eyaculeitorpower
Novato de mierda
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- 20 Mar 2006
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Todo empezó un día, cuando mi vecina de 25 años y casi anorexica me toca a la puerta para pedirme un cigarro, ella vivía en el piso de enfrente. Cuando abrí la puerta me encuentro al niño que tenía de 2 años, que entró corriendo por casa y ella detrás pidiéndome un cigarro. Me pregunta por el perfume que llevaba el otro día cuando me crucé con ella por la escalera, yo le contesté que no me acordaba cual era pero, que fuera hasta el baño y mirara en la mueble donde tenía los perfumes. Ella entró pero no logró reconocerlo y salió diciéndole al niño, vámonos de aquí antes de que nos pille tu padre, a lo que yo le pregunté si tenía algún problema por estar en mi casa, a él lo conocía desde hacía tiempo, me dice que sí, sobre todo con lo que le gustan a ella los hombres, yo no me pude resistir y le dige que a mi me pasaba lo mismo con las flacas, y era verdad, me encanta una mujer muy, muy flaca, ella lo era, tanto que, cuando me la follaba me hacía daño a la altura de las ingles. Ni corta ni perezoza sale de mi casa diciendo que, cuando su marido (mecánico) tenga que trabajar de noche y el niño esté dormido me haría una visita.
Pasó algún tiempo hasta que un domingo suena el timbre, abro la puerta y es ella, esta vez a ver si tenía fuego. Le doy un mechero y entra en su casa, yo cierro la puerta y a los 10 minutos vuelve a tocar para darme el mechero. Le pregunto si está sola, me contesta afirmativamente, entonces ahí mismo, entre puerta y puerta nos quedamos mirando, nos besamos y empiezo a tocarla, a meterle el dedo en su raja, ella me saca la poya y se la mete. Me la empiezo a follar, se da la vuelta se pone contra la pared y se la mete por detrás. Una vez que veo que se me ha corrido, saco la poya para correrme y la muy guarra me dice que qué hago, que me podía correr dentro, que se toma la pastilla, yo le contesto que me gusta ver como ven como me corro. Bueno, eso quedó ahí hasta que pasó a ser un tema adictivo, todos los días me la chupaba, me la follaba o me hacía una paja. Si su marido estaba en casa, quedaba con ella en la azotea mientras ponía la lavadora. Si la pillaba subiendo o bajando las escaleras, me la follaba o me la chupaba, vamos, era una fiesta continua. Un día, mientras le ayudaba a conectar una lavadora que había comprado, en un despiste, como tiene una minifalda con unas medias de red puestas, se la levanta y veo que no lleva bragas, ya ves, cada vez que el marido se agachaba para conectar las mangeras y los cables, yo le metía el dedo y le tocaba una paja a su mujer que se ponía detrás mía haciendo como que miraba las operaciones técnicas. Tanto llegó el vicio que como le daba todavía el pecho al niño, mientras me hacía una paja, lubricaba mi poya con su leche mientras me la tiraba a presión.
Al final me casé y vendí la casa, veía que en cualquier momento nos podían pillar y no estaba por arriesgar mi matrimonio, pero durante un año y medio fue una pasada.
PD: Todo esto me ocurrió en Barcelona hace ya unos años.
Pasó algún tiempo hasta que un domingo suena el timbre, abro la puerta y es ella, esta vez a ver si tenía fuego. Le doy un mechero y entra en su casa, yo cierro la puerta y a los 10 minutos vuelve a tocar para darme el mechero. Le pregunto si está sola, me contesta afirmativamente, entonces ahí mismo, entre puerta y puerta nos quedamos mirando, nos besamos y empiezo a tocarla, a meterle el dedo en su raja, ella me saca la poya y se la mete. Me la empiezo a follar, se da la vuelta se pone contra la pared y se la mete por detrás. Una vez que veo que se me ha corrido, saco la poya para correrme y la muy guarra me dice que qué hago, que me podía correr dentro, que se toma la pastilla, yo le contesto que me gusta ver como ven como me corro. Bueno, eso quedó ahí hasta que pasó a ser un tema adictivo, todos los días me la chupaba, me la follaba o me hacía una paja. Si su marido estaba en casa, quedaba con ella en la azotea mientras ponía la lavadora. Si la pillaba subiendo o bajando las escaleras, me la follaba o me la chupaba, vamos, era una fiesta continua. Un día, mientras le ayudaba a conectar una lavadora que había comprado, en un despiste, como tiene una minifalda con unas medias de red puestas, se la levanta y veo que no lleva bragas, ya ves, cada vez que el marido se agachaba para conectar las mangeras y los cables, yo le metía el dedo y le tocaba una paja a su mujer que se ponía detrás mía haciendo como que miraba las operaciones técnicas. Tanto llegó el vicio que como le daba todavía el pecho al niño, mientras me hacía una paja, lubricaba mi poya con su leche mientras me la tiraba a presión.
Al final me casé y vendí la casa, veía que en cualquier momento nos podían pillar y no estaba por arriesgar mi matrimonio, pero durante un año y medio fue una pasada.
PD: Todo esto me ocurrió en Barcelona hace ya unos años.