Para mí es al revés. Te garantizo que cuando veo una película mi recreo es para mí lo primero, faltaría más; no soy tan tonto de ver una peli a mala hostia, mi tiempo no lo vale. Creo que si a este film no se le hubiera dado tanto bombo y no fuera Vigalondo un director español, joven y supuestamente friki -signifique esto lo que signifique-, para la mayoría habría pasado prácticamente inadvertida esta película. Entonces, dado que la peli no tiene nada de extraordinario, se la puede juzgar desde el punto de vista de la industria española (animar a que Vigalondo progrese, que haga mejores películas y las venda bien), pero no desde el punto de vista del cinéfilo objetivo y mínimamente exigente.