Unos años mas tarde en el 87 y con nueva identidad, me dieron trabajo como profesor de guitarra en una escuela parroquial. Esos niños eran los mas educados que podías echarte a la cara, todos siempre se esforzaban y rendían al 110%. Después del trabajo iba con el Padre Manuel a tomar un café y regresaba a casa. Eran días tranquilos en mi pacífica y feliz rutina.
El martes hizo un magnífico día soleado, Jaime, un chico obeso pero de gran corazón se quedo ayudándome a recoger el material que usaba en mis clases. Después le ofrecí llevarle a casa y el acepto. Antes de ir a su casa me pase por la mía, para coger mi carné de conducir y le invite a pasar. Mientras esperaba bebía una rica limonada fresca. Cuando fui al salón observe que aquel chico no había usado el posavasos que expresamente le dije que usara. Lo lleve a su casa.
Semana tras semana el asunto del posavasos me traumatizaba, debía vengarme. Después de las clases me dedicaba a recopilar información sobre aquel chaval. Vivía con sus padres y su abuelita, en una bonita casa en el centro de la ciudad. Ya sabía cual iba a ser mi venganza.
Un domingo por la tarde, mientras Jaime y sus padres estaban pasando un agradable día de campo, fui a su casa y rapte a su anciana abuela. Al día siguiente Jaime estaba muy triste y alterado su abuela había desaparecido. Le dije si quería hablar y él entre lagrimas me ocurrió lo sucedido. Mas tarde lo llevé a mi casa para que se tranquilizara y le dije que bajara al sótano. Allí estaba su abuela maniatada pero en perfectas condiciones. Jaime perdió la conciencia gracias al cloroformo que use con él.
Jaime recupero la conciencia y se vio maniatado a una silla, su abuela tambien lloraba al ver a su nieto. Comencé a desnudar a esa dulce anciana, la cual habia sido operada de un quiste en el estomago recientemente. Comencé a escretar uno de mis famosos Toblerones el cual olia a gloria bendita, abri la cicatriz de la abuela y se lo introduje para que formara parte de sus entrañas. Jaime llorando de terror estaba viviendo una pesadilla. Acto seguido cogí a aquella vieja e introduje una pajita en esa cicatriz, y dije a Jaime que o sorbia o su abuelita moriria.
Jaime como buen niño obeso que es, sorbió como un poseso y tragó mierda, fluidos corporales y otras sustancias de dudoso origen. Tras medio minuto sorbiendo lo vomito todo. Le mee en la cara por la ofensa y baje a mi pastor aleman para que finalizara el trabajo. Sultan provoco tales embestidas a aquel senil ser que acabo por matarla antes de derramar en su interior toda su crema perruna. Jaime tras ver el cadaver de su abuela, lleno de mierda en sus entrañas y violado por un perro, empezo a temblar. Lo dejé ahi. Dias despues la policia lo encontró con 15 kilos menos, le habia hecho un favor; para entonces yo me encontraba de camino a otro destino incierto.
El martes hizo un magnífico día soleado, Jaime, un chico obeso pero de gran corazón se quedo ayudándome a recoger el material que usaba en mis clases. Después le ofrecí llevarle a casa y el acepto. Antes de ir a su casa me pase por la mía, para coger mi carné de conducir y le invite a pasar. Mientras esperaba bebía una rica limonada fresca. Cuando fui al salón observe que aquel chico no había usado el posavasos que expresamente le dije que usara. Lo lleve a su casa.
Semana tras semana el asunto del posavasos me traumatizaba, debía vengarme. Después de las clases me dedicaba a recopilar información sobre aquel chaval. Vivía con sus padres y su abuelita, en una bonita casa en el centro de la ciudad. Ya sabía cual iba a ser mi venganza.
Un domingo por la tarde, mientras Jaime y sus padres estaban pasando un agradable día de campo, fui a su casa y rapte a su anciana abuela. Al día siguiente Jaime estaba muy triste y alterado su abuela había desaparecido. Le dije si quería hablar y él entre lagrimas me ocurrió lo sucedido. Mas tarde lo llevé a mi casa para que se tranquilizara y le dije que bajara al sótano. Allí estaba su abuela maniatada pero en perfectas condiciones. Jaime perdió la conciencia gracias al cloroformo que use con él.
Jaime recupero la conciencia y se vio maniatado a una silla, su abuela tambien lloraba al ver a su nieto. Comencé a desnudar a esa dulce anciana, la cual habia sido operada de un quiste en el estomago recientemente. Comencé a escretar uno de mis famosos Toblerones el cual olia a gloria bendita, abri la cicatriz de la abuela y se lo introduje para que formara parte de sus entrañas. Jaime llorando de terror estaba viviendo una pesadilla. Acto seguido cogí a aquella vieja e introduje una pajita en esa cicatriz, y dije a Jaime que o sorbia o su abuelita moriria.
Jaime como buen niño obeso que es, sorbió como un poseso y tragó mierda, fluidos corporales y otras sustancias de dudoso origen. Tras medio minuto sorbiendo lo vomito todo. Le mee en la cara por la ofensa y baje a mi pastor aleman para que finalizara el trabajo. Sultan provoco tales embestidas a aquel senil ser que acabo por matarla antes de derramar en su interior toda su crema perruna. Jaime tras ver el cadaver de su abuela, lleno de mierda en sus entrañas y violado por un perro, empezo a temblar. Lo dejé ahi. Dias despues la policia lo encontró con 15 kilos menos, le habia hecho un favor; para entonces yo me encontraba de camino a otro destino incierto.