No sé si alguno ha entrado en el pasaje del terror del parque de atracciones.
Lo recuerdo vagamente. Era una casa con muchas estancias, todo muy oscuro y decorado. Entrábamos unos cuantos en fila, agarradísimos, y se hacía un recorrido por las distintas salas, con sus decorados, su golpes de sonido, la aparición de personajes horrorosos así de repente... tendría yo 12 ó 13 la primera vez y qué emoción, entonces tenía su aquel. ¿Y por qué o tenía? Pues porque uno, cuando golpeaba la puerta para acceder, muerto de miedo, no dejaba de pensar que igual, que a lo peor, entre los curritos que andaban allí y se dedicaban a meter miedo, se podía haber colado un psicópata de verdad que aprovechara para dar matarile a los excursionistas visitantes. Eso me ponía los pelos de punta y me obligaba a pagar y entrar. Esa emoción.
Casadito va por ahí ¿A que sí?
En vez de llamar a una puta, a una profesional sin alma, eficaz, seria, resolutiva... pues vamos a aventurarnos a ver si viene una sorpresita, una psicópata de a pié a la que se le tuerza el cable y le arranque el pito de un mordisco a uno de los comensales. Yo te entiendo. Es más emocionante así. Ojalá tengáis suerte.