El fiscal era, como casi todos los de su calaña, un carcamal, un retrasado y un vendido sin agallas. "A mí esas explicaciones no me valen, todo esto ha causado un enorme... un enorme daño psicológico." Cuando es obvio que un imbécil huelebragas como él ya tenía decidido de manera premeditada solicitar la condena, actuando a piñón fijo, de forma mecánica, como todos los criminales en su cargo, y toda la ronda de preguntas en los turnos de palabra no buscaban jamás aclarar ningún hecho, sino meramente generar crispación, nerviosismo y finalmente hacer un teatrillo preconcebido para cubrir el expediente.
Más allá de que Benito es el puto amo por colocar el audio a disposición de los foreros, ILG por lograrlo y Prongo por su valentía, que ni Ayax de Telamón protegiendo el cuerpo de Patroclo, se trata de una experiencia sobre la práctica judicial cotidiana en el sistema español, aunque sea un caso tan ridículo tiene mucho material para aprender. Eso sí, no se pongan ustedes el traje bonito de los domingos si entran en un juzgado, prepárense para sumergirse en las cloacas que arrastran aguas fecales y ponzoñosas. Muchas veces pienso en los casos que he podido conocer directamente y lo cierto es que Prongo tuvo una potra monumental de que el juez fuera un hombre sensato y decente, con dos pares de cojones para no dejarse engañar por los lloros con lágrimas de cocodrilo de la PAWG. Tened en cuenta que el resultado de un proceso judicial no está en nada relacionado con la aplicación de la ley, sino con los intereses que existen para alcanzar un determinado resultado, que no siempre es la sentencia condenatoria, aunque sea lo más habitual.
Prongo tuvo garantías procesales, algo inaudito en el sistema español, y un juez que se atrevió a absolver a inocentes. Algo nuevamente que pocos jueces se atreven a hacer, en un sistema donde el medraje, el ansia de fama y notoriedad, han llegado a extender que la discrecionalidad de un juez está por encima de la ley. A Prongo y a Sir Ano se les permitió hacer un escrito de defensa con medios de prueba que sí fueron examinados y objeto de valoración, como los emails donde la mosquita muerta enviaba amenazas de muerte tanto a Prongo como a su nueva novia, todo por despecho, pues esta fue la verdadera motivación, y las supuestas vejaciones por los tuneos en el foro una excusa empleada como máscara de quien añoraba unas tremendas comidas de coño que antaño le aportaron orgasmos en cadena con avalanchas de flujos vaginales.
Finalmente creo recordar que Tiboroski ayudó a Prongo a realizar el escrito de defensa, por lo que, por una vez en la vida, hizo una buena acción, moralmente loable, sin comportarse como un subnormal. Gracias, Tiboroski, buen trabajo.