Perdonad que esté algo ausente, ando algo liado.
Lebrom rebuznó:
Iskariote, ¿nunca pensaste en ampliar la plantilla de masajistas para sacar mayor tajada?
Sí, pero creo que hice bien conformándome con lo que tenía. Las chicas se llevaban bien y me parecían de fiar, en lo que respecta a las preocupaciones de alguien que está dando sus llaves a alguien y con las reservas que hay que tener en ese sentido sea quien sea en quien confíes. Es decir, que si iba a estar fuera de Madrid, no decía cuánto tiempo me iba y dejaba mis llaves a alguien para que pasase por casa a controlar sin avisar.
Ampliar plantilla podía haber supuesto los clásicos malos rollos entre mujeres, que es increíble lo pronto que te montan una guerra porque una vela no esté encendida o por un quítame allá esas pajas (supongo que esta expresión viene de este gremio).
Perrino Chico rebuznó:
Cobrabas por servicios o por días? Quizir, cobrabas lo mismo si tenían un cliente al día que cinco?
Cobraba por servicio, siempre he creído en las políticas de incentivos y está claro que esta no era una de ellas. Patiné. En cuanto tenían el dinero suficiente para sus necesidades, no les veías el pelo. Es obvio que fui muy tonto al no caer en la cuenta. Pero me pareció un dinero tan caído del cielo que tampoco hice cuentas ni me planteé apretar más las tuercas.
Eso sí, en mi próximo burdel, que lo habrá, será distinto.
TITO_PULO rebuznó:
iskariote, tengo un piso para poner en el alquiler, crees que si se lo alquilo a unas lumis a cambio de darles la seguridad de que no tendran problemas conmigo por mucho que me pataleen los vecinos estaran dispuestas a pagarme algo mas del precio de mercado?
Me parece que tienes que ofrecer un valor añadido. Todos los que alquilan su piso a putas ofrecen esa misma garantía. Lo que sería una novedad es decirles que con los vecinos no van a tener problema, porque ellas son las que van a estar allí, ofreciendo sus intimidades y jugándose un recurso mucho más escaso: su tiempo.
A los caseros se la suda por completo que sean putas. Pagan muy bien y suelen cuidar el piso más que el inquilino medio. Las quejas de los vecinos son un poco molestas pero con el bolsillo lleno y ninguna ley quebrantada, conozco poca gente que se preocupe más allá de un par de palabras más altas que otras.
Así que a las putas lo que les preocupa es si los vecinos se meterán con ellas o enrarecerán el ambiente. A los clientes les preocupa en exceso su anonimato y ser observados les atormenta, especialmente si se trata de miradas inquisidoras.
A mí fue de lo primero que me preguntaron, si habría problemas con los vecinos. Supuse que no porque el vecino chungo era yo. Un par de señoras mayores, una familia con un par de hijos bastante normales dentro de la habitual subnormalidad reinante y otra gente a la que jamás me he cruzado, porque son de esos que si oyen a otro en las escaleras, esperan y salen cuando se haya ido.
He estado en otras comunidades donde estoy seguro que habría tenido problemas, pero también me da igual, a conflictivo no me iban a ganar.
Mi consejo es que, si quieres hacer negocio, cuides primero las cosas de puertas para adentro. Si la cosa va bien, podrás afrontar las disputas comunitarias con el argumento más poderoso de todos: el dinero. El piso ha de estar "cuco", bien aclimatado para gente que va en porretas, con un baño moderno y espacioso (si caben dos en la ducha, los clientes pagan más, no sé por qué pero a la gente le gusta eso). La ubicación es
vital, si está en barrio de oficinas o de clase alta, los clientes serán más distinguidos, si estás en Lavapiés, pon un locutorio.
El precio de mercado de un piso es el que es, las putas también entran en idealista, ofréceles cosas que les interesen: servicio de lavandería, limpieza diaria (yo puse una asistenta y fue una experiencia que repetiría sin duda), velas y pachuli por cortesía de la casa... Ese tipo de cosas, hay mil posibilidades. A ellas les interesa poder centrarse en el core de su negocio: su coño y lo que lo rodea. Si son putas es, como bien se ha señalado ya, porque no quieren fregar escaleras. Deja que se sientan princesas, que su castillo esté iluminado y perfumado, que sólo se preocupen de acicalarse y de decorar, que eso sí les gusta. Y te pagarán mejor porque SEGURO que ganarán más.
Aunque esto implica ser parte activa en el negocio, pero el que algo quiere, algo le cuesta. Y yo lo considero mejor opción que darle las llaves de tu piso a unas putas y olvidarte, eso es una lotería y las posibilidades de que no siempre ganes son más que factibles.
BAILARE SOBRE TU TUMBA rebuznó:
Y todo el mundo disertando acerca de si este pellejo tiene dignidad o no por ganarse la vida haciendo pajas, ¡Pero si lo menos indigno que ha hecho en su vida son esas pajas!
Ya el hecho de que desprecie a los que le pagan las facturas llamándolos puteros pero que ella se abstenga de considerarse puta habla mucho de ella. Luego ni el más mínimo decoro profesional, rajando de los puteros, pero es que lo de tener novios formales y recibir regalos va mucho más allá, eso es ser más puta que la gallina turuleca, esos regalos manchan mas que los
Y lo peor es que al final, cuando se le empiecen a caer las tetas, aún se casará con alguno de ellos, y se disfrazará de mujer respetable, y te tocará en la mesa en una boda. Y el pobre hombre aun creerá que le tocó la lotería con la madre de sus hijos.
pajotes de los ozitos que le pagan 60€.
La Morena, la que tenía varios novios, no llamaba puteros a los clientes salvo en alguna contada ocasión en la que lo pronunciaba como un niño que dice un taco por primera vez. Era una palabra que la Rubia tenía en la boca casi todo el tiempo, supongo que a modo de válvula de escape, por poner una nota de humor ácido. A la Morena esto casi que le dolía, ella sí se sentía sucia y de manera implícita sí me dio la sensación de que se sentía una prostituta más. La diferencia de este tipo de prostitución es que se requiere el esfuerzo de escurrirse cual anguila hasta que el cliente se deja hacer, eyacula y deja de pelear por metérsela.
Sobre lo indigna que pudiera ser, me asombra que aún dejéis el peso de la relación en manos de una mujer. Todos esos novios, todos esos pobres hombres, vivían la mentira que ellos se querían creer. El más "oficial" se sabía cornudo y en el fondo le encantaba. No en plan morboso, sino porque le gustaba ser la víctima de la relación, ser él quien siempre tenía un detalle de amor frente a una pareja fría que no le merecía. Es muy fácil parecer el novio perfecto cuando alguien no te soporta y tú pareces poner la otra mejilla. Pero al mismo tiempo había algo turbio, una constante presunción de culpabilidad (y alguna razón había, pero los "¿dónde estás?" eran CONTINUOS), una intención perenne de controlar a alguien que está a 500 km. Pocos cuernos le caían.
Los otros dos pecaban también de lo suyo y estoy SEGURO de que no picoteaban sólo en ese granero, se notaba porque sus apariciones eran intensas pero discontinuas, un tío que está de verdad detrás de una sola mujer está ahí cada día, para bien o para mal. Esos jugaban más barajas y esta chica era una de ellas.
Ella no pedía NINGUNO de los regales, sus caprichos se los compraba con el dinero que ganaba y lo demás eran las típicas ofrendas de pagafantas. La mayoría de esos regalos me los enseñaba en fotos que hacía en el momento de recibirlos, le daba vergüenza estrenarlos. Salvo si se le presentaba una cita con algún maromo que de verdad le gustase, entonces sí que se ponía los vestidos, collares y relojes. Genio y figura.
Ni quiero defender a nadie ni trasladar culpa. Esto no va de culpas. Si algo he ido asimilando en mi vida amorosa es que las relaciones son una decisión que tomamos cada día, que tenemos lo que queremos tener y la persona con la que estamos es aquella con la que elegimos castigarnos o ser felices, según cada cual. Mi opinión es que todos esos "novios" eran gente de follar poco, de latitudes donde follar bastante ya es una utopía. Esta chica tenía unos rasgos exóticos que pueden ser del agrado de muchos, no era para nada mi tipo pero he de reconocer que era guapa, tenía una sonrisa bonita, se sabía arreglar y sacar partido mejor que una chica de lujo y tenía una educación y modales que podían engañar a cualquiera que quisiera ser engañado. Creo que con muchísimo menos que esa descripción ya hay miles de gilipollas que hipotecan su vida al lado de tiparracas que no son para nada mejores y que tienen nulos reparos a la hora de mermar de forma acuciante el poder adquisitivo de aquellos a los que dicen amar. Esta chica ni siquiera sabía disimular el asco que le daban, era una cosa que siempre le reprochaba la Rubia, que era un libro abierto y que se le notaba a leguas que estaba a disgusto. Pero claro, todos queremos creer que nos adoran.
BAILARE SOBRE TU TUMBA rebuznó:
La flexibilidad moral del señor ISKARIOTE puede tener que ver con que su madre tuviera un puticlub, no creo que esté haciendo juicios imparciales.
Mi flexibilidad moral es, como la de casi todos, la que me permite vivir más cómodamente. Especialmente si se trata de algo tan sencillo como no juzgar a los demás a la ligera, con lo divertido que es ser completamente ajeno a esos juicios de valor tan profundos y disfrutar de un espectáculo único.
Mis valores y mi moral me los reservo para mí mismo, que bien sé que hay un par de barbudos en mi gimnasio que se quitarían el sueldo entero por catar mis mieles y no se me ocurriría ni en un millón de años. Pero que yo no tome ese camino no me hace sentirme mejor que otras personas que sí lo toman. Lo sea o no, me la suda.
ilovegintonic rebuznó:
A ver, claro. Sin quitar ni un punto ni una coma a lo que ha dicho, el hecho de que sea puta es que va de la mano con todo lo demás. A ver si es que ahora una puta indigna va a ser virtuosa en lo demás. Si es que ser puta es la punta del iceberg, cojones. Qué te puedes esperar de una fulana; por eso, porque son putas, son indignas, y la que es indigna consigo misma imagínate con los demás.
Aunque ya he manifestado que no estoy de acuerdo en lo de la dignidad, que lo considero más relativo que eso, sí quiero señalar que es verdad que el hábito no hace al monje. Como en todas las profesiones, hay rasgos del carácter que ayudan a desempeñarla y otros que lo harían imposible. Rasgos que se manifiestan en la vida cotidiana.
Para tocar penes por dinero hace falta haberlos tocado de gratis. Pero gratis, GRATIS. Es decir, de borrachera y sin conciencia ninguna de quién hay adherido a ese falo. De despertarse en cama ajena y tener que pedir un taxi por no saber ni dónde se está. De ser una mujer de vida tan alegre que se le alegra la vida a los demás.
En estos dos días sin postear aquí, le he dado vueltas al tema. Para mí eso de la dignidad es una cosa que cada uno lleva consigo, que no es indigno al que señalan, sino al que le importa por qué le señalan. Es una opinión y estoy seguro de que es argumentable, pero es mi
conceto de la dignidad y me gusta, así que no os molestéis en rebatirlo porque estoy muy cómodo en esta posición.
Pero al mismo tiempo señalo a gente como indigna por algunos trabajos que considero denigrantes y me doy cuenta de que hago lo que me empeñaba en rebatir, así que intentando buscar un punto común llego a la siguiente conclusión (hazte un blog):
Estos dedos acusadores, esta indignidad que señalamos, apuntan a una rotura del mercado, a una falta severa contra las leyes de la oferta y la demanda. Las mujeres tienen un producto con una demanda INFINITA, siempre hay hombres dispuestos a partirse un brazo por catar su coño. En tales condiciones del mercado, lo natural es que el precio sea muy elevado, como puede ser una hipoteca y la rendición total ante unas leyes que pueden, por derecho, despojarte de todo lo que has ganado y ganarás en tu vida. Que ciertos agentes irrumpan en escena con un precio tan irrisorio como unos pocos jornales es algo que molesta sobremanera a la competencia y pone de manifiesto la escasa previsión de riesgos que han hecho dichos agentes, pues algún día serán viejas y feas y acatarán las mismas normas de racionamiento y queja continua que el resto.
En una sociedad de consumo, no hay mayor pecado ni mayor indignidad que hacer una mala estimación del precio de tu mejor producto. La ruina es la última parada para estos herejes. Así es como entiendo que todo lo dicho sobre mujeres y coños se aplica igual a los ingenieros, que malvenden un trabajo que genera gran riqueza por un contrato de prácticas e infinitas horas.
Menudo coñazo que he soltado.
polveteador-ZGZA rebuznó:
Tengo entendido que el efectuar movimientos repetitivos produce problemas.
¿Alguna de las putas se quejó del síndrome del túnel carpiano?
Ojalá, eso hubiera significado que echaban jornadas mucho más productivas. Pero no, no se dio el caso ni de una leve lumbalgia.
polveteador-ZGZA rebuznó:
¿Alguna vez apareció alguna señora/ita a que le hicieran un masaje?
No. Una vez llamó una para pedir un servicio a una pareja, pero en el domicilio de ésta, cosa que a las chicas no les terminó de convencer y no se cerró la cita.
polveteador-ZGZA rebuznó:
¿Que se siente siendo un chuloputas?
Nada, a veces un poco de incomodidad por tener que ir a cagar y no poder porque aún tiene que ducharse alguien y no se puede dejar el baño como zona catastrófica, pero los intestinos se ajustan pronto a los horarios y en un par de días te acostumbras a ir en otro momento.
TITO_PULO rebuznó:
donde hay que firmar?
a lo mejor tu a esta tia que encima puede darte un nivel de vida mas alto del que puedas llegar a alcanzar por ti mismo, le dirias que no, que como le lefan la boca en los rodajes pasas de estar con ella y no la quieres tener de novia
Siempre hay un roto para un descosido, pero me parece que hay que estar hecho de una pasta muy especial para estar con alguien así.
Que sí, que te la pone dura, claro, a mí también. Pero, como decía antes, las trabajadoras del sexo son unas personas muy particulares y si a eso le añades que son MUJERES, fuente inagotable de inseguridades y neuras, el cóctel puede lucir mucho con sombrillita, pero también ser amargo de cojones.
Y si encima aspiras a compartir un nivel de vida que
ELLAS se han ganado con
SU coño, amigo mío, te deseo mucha suerte, porque está claro que la necesitas. El dinero del sexo puede pesar en el alma o la capacidad de enamorarse, pero está claro que la espalda no se la rompen. Eso y un mecanismo de compensación que empuja a hombres y mujeres a darse caprichos para ahogar las penas hacen que ese dinero se funda en gran medida antes de llegar siquiera a su casa.
En el caso de las chicas de mi piso, tenían ese dinero muy bien gastado antes incluso de ganarlo. Recibos de la universidad impagados, un iPhone, facturas del veterinario, deudas...