Mi historia con las recreativas se puede resumir con dos palabras: fracaso y despilfarro.
Recuerdo perfectamente cómo empecé en el vicio. Fue en el almería, con 6 o 7 años. No sé si alguno es de esa ciudad, pero hace cosa de 30 años había un local, una hamburguesería con buena fama llamada Don Micky, la cual tenía un sonriente sucedaneo de Mickey Mouse en la fachada. No fueron pocas las veces que mi hermano y yo nos escapamos después de clase para dejarnos los cuartos en ese sitio, entre hamburguesa y hamburguesa, hasta el punto que, en ocasiones, mi madre llegaba de trabajar y al no encontrarnos en casa llamaba directamente y le confirmaban que estabamos allí.
En ese sitio, ademas de suculenta comida tenían una serie de maquinas infernales que doblegaban la voluntad de cualquier chaval.
La primera maquina con la que me envicié allí fue, si no recuerdo mal, Toki. Un juego de un chimpancé que lanza pelotas por la boca a otros chimpancés hasta rescatar a su amada, simple y basico. Viendo a un chaval jugar a este juego escuché una de las frases mas míticas lanzadas por alguien. Un chaval mas joven miraba fascinado como un mayor pasaba de fase en fase hasta que este le soltó un contundente "No te emociones que luego sueñas". Magico.
Esa la alternaba con otra maravilla, el Rainbow Islands, continuación del Double Bouble y mil veces mas divertida.
Moñecos lanzando arcoirises para matar a los bichos malvados. Genial. Si tardabas te salía una frase, "HURRY!", que por aquella pensaba que era como "Hurra" pero en inglés, como el guapi o el adiosi de hoy.
Pero la estrella de ese sitio era, sin duda, esta:
El Thunder Blade. Practicamente había que sacarse el BTP para poder jugarlo. Había días que ni despegar el heliCOCKtero podía

Eso sí, creo que costaba 100 o 50 pesetas, poca broma. Por eso estaba siempre vacía.
Equiparable a esta solo estaba el after Burner, pero no recuerdo exactamente donde lo jugaba, aunque si recuerdo que era igual de caro y
sofistificado.
Unos meses mas tarde, una cafetería que estaba frente a mi casa hizo una adquisición que puede ser el Top 3 de recreativas que he jugado. Estoy hablando de la maquina con 4 mandos de las Tortugas Ninja.
Me he divertido como un becerro loco dorado de la dehesa extremeña a la luz de la luna con este juego, solo o con desconocidos, que era la gran novedad que introducía esta maquina. Con 4 mandos, el miedo a jugar con otra persona que no conocías de nada, por alguna extraña razón, desaparecía.
Mis tardes de Tortugas Ninja y Mikolapiz eran sagradas.
En Sevilla tenía un par de sitios a mano para jugar. Uno para jugar todos los domingos religiosamente después de misa y otro en Sierpes. El primero no recuerdo el nombre, pero el segundo era Las Vegas, en Tetuan o Sierpes, no recuerdo. En ambos sitios corría el rumor de la venta de droga a espuertas. En la primera lo dudo, pero en la segunda no me sorprendería. En esta recuerdo con total nitidez al encargado, un GÔRDO con riñonera y una pedazo de talega que daba +1000 de asco.
El único juego memorable que había en esos locales era el Final Fight, otro de mis 3 juegos favoritos de todos los tiempos.
Creo que sobran las explicaciones sobre esta maravilla.
La ultima enviciada grande que me pegué fue en el bar de unos apartamentos de Marbella en los que solía veranear. Los juegos en cuestión eran Tiger Heli
con unos de los graficos mas basicos de la historia, y el ya mencionado Cadillacs & Dinosaurs, que me lo terminé pasando a costa de una morterada.
Este juego era una flipada importante, pero coño, molaba.