[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]El dia en que murió Infinity Ward[/FONT]Visto ahora, resulta irónico que en el primer episodio de nuestro podcast nos quejásemos amargamente de la falta de rumores en la industria. Nada nos hacía sospechar que estábamos a punto de ser testigos de una cadena de sucesos que harían tambalear a una de las third parties más importantes del sector y que marcaría el principio del fin (o al menos eso parece ahora mismo) de una de las desarrolladoras más destacadas de la última década.
No en vano está en juego la gallina de los huevos de oro, una de las franquicias capaces de generar tal cantidad de beneficios que hace sonrojar a la industria del cine y la música. Para arrojar un poco de luz a todo este turbio asunto, nada mejor que repasar todo lo que ha ocurrido en esta semana de locos para luego rematarlo con unas cuantas apreciaciones personales. Así que, con todos vosotros, la historia de la semana negra de Infinity Ward...
Cronología de acontecimientos
Las primeras nubes sobre el horizonte pudieron verse a principios de enero, cuando comenzaron a escucharse tímidos rumores afirmando que Infinity Ward no estaría detrás de Modern Warfare 3. Supuestamente, Activision habría encargado su desarrollo a Sledgehammer, el nuevo estudio interno dirigido por Glen Schofield y Michael Condrey, antiguos responsables de Visceral Games (EA). Schofield, al ser preguntado al respecto, se limitó a jugar al despiste, afirmando que el primer juego de su nuevo estudio sería "algo único".
Lo que aparentemente era uno de tantos rumores que luego no se hacen realidad tomó mayor relevancia a partir del pasado miércoles 3 de marzo, momento en el cual se precipitan los acontecimientos. G4TV es la primera en destapar un hecho sorprendente: personal de seguridad de Activision irrumpe en las oficinas de Infinity Ward y comienza un registro en toda regla. Los empleados alucinan, en buena parte debido a que nadie les explica qué está ocurriendo.
Pocas horas antes, Jason West y Vince Zampella, los dos máximos responsables del estudio creador de Call of Duty, se habían reunido con directivos de Activision. Para cuando G4 informa sobre el registro en las oficinas, Jason West actualiza su estado en Facebook, con el mensaje "bebiendo. Y también en el paro". Los dos fundadores de Infinity Ward, además, actualizan su currículum en LinkedIn marcando sus funciones en la compañía como terminadas en marzo de 2010.
Para acabar de rizar el rizo, Activision presenta esa misma mañana una demanda ante la SEC (la comisión del mercado de valores norteamericano) denunciando "incumplimiento de contrato e insubordinación por parte de dos empleados senior de Infinity Ward" (página 131). Al mismo tiempo, la página web Binge Gamer publica un informe en el que se afirma que Activision no ha pagado los royalties que le corresponden a Infinity Ward por Modern Warfare 2. Una fuente de Activision, mientras, filtra a G4 que la compañía dispone de pruebas que demostrarían que West y Zampella habían entablado conversaciones con empresas de la competencia, entre las cuales se encontraría Electronic Arts. A última hora de la tarde Bobby Kotick, CEO de Activision, hace acto de presencia en las oficinas de Infinity Ward.
Por la noche, la situación toma tintes surrealistas. Activision emite un comunicado de prensa, en el que se anuncian los nuevos planes para Call of Duty. Se nombra a Philip Earl (antiguo directo de Activision Publishing Asia) como nuevo responsable de la franquicia, se reincide en la publicación en otoño de 2010 de un nuevo Call of Duty programado por Treyarch (posiblemente ambientado en Vietnam), se anuncia que habrá otro juego de la saga en 2011 y también que Sledgehammer trabaja en un Call of Duty que "acercará la franquicia al género de acción y aventura", confirmando los rumores de enero. La nota de prensa es tan confusa que no queda claro si hay dos juegos en desarrollo o tres, y lo cierto es que a día de hoy sigue sin estar confirmado al 100% (aunque G4 afirrma que, efectivamente, el Call of Duty de 2011 y el de Sledgehammer son dos proyectos distintos).
Al día siguiente, el jueves 4 de marzo, no se produce tregua informativa. Nada más comenzar la mañana se hace público que Jason West y Vince Zampella han interpuesto una demanda contra Activision, no sólo por "impago de royalties e incumplimiento de condiciones contractuales" (según Bloomberg, unos 36 millones de dólares) sino también por el control de la marca Modern Warfare. La demanda da a entender que los responsables de Infinity Ward fueron despedidos por Activision para así evitar pagarles las cantidades por royalties estipuladas en sus contratos. West y Zampella afirman que "nos dejamos cuerpo y alma en la compañía, creando no sólo un gran estudio de desarrollo sino también un equipo del que hemos estado orgullosos una década. Creemos que nuestro trabajo habla por nosotros. Tras todo lo que le hemos dado a Activision, no tendríamos que poner una demanda para conseguir que nos paguen".
La respuesta de Activision es tajante: "nos decepciona que Mr. Zampella y Mr. West hayan interpuesto una demanda, y creemos que sus quejas no tienen fundamento. Durante ocho años los accionistas de Activision han proporcionado a estos ejecutivos el capital necesario para crear Infinity Ward, así como el soporte financiero, los recursos y la independencia creativa que les ha permitido obtener un enorme éxito profesional y ganancias personales. Activision esperaba de forma legítima que cumplieran sus obligaciones con la compañía. Aunque Activision ha mostrado una enorme paciencia, creemos que nuestra decisión estaba justificada basándose en su conducta y acciones. Activision mantiene su compromiso con la franquicia Call of Duty, la cual posee, y continuará creando juegos innovadores para millones de fans". Se revela, además, que dos directivos de Activision Publishing, Steve Pearce (chief technology officer) y Steve Ackrich (jefe de producción), dirigirán IW de forma temporal hasta que se haga una elección definitiva.
El viernes 5 de marzo se produjeron los últimos coletazos (por ahora, mañana será otro día) de esta rocambolesca historia. IGN publicó la demanda completa interpuesta por West y Zampella contra Activision. Y el analista de Wedbush Morgan Michael Pachter (quien parece que siempre tiene la última palabra para todo lo que ocurre en el sector), también dio sus impresiones sobre el asunto. Tampoco dice nada que no nos imaginemos nosotros: "Sería terrible para Activision que Zampella y West ganasen los derechos por la marca, pero no creo que lo consigan. No he visto sus contratos, pero creo que sí ganarán bastante dinero con sus 1300 millones de acciones, aunque siendo el valor de cada una 0.02$ no dañará en exceso a Activision".
¿Y ahora qué?
Esa es la pregunta del millón, pero lo que si es seguro es que el futuro de la franquicia Call of Duty / Modern Warfare ha cambiado radicalmente en tan sólo tres días.
En el mejor de los casos, Zampella y West dejan Infinity Ward y el estudio continua igual bajo una nueva dirección y bajo el auspicio de Activision. Pero dudamos mucho que así sea. SaInbemos por varias fuentes fiables que buena parte del staff de IW es fiel a sus antiguos jefes, y que no dudarán en dejar la compañía si éstos se aproximan a ellos para unirse a un nuevo estudio de desarrollo. Y todo apunta a que, si bien no será ni hoy, ni mañana ni el mes que viene, esto acabará produciéndose. Ifinity Ward, en este caso, quedaría herida de muerte, con sus mejores talentos abandonando el barco. Call of Duty tampoco será lo mismo: cuando un estudio que no es Infinity Ward se ha encargado de crear un juego de la franquicia (Treyarch, por ejemplo), los resultados nunca han sido tan positivos como cuando IW estaba detrás.
Lo que sí es seguro es que cuando Zampella y West formen un nuevo estudio, éste no trabajará con Activision. Y eso es una tragedia para la compañía que dirige Bobby Kotick: de la noche a la mañana habrán perdido a su mejor estudio interno y el que más beneficios les reporta (con permiso de Blizzard) e indirectamente habrán reforzado a la competencia. Electronic Arts, Take Two o Bethesda son sólo tres de los posibles partners que podría tener el nuevo estudio (y no dudéis que en estos momentos los teléfonos de los ex de Infinity Ward deben estar echando humo). John Riccitiello debe estar frotándose las manos…
Ahora mismo, todo el público está del lado de Zampella y West. Es comprensible: Activision es la "gran y malvada" empresa y ellos los indefensos trabajadores despedidos. Es posible que así haya sido, pero hay algo que todo el mundo parece haber olvidado. Hace diez años, cuando la pareja dirigía el estudio 2015 y había terminado su trabajo con Medal of Honor: Allied Assault, su salida de Electronic Arts también fue polémica. Cuando algo ocurre una vez puede ser casualidad, pero cuando ocurre otra vez empieza a haber un patrón ligeramente sospechoso. Y si nos ponemos en la piel de Bobby Kotick, la situación tampoco tiene ningún sentido. Es una temeridad sin precedentes desmantelar de forma deliberada el estudio que te ha proporcionado más de 1.000 millones de dólares de beneficios con su última creación, dejar coja a tu franquicia estrella, enfrentarte a una demanda multimillonaria y, de postre, reforzar a un rival directo.
Se mire como se mire, la información que tenemos a día de hoy es incompleta. A lo largo de los próximos meses iremos conociendo nuevos detalles que nos ayudarán a formarnos una imagen aproximada de por qué ha ocurrido un suceso de esta magnitud, y entonces será el momento de sacar conclusiones. Hasta entonces, id preparando las palomitas: nos esperan semanas de polémica, trapos sucios y ataques cruzados. ¿Es aburrida la trastienda del sector del videojuego? Posiblemente, pero ahora mismo tenemos ante nosotros el estallido de una bomba de relojería de la cual todavía es difícil hacer un recuento de daños.
Fuente: Eurogamer