La literatura es la excusa de los acomplejados para hacerse los interesantes, y en eso deberíamos tomar ejemplo de los clásicos latinos. No hay cosa más bella que una cosa sencilla, lógica, bien estructurada y con sentido pleno. Las florituras, los alardes estilísticos, la adjetivación excesiva, preñada de piruetas imposibles, es sólo el modo de ocultar la mediocridad y, en los peores casos, la falta de ideas. Los mejores textos son aquellos cuya sencillez es aplastante, cuya lógica interna losconvierte en verdaderos ladrillos,pero no por su pesadez, sino por su resistencia al paso de los años y de los tontos.