¿Y qué te creías que era la vida o qué te contaron que era? Porque la vida es eso, un canto que va rodando rio abajo empujado por la corriente hasta que llega al mar ya todo redondito o desintegrado en miles de partículas.
La inmensa mayoría somos piedras pequeñas, guijarros insignificantes, como mucho podemos valer para ser colocados en un camino y que pasen por encima las carretas. Muy pocos llegamos a ser piedras de molino, o dinteles de puertas de palacios, o losas de mármol de tribunales o piedras preciosas para adornar las coronas de los reyes ni tampoco diamantes para lucir en dedos de damiselas. Somos eso, Demian, putos cantos, graba, zahorra, terrones, lascas.