A veces, no con la frecuencia que un servidor la cultiva, la reiteración es buena, conviene la tautología y los circunloquios. Es de buena educación ser redundante en las descripciones y los adjetivos, es recibido con gozo y aprobación las narracioens detalladas, con extra de adjetivos y metáforas. En ocasiones, no siempre ni para cualquier suceso, queremos saber, con distintas voces y ángulos lo mil veces dicho y remarcado. El pueblo y las pajas con las que se alivia, reclaman algo más de luz sobre este hecho tan prometedor. Que bien nos vendría, descansar un poco la imaginación y apoyarla sobre los hechos concretos de su relato. Si la moza es algo suelta, y cuanto nos alegramos de que así sea, queremos su confirmación bien explayada, cuajadita de detalles viscosos y degradantes. Queremos saber con quién, cuando y en que posturas; esperamos ansiosos el recuento de coágulos seminales sobre su rostro, la longitud exacta de las aristas de sus pezones y si lleva la ingle despejada o es fiel a los 80 dentro y fuera del plató.
Si usted ha vivido, como espectador o protagonista privilegiado, algún episodio como los que insinúa, proceda, si represalias legales no lo desaconsejan, a darnos el gusto de entrar en detalles. Muchas gracias.