PELAGIVS
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- 30 Nov 2004
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Pues eso, la mayoría de vosotros conocéis mis ideas y tendencias pro-Torquemada, pureza racial, deportación de simios, milicias urbanas, etc, pero el otro día sucedió un hecho que me hizo meditar y sopesar que la invasión que nuestro país está sufriendo en los últimos años también puede aportar elementos positivos, tanto para nosotros como para (por supuesto) aquellos que vienen a nuestra Patria.
Aun so riesgo de poder parecer progre o chupi, os contaré la siguiente anecdotilia:
El hecho aconteció estando yo navegando por el foro de putalocura https://foropl.com/foro en un ciber-locutorio-zoo de esos que últimamente proliferan, lleno de negritos, latin-mierdas, musulmans, musulwomans, y gentes (sí, gentes...
) de las más variadas etnias, nacionalidades y subgéneros homo sapiens.
De repente veo a un señor (un señor, no tengo ningún reparlo en llamarlo así) de cerca de 40 años (45, como luego pude comprobar), así como calvo y fornido, que se me acerca y empieza a señalar nerviosamente el teclado sobre el que estaba escribiendo, agitando un pedazo de papel de periódico con cifras anotadas en él.
Por cómo me hablaba noté que era extranjero, del Este, supuse, y con muchísima educación, balbuceando no sé qué de los papeles, se agachó a mi lado y me pidió (con gran dificultad, no hablaba muy bien castellano pero se le entendía) señalándome trozo de diario, que entrara en www.mpe.es.
Es de reseñar lo ansioso que estaba, y la humildad que reflejaba en sus gestos y sus modos. Para romper un poco el hielo, relajar un poco la situación y ser un poco amable (tengo veinte años y tener arrodillado a mi lado a un señor de 45, por muy albano-kosovar que sea, resulta incómodo, y la verdad es que él estaba temblando como un niño), le pregunté de dónde era y tal, me dijo que era búlgaro, sonrió y me dió una palmadita en la espalda (aún así con mucho respeto y midiendo bien su gesto), mientras se le iluminaban los ojos; seguramente pensó "este es colega, este es buen chaval".
Ya en la página del ministerio, empiezo a buscar dónde mirar las solicitudes de permisos de residencia, trabajo, etc. Él me va ayudando, hice algún par de cosillas mal (poner el número de solicitud, la fecha de petición y la de su nacimiento, etc), y a todo esto llegó la que supongo sería su mujer, que seguía el proceso con una diplomática sonrisa, y también con mucho interés y tensión.
Ya al final del proceso, resultó que su solicitud había sido aceptada, y pegó un bote de alegría, me dió la mano, abrazó a su mujer, etc. Después, con una sonrisa de oreja a oreja y visiblemente emocionado, me preguntó, con su habitual humildad, cuánto me debía por el servicio (no con esas palabras, lo de "servicio" lo dije yo, porque no acertaba a dar con la palabra adecuada); yo, por supuesto, le dije que gratis (alguno de vosotros le habríais pedido 50 euros
), y ya el buen señor me abrazó, me dió un beso bien sonoro (incluso me japó un poco sin querer) y se marchó tan feliz y campante con su señora.
Hacía mucho tiempo que no veía a nadie tan feliz, y de verdad me alegré por él; se le veía que era un hombre honrado, muy buena gente, posiblemente un padre de familia que tendría que sacar adelante a sus hijos, que a lo mejor lo pasó muy mal en su país, etc.
Pues eso, digo que no todo lo que tenga que venir sean violadores, pandilleros balaseros, traficantes, etc, que también hay mucha gente honrada que viene a darle duro, a trabajar y a aportar cosas positivas a nuestra sociedad con ganas, esfuerzo e ilusión, y que el Gobierno o quien cojones mande en estos asuntos debería ser más exigente a la hora de conceder permisos a los extranjeros, porque seguramente con la remesa de regularización con la que entró este, entraron miles y miles de oswaldo wey rodrígues el asesino de julacapay, el puto moro cagacosto, y demás engendros que habría que zombificar o utilizar como comida para peces como único aprovechamiento útil.
Extranjeros bienvenidos, pero sólo los buenos (y en su justa medida).
Aun so riesgo de poder parecer progre o chupi, os contaré la siguiente anecdotilia:
El hecho aconteció estando yo navegando por el foro de putalocura https://foropl.com/foro en un ciber-locutorio-zoo de esos que últimamente proliferan, lleno de negritos, latin-mierdas, musulmans, musulwomans, y gentes (sí, gentes...

De repente veo a un señor (un señor, no tengo ningún reparlo en llamarlo así) de cerca de 40 años (45, como luego pude comprobar), así como calvo y fornido, que se me acerca y empieza a señalar nerviosamente el teclado sobre el que estaba escribiendo, agitando un pedazo de papel de periódico con cifras anotadas en él.
Por cómo me hablaba noté que era extranjero, del Este, supuse, y con muchísima educación, balbuceando no sé qué de los papeles, se agachó a mi lado y me pidió (con gran dificultad, no hablaba muy bien castellano pero se le entendía) señalándome trozo de diario, que entrara en www.mpe.es.
Es de reseñar lo ansioso que estaba, y la humildad que reflejaba en sus gestos y sus modos. Para romper un poco el hielo, relajar un poco la situación y ser un poco amable (tengo veinte años y tener arrodillado a mi lado a un señor de 45, por muy albano-kosovar que sea, resulta incómodo, y la verdad es que él estaba temblando como un niño), le pregunté de dónde era y tal, me dijo que era búlgaro, sonrió y me dió una palmadita en la espalda (aún así con mucho respeto y midiendo bien su gesto), mientras se le iluminaban los ojos; seguramente pensó "este es colega, este es buen chaval".
Ya en la página del ministerio, empiezo a buscar dónde mirar las solicitudes de permisos de residencia, trabajo, etc. Él me va ayudando, hice algún par de cosillas mal (poner el número de solicitud, la fecha de petición y la de su nacimiento, etc), y a todo esto llegó la que supongo sería su mujer, que seguía el proceso con una diplomática sonrisa, y también con mucho interés y tensión.
Ya al final del proceso, resultó que su solicitud había sido aceptada, y pegó un bote de alegría, me dió la mano, abrazó a su mujer, etc. Después, con una sonrisa de oreja a oreja y visiblemente emocionado, me preguntó, con su habitual humildad, cuánto me debía por el servicio (no con esas palabras, lo de "servicio" lo dije yo, porque no acertaba a dar con la palabra adecuada); yo, por supuesto, le dije que gratis (alguno de vosotros le habríais pedido 50 euros

Hacía mucho tiempo que no veía a nadie tan feliz, y de verdad me alegré por él; se le veía que era un hombre honrado, muy buena gente, posiblemente un padre de familia que tendría que sacar adelante a sus hijos, que a lo mejor lo pasó muy mal en su país, etc.
Pues eso, digo que no todo lo que tenga que venir sean violadores, pandilleros balaseros, traficantes, etc, que también hay mucha gente honrada que viene a darle duro, a trabajar y a aportar cosas positivas a nuestra sociedad con ganas, esfuerzo e ilusión, y que el Gobierno o quien cojones mande en estos asuntos debería ser más exigente a la hora de conceder permisos a los extranjeros, porque seguramente con la remesa de regularización con la que entró este, entraron miles y miles de oswaldo wey rodrígues el asesino de julacapay, el puto moro cagacosto, y demás engendros que habría que zombificar o utilizar como comida para peces como único aprovechamiento útil.
Extranjeros bienvenidos, pero sólo los buenos (y en su justa medida).