y ahí me quedé con una mano delante y otra detrás.P. García te echó varias broncas bíblicas en antena.R. Era perro ladrador y poco mordedor. García es el mejor jefe que he tenido a todos los niveles. Era un tío que te motivaba mucho y de un modo nada egoísta: no querías ser el mejor, sino que el grupo fuera el mejor. Con todo lo personalista que era su forma de hacer radio, generaba mucho sentido de pertenencia. La gente se queda con la anécdota de las broncas en antena, porque es verdad que José María era muy perfeccionista y exigía que todo se hiciera bien, pero luego no pasaba nada. Era el típico que te metía la mayor bronca del mundo, te echaba en antena, creías que estabas en el paro al día siguiente y al acabar el programa nada había sucedido. Era como lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas. Además, en mi caso las broncas eran justificadas porque le he hecho muchas trastadas. Debo tener el récord de llegar tarde a partidos, que si tienes que hacer una crónica escrita, pase, pero para narrar por la radio hay que ser irresponsable. Me echó mil veces, pero nunca ejecutó. Además es un tío que siempre ha dado la cara por el currante. En situaciones de tensión entre empresa y trabajadores, siendo él más empresa que otra cosa, siempre se ponía del lado débil. García es muy buena gente, lo que pasa es que a él también le ha gustado cultivar la otra imagen. Es más literaria.


P. Sospecho que llegabas tarde a los partidos porque se te habría hecho larga la noche anterior.

R. Es que eso los periodistas más jóvenes no lo habéis vivido tanto. Cuando empecé en el periódico y en la radio salía cada noche. Todas, sin perdonar ni una. Vivía todavía en casa de mis padres y cuando me decían que no podía llegar cada día a las 5 de la mañana, yo respondía: "Mamá, estoy trabajando". ¡Y era verdad! En aquel momento las mejores noticias se conseguían en las discotecas. No todas las podías usar en el momento, pero antes o después te servían. Si Marcos Alonso, que ha sido uno de mis mejores amigos, te rajaba de Menotti no lo ibas a contar al día siguiente, pero al cabo de un tiempo sí podías dar la noticia de que había jugadores que no le aguantaban.P. Pillaste una época especial, porque aquel Barça de principios y mediados de los 80 vivía de noche.R. Claro, como sería que Menotti cambió los entrenamientos a por la tarde para poder salir todos, él el primero. Él y su ayudante, Rogelio Poncini, habían venido a España sin sus mujeres y te los encontrabas todas las noches en la discoteca Charly Max. Ese periodismo os lo habéis perdido y era bonito porque generaba relación entre compañeros de distintos medios y con los deportistas. Hubo una época en que acababa mucho en el bingo con Santi Nolla, director de Mundo Deportivo, y Joan Valls, de TV3. O cenaba casi todas las semanas con Chicho Sibilio, mi mujer y la que tocase de sus mujeres. Había unas relaciones de amistad que, desgraciadamente, ahora se han perdido porque no hay posibilidad de que surjan, ya ni viajas en el avión con ellos. Uno de mis primeros viajes al extranjero, siendo un pipiolo, fue a Bruselas con la selección olímpica de fútbol y serví de tapadera a Paco Buyo, Poli Rincón y el Pichón Marcos. Metí un taxi en el parking, bajaron a escondidas y nos fuimos de copas. Había esa relación de colegueo que me permitía llamar a casa a Marcos, a Julio Alberto o a Ramón Calderé y meterles en la radio en cualquier momento. Era bonito, era divertido.


P. Y no hemos hablado aún de Maradona...

R. Maradona salía poco, él recibía en casa. Después se ha hablado mucho de los toiss de Neymar, pero él fue el primero que se trajo a cuatro o cinco amigos de Buenos Aires que vivían con él. Hacía fiestas todos los días y el primero que no se perdía una era Cyterszpiler, su representante, que en teoría tenía que cuidarle y era peor que él. Aquello era un no parar y cuando se dijo que Diego tenía una hepatitis era mentira, fue una enfermedad venérea y todavía tuvo suerte con la vida que llevaba, porque poco después es cuando aparece el SIDA y aún nadie sabía que se estaba jugando con fuego.

P. Comentabas antes que tuviste que irte de Barcelona por no hablar catalán, ¿fue literalmente así?

R. Sí, pero no es una crítica, es un hecho. Yo estoy educado en castellano, llegué de Galicia y en mi época no había educación en catalán, así que mi catalán es autodidacta. Lo he aprendido porque me han gustado mucho gente como Serrat o Lluís Llach, era muy aficionado al folk y la canción protesta en aquel momento. Con mi catalán puedo hablar en una tertulia, de hecho lo hago ahora en TV3, pero no me da para estar delante de un micrófono y presentar un programa. Eso me cerró las puertas en Cataluña pese a mi trayectoria. De hecho, la gente de Antena 3 que quedó libre en Madrid encontró acomodo, Andrés [Montes] empezó a trabajar en Radio Voz y después se fue a hacer la NBA al Plus, Paco García Caridad y Ares entraron en la SER... Pero en Barcelona era más difícil, así que me tocó emigrar de vuelta a Galicia.


P. Allí fuiste jefe de prensa del gran Dépor campeón de Liga, otro vestuario con fama de fiestero. ¿Cuántos incendios tuviste que apagar?

R. Buah [risas]. El primer año las cosas no salieron bien porque el Barça nos quita a Rivaldo y un equipo que estaba hecho para ser campeón se queda muy tocado. Hay un momento que estamos incluso peleando por evitar el descenso, pasando las de Caín, y salió en prensa que Djalminha había estado de fiesta en el Casino. Se montó un incendio que parecía yo el inspector Gadget, tenía que ir casi como un antidisturbios apartando a la gente que iba a por él. Fue una época muy divertida, me lo pasé muy bien, aprendí mucho fútbol y conocí lo que es un vestuario de élite. Es importante porque te das cuenta de que hay futbolistas que dan una imagen fuera y dentro son totalmente distintos. Los hay como Mauro Silva que imponen igual dentro que fuera, pero me impresionó mucho Slavisa Jokanovic el año que ganamos la Liga. No jugaba mucho, porque Irureta tenía en ese puesto a Mauro y a Flavio Conceiçao, y aunque era una estrella, de hecho se fue luego al Chelsea, asumió su papel y su liderazgo de modo extraordinario. Y, futbolísticamente, ver entrenar a diario a Djalminha era un espectáculo.


P. Te libraste de gestionar cuando pegó a Irureta.

R. Sí, me acababa de venir a Madrid, pero tampoco me llamó la atención cuando pasó porque había visto varias parecidas ya. Hubo una dentro del vestuario, en un partido en Mallorca que Jabo sustituyó a Djalma en el descanso y hubo más que palabras. Simplemente, aquella vez no había periodistas viéndolo.P. Ser noctámbulo te facilitaría el encaje con Lendoiro.R. Yo soy ave nocturna, pero Augusto es otra liga. Incluso siendo presidente de la Diputación y presidente del Deportivo, no había día que no se levantara después de las 11:00. Respeto absoluto [risas]. Él negociaba por la noche porque así los intermediarios se iban cansando mientras él seguía como una rosa y ahí ya empezaban a aflojar, pero a veces esto traía problemas. Como era político del PP, estaba amenazado por ETA y el fichaje de Ramis se alargó aún más de lo habitual, así que a las 9 no había vuelto a casa y su mujer se preocupó mucho pensando que le habían secuestrado o algo peor. Ni Lendoiro ni el director general, Lolo Montiel, tenían móvil, así que cuando Augusto llegó a las 10 la pobre estaba desesperada. No le costó la separación de milagro.


P. A Madrid vienes para dirigir los Deportes en Telemadrid, un canal público. Un alma libre como tú, ¿cómo te llevaste con los políticos y sus injerencias?

R. Llego con Ruiz-Gallardón y en esa época no recibí ni una presión. En eso era ejemplar, de hecho prohibía a sus consejeros llamar a los cargos de la tele. Para que te hagas una idea de lo que era esa Telemadrid, cuando llegó Esperanza Aguirre dijo que aquello era un nido de rojos. Un poco de razón tenía [risas]. Con ella sí noté más injerencias. Nada grave, pero si llegaba un derbi o algo así e iba a estar sí te llamaban a decir que había que entrevistarla. Pero, bueno, al final haces deportes y tampoco eres vital, lo que sí te haces es una idea de cómo será para los compañeros que cubren política.P. Y de un cargo institucional, a tertuliano desatado en Punto Pelota.R. Empecé estando aún en la tele, lo que pasa es que aún intentaba ser cuidadoso. Hay que tener en cuenta que yo presentaba el programa del mediodía e intentaba que tampoco se me viera mucho el plumero madridista en las tertulias, porque los del Atleti se podían cabrear mucho. Es curioso porque siempre he tenido una muy buena relación con los Gil, tanto con Jesús como con Miguel Ángel. El caso es que cuando me fui de la tele ya me solté el pelo definitivamente.


P. ¿Demasiado, incluso?

R. Sí. Los que me conocéis un poco sabéis que algunas de las cosas que decía o hacía en Punto Pelota y en el poco tiempo que estuve en El Chiringuitono reflejaban quién soy, a veces no me reconocía. Era un programa que no me hacía justicia. Yo sólo discuto de política o de deportes si me pagan. No soy una persona a la que le guste tensar las situaciones, así que intentaré convencerte de que mis tesis son las buenas y si a los 10 minutos no lo he logrado no voy a perder el tiempo de ambos. A otra cosa.P. No es lo que se veía en la tele.R. Lo sé, por eso te digo que muchas veces no estaba cómodo con lo que hacía. Por cómo funciona Pedrerol, son programas que te llevan a los extremos y sacan lo peor de ti. No digo que no fuera yo, pero es el peor yo y el menos habitual. De un 100% de Siro, digamos que es un 10%. Cuando me caliento y se me cruza el cable rojo con el amarillo, a veces digo cosas de las que después me arrepiento y eso me pasó muchas veces allí. Me iba a menudo del programa fastidiado por cómo había podido llegar a estos extremos.


P. Desde fuera, da la sensación de que son programas en los que, para destacar, se exige ser como un defensa que siempre va al límite. Antes o después, lo traspasas. ¿Nunca exageráis adrede?

R. Es justo eso. También tienes que pensar en el programa, eres parte de un equipo y de un espectáculo. Una tertulia sin diversidad de opiniones es una tertulia muerta. Si todos vamos a decir lo mismo y todo es monocorde, no te va a ver nadie. Así que hay momentos en los que ves que la tertulia está decayendo y buscas algo que pueda excitar al personal. Eso pasaba en Punto Pelota y pasa en El Chiringuito, pero la diferencia es que antes era menos artificial, no estaba coreografiado y era más periodístico. Había un 80% de periodismo y un 20% de espectáculo. Ahora esa pirámide se ha invertido y es un 80% de circo. Y lo digo con respeto, porque es lícito y el producto funciona, lo que no puede ser es que les moleste que se diga que es un show y no periodismo.P. Siempre hay debate con el periodismo de bufanda. ¿Por qué crees que es mejor reconocer cuál es tu equipo?R. Por respeto al público. Me parece más honesto decirle que mi opinión está marcada y que él la interprete con toda la información a decir esa gilipollez de que no eres de ningún equipo. ¿Qué pasa? ¿Que cuando entramos en la facultad de Periodismo te dicen que a partir de ahora ya no tienes tus ideas y tus sentimientos? Todos los periodistas deportivos somos de un equipo porque esa afición es lo que en primer lugar nos empujó hacia esta profesión. Y de equipo no se cambia. La objetividad no existe, siempre vas a tener sentimientos que influyan en tu opinión y lo que tienes que hacer es que no te cieguen y ser honesto con el público. Siempre me ha molestado el periodista que va de objetivo, de independiente y de no sé qué, porque lo que está haciendo es mentir a la gente. Que aquí nos conocemos todos y luego lees cada cosa de los que van de dignos que te entra la risa.


P. Podías darme algún nombre por los clics.

R. No, no, que estoy muy mayor para peleas. Pero he llegado a leer a uno de los tótems de la objetividad, que va de periodista superior al resto, hacer un análisis de una de las crisis del Madrid culpando de todo al despido de Vicente del Bosque y dándole unos palos tremendos al presidente sin decir que quien convenció de aquello a Florentino y trajo a Queiroz fue Valdano, que es íntimo amigo suyo. Se piensan que los demás somos tontos. Yo soy amigo de Florentino y seguro que mi opinión está marcada, me parece mucho más honesto decirlo que engañar con objetividades inexistentes.P. Como madridista confeso, ¿qué opinas de esa teoría de cierto sector de la afición blanca de que sois muy pocos en el periodismo deportivo?R. El tema no es que seamos pocos periodistas madridistas, es que sois más los antimadridistas. Seguramente haya más del Madrid que de ningún otro equipo, pero en la suma siempre somos menos que el bloque de Barça, Atleti y el que se sienta perjudicado en ese momento por cualquier agravio, en muchos casos, imaginario.P. En baloncesto, sin embargo, tienes un vínculo muy estrecho con el Barça.R. Mis mejores amigos de juventud, y nos seguimos viendo y celebrando Nocheviejas juntos, son Manolo Flores, Nacho Solozábal, Epi, Perico Ansa, el difunto Chicho Sibilio, Juanito de la Cruz... Cuando aún jugaban, me gustaba que ganara el Barça porque al final ganaban mis amigos y he estado celebrando títulos con ellos. Con el fútbol, a menor escala, me pasaba lo mismo con Marcos Alonso, Ramón María Calderé o Guillermo Amor, toda esa generación con la que tomaba copas. Soy muy anticulé y quiero que el Barça pierda hasta en los entrenamientos, pero, joder, al final cuando hay un sentimiento personal te da un poco igual que a veces ganen ellos siempre que no sea contra el Madrid.


P. Dices que eres amigo de Florentino Pérez, pero lleva tiempo sin hablarte.

R. Sí, la relación se enfrió. Me sabe mal, porque le tengo mucho aprecio y conmigo siempre se ha portado muy bien. Por lo que he investigado el distanciamiento viene por la entrevista que le hice a José María García en mi canal. Coincidió en la semana en que Florentino había presentado la Superliga y yo no invité a José María para hablar de eso, era una cosa más personal, pero hubiera sido mal periodista si no le pregunto qué le le parecía. Como es de los de filias y fobias, dijo que Florentino era un cáncer para el deporte español. Yo le contradije, pero, claro, la frase que salió en los periódicos fue esa. Alrededor de Florentino hubo gente a la que le interesó meter más gasolina al tema para distanciarnos y desde ese momento no hemos vuelto a hablar.P. ¿Nada? ¿Ni para intentar aclararlo?R. No. Le he ido mandando mensajes: cuando lo operaron del pulmón, cuando estuvo pachucho, en Navidad, en su cumpleaños... Pero la quinta o sexta vez que no me contestó dije: "Pues hasta aquí, estoy muy mayor para perseguir a nadie y tampoco quiero molestar". Me sabe mal porque porque le tengo aprecio, pero si él no quiere tener relación conmigo, está en su derecho y no pasa nada.


P. Tu otra ruptura sonada fue con Josep Pedrerol. Dejaste El Chiringuito en 2014 y desde entonces sólo os habéis cruzado pullas.

R. Acabamos fatal, pero yo intenté acabar bien. Habíamos tenido nuestros más y nuestros menos cuando llegamos a Antena 3 porque él no cumplió su palabra en varias cosas que me prometió. Ahí ya se rompió algo. No me sentí valorado, tenía desde hace tiempo la oferta de Mediaset para irme a Tiki-Takay hacer el Mundial y el Europeo de baloncesto, así que viendo el panorama le dije a Pedrerol que nos iba a hacer un favor mutuo marchándome, que era mejor que lo dejáramos ahí y así acabar bien. Me pidió 15 días y me intentó convencer ofreciéndome cosas que antes me había negado, pero yo tenía la decisión muy tomada y me fui. El mismo día que se supo convocó un programa sólo para atacarme en el que daba a entender que me había ido por dinero, aunque sabía que era falso. Me fui porque no es una persona de fiar y no cumple su palabra. No reconoció lo que yo había aportado al programa y juntó a todos los colaboradores poco menos que para decir que yo era un tío egoísta y un mal compañero.


P. ¿Lo eras?

R. Qué va, lo que no me gusta es que me mientan y me intenten engañar. Esos mismos días, me mandó unos whatsapps insultándome: que si era la peor persona que había conocido, que si era un tal y un cual, cosas muy fuertes. Ni le respondí y ahí quedó la cosa. Pasado el tiempo, en la pandemia, mi mujer fue de las primeras así enfermas que tuvieron que ingresar y estuvo una semana en la que no sabíamos casi nada de ella, acojonados con si saldría. Él se enteró, me fue mandando mensajes y pensé que las cosas se habían tranquilizado, pero en una entrevista posterior con Ibai volvió a decir una sarta de estupideces sobre mí y pensé: "Hasta aquí hemos llegado". Ya tenía canal de Twitch y, como soy de sangre caliente, si considero que quieren pelea no la rehuyo. Por las buenas soy muy tranquilo y no soy un mal tío, pero por las malas soy muy hijoputa. Lo reconozco, soy muy cabrón, y fui a hacer daño el daño que me que me quería hacer a mí contando mi verdad: que es un mentiroso, que no ha inventado nada y se lo está llevando a costa de otros.


P. ¿Lo vuestro tiene arreglo?

R. No. Es un tipo muy complicado, es difícil trabajar con él y es muy ególatra. Está obsesionado con las audiencias, con decir que es el primero en todo y vender exclusivas lo sean o no... Estuvimos trabajando juntos tres años y medio y no tenemos nada que ver. Su forma de entender el periodismo no me gusta. Le reconozco el mérito, pero no le quiero cerca. Soy mucho más feliz ahora.P. Titulaste tu biografía Un tipo con suerte. ¿Es un buen resumen?R. Sí. Somos unos privilegiados que trabajamos en lo que nos gusta y encima nos pagan bien. Por eso me jode esa manera que tiene Pedrerol de ver la profesión, ¿Por qué vamos a mirar por encima del hombro a nadie? Tiene mucho más mérito, y no es populismo sino una verdad como un templo, el tío que trabaja de albañil. ¿De qué te vas a dar aires por salir en la tele? Si la gente te reconoce, lo agradeces y ya está, pero no te tienes que sentir más importante que nadie. Te jubilarás y esto seguirá girando sin que hayas cambiado la vida de nadie, excepto la tuya si lo has hecho bien. Y la mía está siendo estupenda.
 
Cada día se superan en vergüenza ajena los del súper deporte :lol:
 
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