Juvenal
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Buenas noches y bienvenidos a este remanso de paz y buen gusto que es la 2 y los hilos de mi buen amigo Juvenal, como siempre sencillos y nada pretenciosos.
Hoy vamos a hablarles de Las partículas elementales, la adaptación cinematográfica de la novela homónima del siempre polémico Michel Houellebecq, que viene precedida por cierto éxito de crítica y por el oso de plata al mejor actor para Moritz Bleibtreu.

Si les gustó Qué bello es vivir, con esta película van a disfrutar.
La historia, no excesivamente compleja, gira en torno a dos hermanastros de mediana edad de carácter opuesto, marcados por la ausencia de su madre, una hippy bohemia y casquivana.
Michael es un biólogo completamente absorto en sus investigaciones sobre genética, para quien el sexo carece de todo interés. Todo lo contrario que Bruno, profesor de literatura y escritor reaccionario, obseso y frustrado sexualmente que tras su ruptura matrimonial acaba internado en un sanatorio.

El reencuentro de ambos vendrá acompañado por la irrupción de dos mujeres en su vida: Annabelle (interpretada por la siempre estimulante Franka Potente), enamorada de Michael desde la infancia y nunca correspondida, y Christiane, abandonada por su esposo y que comenzará una relación con Bruno marcada por el sexo desenfrenado.

Hay que decir que la película capta las constantes de la obra de Houellebecq, y en ese sentido no decepcionará a los lectores que vayan a verla. Aunque se ha quitado bastante de la incorrección política y se ha eliminado la parte fantástica de la trama, la desesperanza y la amargura típicas del escritor son patentes, así como las dosis de sexo y la tragedia que poco a poco se cierne sobre los personajes.
También tiene sus momentos de humor, sobre todo a cargo (o más bien a costa) de Bruno.
No es una obra maestra, pero por el trabajo de los actores y la historia merece la pena verla si les apetece, ante la penuria de la cartelera actual, un drama salpicado con algún toque cómico.