Este asunto de la china es uno de los casos que más cachondo me ponen, es que lo tiene todo: asesinado, sexo, depravación, incesto, mentiras.
La madre era una puerca que mantenía relaciones con un moro, sí, señores, con un moro. Una señorita de la alta burguesía compostelana relacionándose con un sucio y asquerosos moro de mierda. Una depravada y una guarrona, no tiene otro calificativo.
El padre era un pederasta que hacía fotos a su hija en lencería. Un pervertido que abusaría de una china que también tendría su porción de puta, pero que no era para matarla, vamos, digo yo.
Todo el rollo de drogarla para luego hacerla mil perrerías, las fotos, la madre que consentía y no me extrañaría nada que participase en las orgías. Imaginaos: una puta pija cuarentona revenida, un pervertido calzonazos, un moro de mierda y una niña china drogada.
Y no me negaréis que esas cartas desesperas de la chinita donde anunciaba con ternura su sospecha de que su fin estaba próximo, joder, es que es para sacarse la polla y meneársela a gusto. Su facebook o en twiter o dónde fuese que iba dando pistas de que querían eliminarla, es algo tan enternecedor y morboso que sólo leer el diario de la china dan ganas de empezar a masturbarse y no parar.
Una china, niña, hija adoptiva, que duerme en el cuarto de al lado y su ingenuidad no le permite ver malvad en los tocamientos de su padrastro. Primero viéndolo como un juego inocente, luego, consciente de que era algo más sucio y perverso consintiendo por un miedo aterrador que anularía su voluntad. Una madre que mira y consiente, somníferos para borrar rastros en la memoria, fotos, lencería para niña (no sé dónde cojones se comprará), y como culminación el asesinato y el abandono del cuerpo del delito en una cuneta como a un vulgar perro.
Soberbio, magnifico, si no os excitáis con ese asunto es que no tenéis sangre en las venas.