Me estoy follando a una VIEJA. No me arrepiento.

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Por favor, sin dejar ni un solo detalle.

Lo de la gótica me ha flipado... entiendo que el tío le juraba fidelidad a ella, pero él a la vez, la ofrece a otros tíos para que se la follen... curioso siendo él un tío bien parecido y ella una puta orca de Mordor. Joder, la peña está fatal.
Sí, creo que él la trata con una especie de paternalismo filial, incluso. Extraño y asqueroso.
Ella no hace nada en la vida que el no le diga. La ofrece a otros porque a él le pone vejarla, y ella obedece no porque quiera follarse a otros, sino porque quiere complacerle a él. Y eso la excita. Nunca se follaria a otro por iniciativa. Solo acepta cada palabra del tipo. Sí él le dijese que se tirase por un puente, ella lo haría. O así lo entendí yo, vaya.
 
Lo de la francesa me extraña poco, quien quiera que viera el porno de la página Jacquie et Michel antes de que la justica les cayera encima sabe que entre las que iban a ser amateurs y sacarse unas perrillas había un buen puñado de mujeres, sobre todo de cuarenta para arriba, que necesitaban que las reventaran de las maneras más burras y a las que les organizaban orgías como las que se mencionan, con mucho negro y chocolate. Así de primeras podéis echar un ojo a las andanzas de Lyna Cypher y Adeline Lafouine para ver de que va el palo. Que por cierto, ahora me entero de que esta última, que es la más guarra entre las guarras, era parlamentaria suiza mientras empezaba su carrera :lol: No lo pueden evitar.

Los piercings en coño y tetas me ponen burro, muy horrenda tendría que haber sido la muchacha para que yo no le hubiera dado en tu caso.
 
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Lo que le hicieron a la francesa si queréis lo cuento otro día, que ya he perdido mucho tiempo
Como presidente del club "Anti gabacha hija de la gran puta", le agradezco de rodabrazo que dedique parte de su escaso tiempo en contar las vejaciones a la puta loca del coño.

Seguro que el marido lo disfrutó...
 
Lo de la francesa me extraña poco, quien quiera que viera el porno de la página Jacquie et Michel antes de que la justica les cayera encima sabe que entre las que iban a ser amateurs y sacarse unas perrillas había un buen puñado de mujeres, sobre todo de cuarenta para arriba, que necesitaban que las reventaran de las maneras más burras y a las que les organizaban orgías como las que se mencionan, con mucho negro y chocolate. Así de primeras podéis echar un ojo a las andanzas de Lyna Cypher y Adeline Lafouine para ver de que va el palo. Que por cierto, ahora me entero de que esta última, que es la más guarra entre las guarras, era parlamentaria suiza mientras empezaba su carrera :lol: No lo pueden evitar.

Los piercings en coño y tetas me ponen burro, muy horrenda tendría que haber sido la muchacha para que yo no le hubiera dado en tu caso.
Yo estuve durante mucho tiempo masturbándome en exclusiva con los videos de Jacquie et Michel. A veces traían hasta a alguna retrasada mental para que le reventaran a pollazos con dobles penetraciones. Los videos de esta gente tenían algo sórdido, ruin y sucio que me ponían como un verraco.

Mi musa era Nina Feline... es absolutamente guarra, disfrutaba con lo que hacía, ya le pusieran delante un coño, un viejo o 4 mendigos.

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Por eso, después de ver bastante porno francés, entiendo de la depravación de la francesa de @VRC, gran parte de esas mujeres llevan el zorrerío extremo en las venas del coño y es superior a ellas. Supongo que la mentalidad en esas latitudes es muy diferente a lo que suele ser "normal" por aquí.
 
Los cuatro maromos pulularon por el salón picoteando y sirviéndose copas y cervezas que había por ahí. El marido de la francesa se había ocupado de prepararlo todo bien.
La vieja y yo estábamos sentados en los sofás con unos gin tonics, y en el sofá de al lado, se sentaba el maromo, y la gótica se desparramaba en el suelo, entre sus piernas. Apenas cabía. Él le acariciaba el pelo rojo y negro de manera creepy todo el rato o le pasaba la mano por la papada. Ella suspiraba y tenía los ojos cerrados casi todo el rato. Solo los abría para mirarle a él. Tenía los ojos bonitos y de un azul muy clarito. No era fea, lo que generaba más disonancia con su asquroso y morbido cuerpo.
Salió la francesa, sabiéndose esperada y diva. Iba con taconazos, vestido negro largo con una raja a un lado y las tetas fueras, subidas con un corsé. No tenía mucha teta, pero estaban bien aprovechadas. Iba bastante maquillada y enjoyada. Parecía una sacerdotisa griega o algo así. El contraste entre eso y su final fue abismal. Dio las gracias a la gente y se presentó con los maromos con un beso en la mejilla a cada uno. Dijo en español con un asquroso acento francés : "ahora yo les dejo que hagan lo que deseen. No digo no a nada. Hagan daño a mi. Quiero daño y ser usada".

La vieja tiene la teoría de que el marido conocía alguna especie de clave para parar en caso de que ella lo pidiera, pero no podemos estar seguros. De cualquier modo, ninguno de los dos paró nada. Cuando esperábamos que ella se acercase al marido para agradecerle el asunto o darle algo de afecto antes del jaleo, no ocurrió. Sudó de el en todo momento, de principio a fin. Prácticamente ni le miro con odio ni asco.

Empezó dominando la situación.
 
Yo estuve durante mucho tiempo masturbándome en exclusiva con los videos de Jacquie et Michel. A veces traían hasta a alguna retrasada mental para que le reventaran a pollazos con dobles penetraciones. Los videos de esta gente tenían algo sórdido, ruin y sucio que me ponían como un verraco.

Mi musa era Nina Feline... es absolutamente guarra, disfrutaba con lo que hacía, ya le pusieran delante un coño, un viejo o 4 mendigos.

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Por eso, después de ver bastante porno francés, entiendo de la depravación de la francesa de @VRC, gran parte de esas mujeres llevan el zorrerío extremo en las venas del coño y es superior a ellas. Supongo que la mentalidad en esas latitudes es muy diferente a lo que suele ser "normal" por aquí.


Exacto, debe ser algo típico de los franchutes.

Por eso aquello del Marqués de Sade, o la última noticia del marido que drogó a su señora durante años para que la violaran decenas de subnormales.
 
Lo de la francesa me extraña poco, quien quiera que viera el porno de la página Jacquie et Michel antes de que la justica les cayera encima sabe que entre las que iban a ser amateurs y sacarse unas perrillas había un buen puñado de mujeres, sobre todo de cuarenta para arriba, que necesitaban que las reventaran de las maneras más burras y a las que les organizaban orgías como las que se mencionan, con mucho negro y chocolate. Así de primeras podéis echar un ojo a las andanzas de Lyna Cypher y Adeline Lafouine para ver de que va el palo. Que por cierto, ahora me entero de que esta última, que es la más guarra entre las guarras, era parlamentaria suiza mientras empezaba su carrera :lol: No lo pueden evitar.

Los piercings en coño y tetas me ponen burro, muy horrenda tendría que haber sido la muchacha para que yo no le hubiera dado en tu caso.

Como buen pajero pervertido también me toqué el centollo con algún vídeo de esa página peich, pero no se a que se refiere ustec con eso de que tuvieron problemas con la justicia. Puede explicar eso?
 
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Como buen pajero pervertido también me toqué el centollo con algún vídeo de esa página peich, pero no se a que se refiere ustec con eso de que tuvieron problemas con la justicia. Puede explicar eso?


En 2020 les cayó una investigación que era parte de algo más grande en el porno francés, porque también fueron a por los de French Bukkake. Mucho acusado de opacidad en el consentimiento y juicios por violación. Al dueño, Michel Piron, o lo acusaron o ya lo condenaron por violación y trata de seres humanos y desde entonces le han dado una limpia a la página que le ha quitado muchísimo de lo sórdido que dice @Empty Words y han borrado o limitado el acceso a muchos de los vídeos de antes de la nueva actitud.
 
y desde entonces le han dado una limpia a la página que le ha quitado muchísimo de lo sórdido que dice @Empty Words y han borrado o limitado el acceso a muchos de los vídeos de antes de la nueva actitud.
Estaba buscando los dos videos donde no se cuantos tíos se follan a una retrasada, y no lo encuentro. Era jodidísimo, porque la chavala no estaba mal fisicamente, pero en la entrevista inicial ya se veía que no estaba bien de la cabeza. En un video que graban con esta chavala, la cosa se pone tan bestia, que una que estaba detrás de la cámara mirando o ayudando, se pone a cuatro a que la follen sin que se le vea la cara. Sigo buscando un rato más porque el video merece mucho la pena.
 
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Estaba buscando los dos videos donde no se cuantos tíos se follan a una retrasada, y no lo encuentro. Era jodidísimo, porque la chavala no estaba mal fisicamente, pero en la entrevista inicial ya se veía que no estaba bien de la cabeza. En un video que graban con esta chavala, la cosa se pone tan bestia, que una que estaba detrás de la cámara mirando o ayudando, se pone a cuatro a que la follen sin que se le vea la cara. Sigo buscando un rato más porque el video merece mucho la pena.
Postee el enlace ya se sabe la perversión del hombre destroza su familia la de las mujeres destruye la sociedad
 
Perdón, se me ha cortado el mensaje.
Decía que empezó dominando ella. Se espatarró en el sofá llamó al moro y lo puso a comer coño. Luego al tete, y lo puso a comerle la boca. El negro se sacó la chorra, ya dispuesto. El farlopero hizo lo mismo.
Se los fue turnando en esas dos tareas. Estaba claro que el negro, lo de chupar coño no lo llevaba bien. En adelante, quedó relegado a mero rabo percutor.
Siguieron así un rato, hasta que ella acabó a cuatro sobre la cara del tete. El farlopas se le amorró al culo.
El moro fue directamente a la boca de ella, que ya estaba abierta. El negro se puso al lado. Y comenzó el baile. A partir de ese momento ella fue un juguete en sus manos. Mamaba pollas alternamente, mientras le abrían los agujeros a base de lametazos. El moro, como bien moro, parecía el más salvaje. La agarraba de la nuca y empujaba hasta que la tía tenía arcadas. Y seguía. El negro era el más amable y enrollado, pero la francesa apenas podía con la tranca dentro de la boca, y se ponía cerdisima cada vez que la veía acercarse.
La vieja y yo íbamos comentando la jugada. Le pregunté que cual prefería ella, y obviamente, el moro. El negro le hacía tilín físico, pero le parecía un tipo simple. Iba vestida con minifalda de cuero y blusa blanca. Se la empecé a desabrochar sin prisa.
Los ruidos de la francesa ya eran ensordecedores. El tete que le comía el culo empezó a inpacientarse y se quedó completamente desnudo, iba como loco buscando agujero. El otro que comía coño, salió de allí debajo y se puso de pie. Esos segundos bastaron para que el cocainas se lanzase a petarle el chumino a la guarra.
La tía comenzó a gemir sin sacarse la polla mora de la boca y alargó la mano para buscar la negra. Se llevó las dos a la cara. El cuarto en discoridia estaba un poco desubicado, así que se puso a tocarle las tetas desde el costado.
Apenas se la distinguía entre la montaña de músculos y rabos.
Mire a nuestro lado. La gótica seguía entre las piernas de su novio-dueño-chulo-lo que fuese. Lamía desesperadamente el pantalón de éste, que estaba completamente mojado por su saliva y dejaba entrever un bulto. El seguía acariciándole el pelo y susurrándole cosas : " así mi amor, así pequeña, tienes que ganartela, mi vida"
Las siguientes horas son muy muy muy confusas.
La francesa se corrió una vez al principio bastante claramente, mientras el moro percutia. Esto motivo a los tipos para ir descargando uno a uno en ella. El moro dentro. El negro, el tete, en las berzas y la espalda. El cocas, sin ningún escrupulo, se la metió en el coño lefado y volvió a correrse. La virgen, me daría mucho asco hacer eso, pero la vision fue acojonante. La vieja me la comía de rodillas mientras, en un extraño pique con la gótica, que seguía lamiendo el pantalón. El marido de la francesa estaba sentado en la mesa del salón, mirando a la pared, al suelo o a sus manos. A veces hacia amagos de refrotarse la sardina, pero desistía pronto..

La francesa convulsionaba y gemía bien embadurnada, y el moro tomó una vez más la iniciativa. La enganchó de los pelos y la puso a lamerle el cimbrel. Pim Pam Pim Pam, rato y rato se fueron turnando. Está vez le descargaron todos en la cara. Llevaba ya ocho lefadas encima y aún no era ni media noche.
El cocas aprovecho, fue a sus cosas, que estaban en una bolsa en la silla de la mesa y se preparó unas lonchas, haciendo honor a su nombre. Ofreció a todos. Tomaron el moro y el otro tete. El negro no. Les paso también al guaperas y la gótica. El se metió, y a ella le dijo que lo hiciera también. La vieja y yo rechazamos.
La francesa se metió un tirito, también, pero llevaba tanta lefa por la cara, que la mayoría se le quedó pegado ahí.
El tercer asalto fue el que empezó la violencia. El cocas enganchó del brazo a nuestra querida Josefina y la sacó al jardín. Le dio un manguerazo y le dio una patada en el culo, tirándola a la piscina del chalé. Ella, mojada, se arrastrado hasta el borde. Mientras salía, el cocas se precipitó sobre ella y se la clavó en el culo. Alaridos de la guarra. Los otros tres no perdieron el tiempo y salieron a por ella, buscando su propio hueco. La pusieron a cuatro en el borde de la piscina, con el culo en pompa. Mientras el cocas le reventaba el ojete, el moro se metió en la piscina y le agarró del pelo a la tipa. Le hundía la cabeza para ahogarla. No podía salir si el no quería. Se la sacaba cuando pataleaba demasiado (tampoco tenía mucho rango de acción porque estaba completamente atrapada y en pompa en el borde de la piscina).
El marido no se levantó de la mesa, pero se giro hacia la cristalera que daba al jardín. Cuando ella tardaba demasiado en sacar la cabeza del agua, se incorporaba un poco, comprobando que seguía viva, supongo.
La vieja y yo, ya desnudos, nos acercamos a ver. La puse contra la puerta corredera de cristal y me la empecé a follar desde la espalda, con sus tetas pretas contra el cristal.
La otra pareja siguio a lo suyo un rato más. Vinieron más tarde, aún vestidos. El se puso a nuestro lado, y ella de rodillas, sostenida con la cadena, se volvió a poner a chuparle el pantalón.
Siguieron así muchísimo rato hasta el drogata se corrió en el culo de la francesa y se aparto para fumar un piti. El negro aprovechó el hueco, le echo un poco de agua pars limpiar lo justo y se la hinco por el cocho. La tía rugía de dolor cuando tenía la cabeza fuera del agua. El negro descargó también. El segundo tete, que hasta ese momento se divertía mirándonos a nosotros, se disponía a tomar su turno, cuando el moro enganchó a la francess y la hundio entera en la pisicina. No se sabía muy bien que pasaba, pero hubo un amasijo de brazos, carne, golpes y movimiento submarino. El moro buscaba orificios con violencia y en cuanto los encontró, follo y descargó submarinamente. Salió del agua y dejo a la tía flotando y convulsionando boca arriba en la piscina.
Hubo un ratillo de parón. Ella salió como pudo y se recostó en posición fetal en el suelo, al lado de las escaleras. El marido le acercó una toalla y la cubrió. El moro le dijo: destapala, no la cubras. Y eso hizo él presto. La tía no reaccionaba.
Ellos fumaron, bebieron y comieron. Nosotros seguimos follando de pie, parando a cada poco para acercarnos a la mesa a por algún refrigerio. La pareja rara ya habían superado la fase del pantalón. El tío aplastaba la mórbida nuca de la gótica contra el cristal, metiéndole el rabo hasta el cerebro. Luego le enrolló la cadena al rededor de la cabeza y se la ató al rededor de su cintura.
La francés de arrastro a cuatro patas hasta el sofá de dentro y esperó. Temblaba de frío, dolor y placer. Lo que vino después fue algo grotesco. Empezaron a escupirle, darle bofetadas y golpes. El negro le follaba a cuatro, y los otros tres repartían estopa. La tía estaba muy muy roja de recibir pollazos, cachetes y tirones. Al moro le iba estrangular. Al cocas golpear. Estos dos llevaban la voz cantante.
El negro y el tete se turbaban en percutir.
La molieron a palos hasta un punto salvaje.
Ella gritaba y gemía a partes iguales. En una de las estranguladas del moro, la tía se corrió y se desmontó en el sofa. Los tíos comenzaron a hablar, a repartirse el turno. Algunos eran más escrupulosos que otros. Primero fue el tete, luego el negro, el moro, y el cocas. Los cuatro le echaron la lefa en el chumino. La tía estaba físicamente inflada, rellena como un pavo. La música estaba a todo puto trapo ya, había mucho alcohol distribuido por todo el salón.
Los tíos empezaron a dispersarse, hablando en corros o en parejas, bebiendo y "suplementandose" . La francesa se quedó colgando del sofá y goteando.
Yo había estado sentado en el otro sofá, con vieja a cuatro en el suelo, y la polla en su culo haciendo palanca, mientras los dos mirábamos todo. Pero no se trata de nosotros ahora.
La gótica y el otro estaban ya desnudos y follando en el suelo. El tío embestía como un animal y la otra le miraba con devoción, mientras sus lorzas se bamboleaban en todas las direcciones.
El moro se llevó a la francesa al baño, y no aparecieron en un rato. Pero después la tía salió limpia.
Y vuelta a empezar, está vez uno a uno. No siempre se corrían, a veces iban un rato uno, se cansaban, y salían a por relevo. El cocas sacó viagras.
El negro se acercó un rato a hablar con nosotros. Pregunto por la vieja, pero ella le respondió antes que yo: hoy no, ya tienes bastante, avaricioso. Y se rieron los dos. El tipo se sentó a nuestro lado mientras follábamos y nos dio conversación. Majete. Cuando le tocó, se fue a por la gabacha. Nadie se acercaba a la gótica y el otro.

Y en esto vi que nos miraba el. ¿Quieres? Me dijo. La vieja me miró y confirmo: venga, dale. Dijo sacándose el cipote de entre las berzas.

Mire a la morsa, que estaba a cuatro frente a mi. Era, como digo, mona de cara. Ojos claros, pelo rojo y negro y maquillaje ahumado negro, incluidos los labios. Collar de pinchos, mogollón de piercings en las cejas, orejas, labios y séptum. También llevaba piercings en los dos pequeños conos de grasa que eran sus tetas. Más abajo, varias capas de lorzas formaban una tripa enorme. El culo era gigante e indefinido, como las piernas. El chocho se ocultabs bajo láminas de grasa, como pude comprobar después.
"Adelante", dijo él. Y yo me folle su boca, intentando no mirar mucho a su cuerpo. Además llevaba cortes por los brazos, y eso me rayaba un poco. Luego el tío me confirmó que no eran autolesiones, que jugaban los dos a eso (como cabras, ya veis). La verdad es que la tía tragaba bien. El otro le daba tan duro que parecía que la desmontaba. Las lorzas de su cuerpo chocaban contra mi en movimiento de péndulo. El me dijo: "no lo hagas dentro, ella solo come de mi mano"... Vale, pos ok. Saque el rabo, llamé a la vieja y se lo eche en las tetas. Apañao.
Acabe y reconecté con la francesa. El tete le estaba dando una somanta de palos. Sin sexo. Solo golpes. La tía disfrutaba. Recuerdo que ella no había parado en un solo momento de la noche.
El resto para otro rato
 
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Perdón, se me ha cortado el mensaje.
Decía que empezó dominando ella. Se espatarró en el sofá llamó al moro y lo puso a comer coño. Luego al tete, y lo puso a comerle la boca. El negro se sacó la chorra, ya dispuesto. El farlopero hizo lo mismo.
Se los fue turnando en esas dos tareas. Estaba claro que el negro, lo de chupar coño no lo llevaba bien. En adelante, quedó relegado a mero rabo percutor.
Siguieron así un rato, hasta que ella acabó a cuatro sobre la cara del tete. El farlopas se le amorró al culo.
El moro fue directamente a la boca de ella, que ya estaba abierta. El negro se puso al lado. Y comenzó el baile. A partir de ese momento ella fue un juguete en sus manos. Mamaba pollas alternamente, mientras le abrían los agujeros a base de lametazos. El moro, como bien moro, parecía el más salvaje. La agarraba de la nuca y empujaba hasta que la tía tenía arcadas. Y seguía. El negro era el más amable y enrollado, pero la francesa apenas podía con la tranca dentro de la boca, y se ponía cerdisima cada vez que la veía acercarse.
La vieja y yo íbamos comentando la jugada. Le pregunté que cual prefería ella, y obviamente, el moro. El negro le hacía tilín físico, pero le parecía un tipo simple. Iba vestida con minifalda de cuero y blusa blanca. Se la empecé a desabrochar sin prisa.
Los ruidos de la francesa ya eran ensordecedores. El tete que le comía el culo empezó a inpacientarse y se quedó completamente desnudo, iba como loco buscando agujero. El otro que comía coño, salió de allí debajo y se puso de pie. Esos segundos bastaron para que el cocainas se lanzase a petarle el chumino a la guarra.
La tía comenzó a gemir sin sacarse la polla mora de la boca y alargó la mano para buscar la negra. Se llevó las dos a la cara. El cuarto en discoridia estaba un poco desubicado, así que se puso a tocarle las tetas desde el costado.
Apenas se la distinguía entre la montaña de músculos y rabos.
Mire a nuestro lado. La gótica seguía entre las piernas de su novio-dueño-chulo-lo que fuese. Lamía desesperadamente el pantalón de éste, que estaba completamente mojado por su saliva y dejaba entrever un bulto. El seguía acariciándole el pelo y susurrándole cosas : " así mi amor, así pequeña, tienes que ganartela, mi vida"
Las siguientes horas son muy muy muy confusas.
La francesa se corrió una vez al principio bastante claramente, mientras el moro percutia. Esto motivo a los tipos para ir descargando uno a uno en ella. El moro dentro. El negro, el tete, en las berzas y la espalda. El cocas, sin ningún escrupulo, se la metió en el coño lefado y volvió a correrse. La virgen, me daría mucho asco hacer eso, pero la vision fue acojonante. La vieja me la comía de rodillas mientras, en un extraño pique con la gótica, que seguía lamiendo el pantalón. El marido de la francesa estaba sentado en la mesa del salón, mirando a la pared, al suelo o a sus manos. A veces hacia amagos de refrotarse la sardina, pero desistía pronto..

La francesa convulsionaba y gemía bien embadurnada, y el moro tomó una vez más la iniciativa. La enganchó de los pelos y la puso a lamerle el cimbrel. Pim Pam Pim Pam, rato y rato se fueron turnando. Está vez le descargaron todos en la cara. Llevaba ya ocho lefadas encima y aún no era ni media noche.
El cocas aprovecho, fue a sus cosas, que estaban en una bolsa en la silla de la mesa y se preparó unas lonchas, haciendo honor a su nombre. Ofreció a todos. Tomaron el moro y el otro tete. El negro no. Les paso también al guaperas y la gótica. El se metió, y a ella le dijo que lo hiciera también. La vieja y yo rechazamos.
La francesa se metió un tirito, también, pero llevaba tanta lefa por la cara, que la mayoría se le quedó pegado ahí.
El tercer asalto fue el que empezó la violencia. El cocas enganchó del brazo a nuestra querida Josefina y la sacó al jardín. Le dio un manguerazo y le dio una patada en el culo, tirándola a la piscina del chalé. Ella, mojada, se arrastrado hasta el borde. Mientras salía, el cocas se precipitó sobre ella y se la clavó en el culo. Alaridos de la guarra. Los otros tres no perdieron el tiempo y salieron a por ella, buscando su propio hueco. La pusieron a cuatro en el borde de la piscina, con el culo en pompa. Mientras el cocas le reventaba el ojete, el moro se metió en la piscina y le agarró del pelo a la tipa. Le hundía la cabeza para ahogarla. No podía salir si el no quería. Se la sacaba cuando pataleaba demasiado (tampoco tenía mucho rango de acción porque estaba completamente atrapada y en pompa en el borde de la piscina).
El marido no se levantó de la mesa, pero se giro hacia la cristalera que daba al jardín. Cuando ella tardaba demasiado en sacar la cabeza del agua, se incorporaba un poco, comprobando que seguía viva, supongo.
La vieja y yo, ya desnudos, nos acercamos a ver. La puse contra la puerta corredera de cristal y me la empecé a follar desde la espalda, con sus tetas pretas contra el cristal.
La otra pareja siguio a lo suyo un rato más. Vinieron más tarde, aún vestidos. El se puso a nuestro lado, y ella de rodillas, sostenida con la cadena, se volvió a poner a chuparle el pantalón.
Siguieron así muchísimo rato hasta el drogata se corrió en el culo de la francesa y se aparto para fumar un piti. El negro aprovechó el hueco, le echo un poco de agua pars limpiar lo justo y se la hinco por el cocho. La tía rugía de dolor cuando tenía la cabeza fuera del agua. El negro descargó también. El segundo tete, que hasta ese momento se divertía mirándonos a nosotros, se disponía a tomar su turno, cuando el moro enganchó a la francess y la hundio entera en la pisicina. No se sabía muy bien que pasaba, pero hubo un amasijo de brazos, carne, golpes y movimiento submarino. El moro buscaba orificios con violencia y en cuanto los encontró, follo y descargó submarinamente. Salió del agua y dejo a la tía flotando y convulsionando boca arriba en la piscina.
Hubo un ratillo de parón. Ella salió como pudo y se recostó en posición fetal en el suelo, al lado de las escaleras. El marido le acercó una toalla y la cubrió. El moro le dijo: destapala, no la cubras. Y eso hizo él presto. La tía no reaccionaba.
Ellos fumaron, bebieron y comieron. Nosotros seguimos follando de pie, parando a cada poco para acercarnos a la mesa a por algún refrigerio. La pareja rara ya habían superado la fase del pantalón. El tío aplastaba la mórbida nuca de la gótica contra el cristal, metiéndole el rabo hasta el cerebro. Luego le enrolló la cadena al rededor de la cabeza y se la ató al rededor de su cintura.
La francés de arrastro a cuatro patas hasta el sofá de dentro y esperó. Temblaba de frío, dolor y placer. Lo que vino después fue algo grotesco. Empezaron a escupirle, darle bofetadas y golpes. El negro le follaba a cuatro, y los otros tres repartían estopa. La tía estaba muy muy roja de recibir pollazos, cachetes y tirones. Al moro le iba estrangular. Al cocas golpear. Estos dos llevaban la voz cantante.
El negro y el tete se turbaban en percutir.
La molieron a palos hasta un punto salvaje.
Ella gritaba y gemía a partes iguales. En una de las estranguladas del moro, la tía se corrió y se desmontó en el sofa. Los tíos comenzaron a hablar, a repartirse el turno. Algunos eran más escrupulosos que otros. Primero fue el tete, luego el negro, el moro, y el cocas. Los cuatro le echaron la lefa en el chumino. La tía estaba físicamente inflada, rellena como un pavo. La música estaba a todo puto trapo ya, había mucho alcohol distribuido por todo el salón.
Los tíos empezaron a dispersarse, hablando en corros o en parejas, bebiendo y "suplementandose" . La francesa se quedó colgando del sofá y goteando.
Yo había estado sentado en el otro sofá, con vieja a cuatro en el suelo, y la polla en su culo haciendo palanca, mientras los dos mirábamos todo. Pero no se trata de nosotros ahora.
La gótica y el otro estaban ya desnudos y follando en el suelo. El tío embestía como un animal y la otra le miraba con devoción, mientras sus lorzas se bamboleaban en todas las direcciones.
El moro se llevó a la francesa al baño, y no aparecieron en un rato. Pero después la tía salió limpia.
Y vuelta a empezar, está vez uno a uno. No siempre se corrían, a veces iban un rato uno, se cansaban, y salían a por relevo. El cocas sacó viagras.
El negro se acercó un rato a hablar con nosotros. Pregunto por la vieja, pero ella le respondió antes que yo: hoy no, ya tienes bastante, avaricioso. Y se rieron los dos. El tipo se sentó a nuestro lado mientras follábamos y nos dio conversación. Majete. Cuando le tocó, se fue a por la gabacha. Nadie se acercaba a la gótica y el otro.

Y en esto vi que nos miraba el. ¿Quieres? Me dijo. La vieja me miró y confirmo: venga, dale. Dijo sacándose el cipote de entre las berzas.

Mire a la morsa, que estaba a cuatro frente a mi. Era, como digo, mona de cara. Ojos claros, pelo rojo y negro y maquillaje ahumado negro, incluidos los labios. Collar de pinchos, mogollón de piercings en las cejas, orejas, labios y séptum. También llevaba piercings en los dos pequeños conos de grasa que eran sus tetas. Más abajo, varias capas de lorzas formaban una tripa enorme. El culo era gigante e indefinido, como las piernas. El chocho se ocultabs bajo láminas de grasa, como pude comprobar después.
"Adelante", dijo él. Y yo me folle su boca, intentando no mirar mucho a su cuerpo. Además llevaba cortes por los brazos, y eso me rayaba un poco. Luego el tío me confirmó que no eran autolesiones, que jugaban los dos a eso (como cabras, ya veis). La verdad es que la tía trataba bien. El otro le daba tan duro que parecía que la desmontaba. Las lorzas de su cuerpo chocaban contra mi en movimiento de péndulo. El me dijo: "no lo hagas dentro, ella solo come de mi mano"... Vale, pos ok. Saque el rabo, llamé a la vieja y se lo eche en las tetas. Apañao.
Acabe y reconecté con la francesa. El tete le estaba dando una somanta de palos. Sin sexo. Solo golpes. La tía disfrutaba. Recuerdo que ella no había parado en un solo momento de la noche.
El resto para otro rato

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Lo único que daría más sordidez a la escena es que hubiera un cuenco para la lefa y que entrará en escena Ozito como maestro de ceremonias.
 
Se la fueron turnando, arrastrándola por toda la casa. Se la follaron encima de la mesa de cristal del salón, en los sofás, en el suelo, en la encimera. Iba de lado a lado como una muñeca rota. Ya ni se movía, solo la arrastraban. Le enrollaron una manta a la cabeza, dejando solo su tren inferior disponible. Absolutamente deshumanizada, un depósito de lefa que en algún momento fue humano, pero ya no. El drogata le echo coca por el cuerpo y esnifo encima. Luego ella se lamió los restos.
Entre asalto y asalto, la gabacha se volvió a colocar en posición fetal con la mano en el vientre. La vieja se acercó a comprobar sus constantes, y yo con ella. Levantamos la manta que le cubría la cabeza. Llevaba el pelo sudado, aplastado y lefado. El maquillaje completamente corrido de la lefa y sus lagrimones. Los labios rojos de la irritación por chupar pollas. Empezaban a asomar cardenales en las tetas y el culo. El chocho estaba en carne viva y el ojete completamente destruido. Estaba al borde del colapso. El marido se acercó a mirar, y ella lo apartó de un manotazo. Durísimo, sacaba fuerzas de donde fuese para demostrarle desprecio.
Entonces apareció el cocas y y nos apartó violentamente de un empujón. El tío iba puesto hasta las trancas, no era plan de liarse a hostias, pero me tocó los cojones.
El caso es que engancho a la tipa de la cintura, la agarro como un fardo y se la llevó al cuarto.
El moro y el otro mazao les siguieron. El negro estaba ocupado metiendole la tremenda pinga a la gótica en la boca. Sorpresivo gironde los acontecimientos. En teoría íbamos de espectadores, pero bueno, ni la francesa ni el marido estaban para decir nada.
Como digo, se metieron las tres al cuarto y echaron el pestillo. Reconozco que me jode no haber presenciado lo que ocurrió, pero ese secretismo le da cierto morbazo. Al principio se oyeron gritos y alaridos de ella. Luego dejo de orise nada, solo el crujir de la cama. Pasaron mas de una hora dentro, hasta que empezaba a salir el sol. Salieron triunfales los tres maromos: " ¿Dónde está el marido?" Pregunto el cocas."para decirle que a su mujer le han petado los tres agujeros a la vez ".
El marido llevaba rato fuera, en el jardín, dando vueltas erráticas, como si ya no pudiese soportar o fingir que le interesaba nada.
El negro ya se estaba follando a la gótica (sin condón), mientras ella miraba su novio y le decía obsesivamente: te amo te amo te amo te amo. Sin parar.
La vieja me amamantaba mientras me hacía una paja.
Los tres mosqueteros del fornicio recogían sus cosas y comenzaban a vestirse, arrasando con las ultimas provisiones que quedaban.
La vieja tenía tanta curiosidad como preocupación, y fuimos al cuarto a ver qué escena había dejado.
Estaban todos los muebles de medio lado, las ropas de cama en el suelo y latas y desperdicios por todos lados.
Y en mitad de la cama, la francesa, como si hubiese caído de un quinto piso. Desarticulada, con los ojos cerrados y la boca abierta. Respiraba, pero estaba dormida o semi inconsciente. Era un despojo humano, pero aún así parecía feliz. Pensé que ahora resultaría fácil poner la guinda en el pastel y ser el último en perpetrar el ultraje. Pero me dio asco, iba cubierta de semen, sudor de hombre y fluidos desconocidos..
Así que salimos y dejamos la puerta abierta. El marido, que esperaba fuera, entro.
Ya no había rastro de los tres tíos. Solo quedaba el negro, que seguía entretenido con la pareja.

Decidimos recoger nuestras cosas e irnos también, a pasar el domingo en alguna playa cercana de relax.
"Esta va a acabar hoy en el hospital" dijo la vieja. "Tiene que tener las vísceras rotas"
En efecto, así fue. A los días, esa semana, la francesa llamó a la vieja diciendo que había tenido que al médico porque tenía varios desgarros. Que había sido la mejor experiencia de su vida y que graciss por formar parte de ella. Que cuando repitiesen, avisarían.

A mí me da la impresión de que la próxima vez, la tía se queda en el proceso. Está loca, no creo que sea una guarra disfrutona como la vieja. Es una masoca autodestructiva.
 
Se la fueron turnando, arrastrándola por toda la casa. Se la follaron encima de la mesa de cristal del salón, en los sofás, en el suelo, en la encimera. Iba de lado a lado como una muñeca rota. Ya ni se movía, solo la arrastraban. Le enrollaron una manta a la cabeza, dejando solo su tren inferior disponible. Absolutamente deshumanizada, un depósito de lefa que en algún momento fue humano, pero ya no. El drogata le echo coca por el cuerpo y esnifo encima. Luego ella se lamió los restos.
Entre asalto y asalto, la gabacha se volvió a colocar en posición fetal con la mano en el vientre. La vieja se acercó a comprobar sus constantes, y yo con ella. Levantamos la manta que le cubría la cabeza. Llevaba el pelo sudado, aplastado y lefado. El maquillaje completamente corrido de la lefa y sus lagrimones. Los labios rojos de la irritación por chupar pollas. Empezaban a asomar cardenales en las tetas y el culo. El chocho estaba en carne viva y el ojete completamente destruido. Estaba al borde del colapso.

No muy distinto a cuando te visita Hacienda, pero buen texto.
 
Se la fueron turnando, arrastrándola por toda la casa. Se la follaron encima de la mesa de cristal del salón, en los sofás, en el suelo, en la encimera. Iba de lado a lado como una muñeca rota. Ya ni se movía, solo la arrastraban. Le enrollaron una manta a la cabeza, dejando solo su tren inferior disponible. Absolutamente deshumanizada, un depósito de lefa que en algún momento fue humano, pero ya no. El drogata le echo coca por el cuerpo y esnifo encima. Luego ella se lamió los restos.
Entre asalto y asalto, la gabacha se volvió a colocar en posición fetal con la mano en el vientre. La vieja se acercó a comprobar sus constantes, y yo con ella. Levantamos la manta que le cubría la cabeza. Llevaba el pelo sudado, aplastado y lefado. El maquillaje completamente corrido de la lefa y sus lagrimones. Los labios rojos de la irritación por chupar pollas. Empezaban a asomar cardenales en las tetas y el culo. El chocho estaba en carne viva y el ojete completamente destruido. Estaba al borde del colapso. El marido se acercó a mirar, y ella lo apartó de un manotazo. Durísimo, sacaba fuerzas de donde fuese para demostrarle desprecio.
Entonces apareció el cocas y y nos apartó violentamente de un empujón. El tío iba puesto hasta las trancas, no era plan de liarse a hostias, pero me tocó los cojones.
El caso es que engancho a la tipa de la cintura, la agarro como un fardo y se la llevó al cuarto.
El moro y el otro mazao les siguieron. El negro estaba ocupado metiendole la tremenda pinga a la gótica en la boca. Sorpresivo gironde los acontecimientos. En teoría íbamos de espectadores, pero bueno, ni la francesa ni el marido estaban para decir nada.
Como digo, se metieron las tres al cuarto y echaron el pestillo. Reconozco que me jode no haber presenciado lo que ocurrió, pero ese secretismo le da cierto morbazo. Al principio se oyeron gritos y alaridos de ella. Luego dejo de orise nada, solo el crujir de la cama. Pasaron mas de una hora dentro, hasta que empezaba a salir el sol. Salieron triunfales los tres maromos: " ¿Dónde está el marido?" Pregunto el cocas."para decirle que a su mujer le han petado los tres agujeros a la vez ".
El marido llevaba rato fuera, en el jardín, dando vueltas erráticas, como si ya no pudiese soportar o fingir que le interesaba nada.
El negro ya se estaba follando a la gótica (sin condón), mientras ella miraba su novio y le decía obsesivamente: te amo te amo te amo te amo. Sin parar.
La vieja me amamantaba mientras me hacía una paja.
Los tres mosqueteros del fornicio recogían sus cosas y comenzaban a vestirse, arrasando con las ultimas provisiones que quedaban.
La vieja tenía tanta curiosidad como preocupación, y fuimos al cuarto a ver qué escena había dejado.
Estaban todos los muebles de medio lado, las ropas de cama en el suelo y latas y desperdicios por todos lados.
Y en mitad de la cama, la francesa, como si hubiese caído de un quinto piso. Desarticulada, con los ojos cerrados y la boca abierta. Respiraba, pero estaba dormida o semi inconsciente. Era un despojo humano, pero aún así parecía feliz. Pensé que ahora resultaría fácil poner la guinda en el pastel y ser el último en perpetrar el ultraje. Pero me dio asco, iba cubierta de semen, sudor de hombre y fluidos desconocidos..
Así que salimos y dejamos la puerta abierta. El marido, que esperaba fuera, entro.
Ya no había rastro de los tres tíos. Solo quedaba el negro, que seguía entretenido con la pareja.

Decidimos recoger nuestras cosas e irnos también, a pasar el domingo en alguna playa cercana de relax.
"Esta va a acabar hoy en el hospital" dijo la vieja. "Tiene que tener las vísceras rotas"
En efecto, así fue. A los días, esa semana, la francesa llamó a la vieja diciendo que había tenido que al médico porque tenía varios desgarros. Que había sido la mejor experiencia de su vida y que graciss por formar parte de ella. Que cuando repitiesen, avisarían.

A mí me da la impresión de que la próxima vez, la tía se queda en el proceso. Está loca, no creo que sea una guarra disfrutona como la vieja. Es una masoca autodestructiva.
Absolutamente brutal. De estar muy enfermos mentales, ella y los tres animales esos.
 
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