Luego está el factor Gaspart, Sanchez Arminio y el 'politburó' del nuevo Stalin del fútbol español, el ínclito Ángel Villar, un cacique que no puede permitir que le muevan la silla. Siempre dará órdenes para que el Madrid sufra y se desquicie con arbitrajes sibilinos, ya que Florentino no le hace genuflexiones. Lo peor es que Clos Gómez, que es un insidioso retruécano de Gaspart, el directivo de la Federación de los árbitros. El trencilla aragonés no sólo es un fan del Barça, lo peor es que es un forofo antimadridista. Además, tenía que resarcir al Valencia de alguna manera, cuando fue el árbitro que le eliminó contra el Sevilla. Pero, ¿quién defiende al Madrid? ¿El buenismo de Pérez o las palabras agresivas de Butragueño?