Bueno, ayer, después de ir todo el día encendido desde la foto mañanera pase por su casa a media tarde. La donna andaba con ganas de mambo desde por la mañana, así que a eso de las 6 me dijo que si me apetecía vaciar. Con los huevos hinchados como globos me planto en su piso, y la subir, la puerta entreabierta.
Paso dentro, y como a veces hace, estaba despatarrada en el sofá completamente en bolas. Las berzas desparramadas, el toto gordo abierto de par en par. Depiladisimo. Se lo que eso indica y sin quitarme la ropa meto la cabeza en su vagino y chupo y lamo como si mi vida fuese en ello. Suave y perfumado, acaba de salir de la ducha. Hoy toca también comer culo. Decido relajarme y disfrutar del momento. Exploró sus rincones suavecito, y ella, entre gemido y gemido, se enciende un piti. Sesión de sexo cerdo, dilatado y retardando el orgasmo, hoy manda ella. Como mientras ella fuma y se soba las tetas. Llevo la barba húmeda y chorreando. Amorrado a su entrepierna me voy desvistiendo. Cuando va llegar al orgasmo le doy la vuelta y le abro las nalgas. Como una cerda se deja hacer. Iba buscándolo desde el principio. Cuando pierde el juicio y el raciocinio saco mi soldado y lo planto en su ano. Hoy toca suavecito, notando las contracciones. Una de ellas me pilla desprevenido y le suelto el grumo dentro. La miro, boca abajo, frotándose con el sofá, en celo y percutida.
No siento asco, ni vergüenza. Me siento, jadeante en el sofá. Podría hacerle acabar, pero le digo que tengo que marcharme, que tengo entradas para un bolo. Prefiero que se quede con las ganas. Ella me dice que tiene que arreglarse, que ha quedado para cenar con unas amigas, que no me preocupe, pero que le debo una.
Voy al baño, me limpio y me visto con la ropa que estaba tirada por el suelo. Ella sigue boca abajo refrotabdose.
Mañana más, le digo.
Porfavor, me dice.
Y hoy, 24 horas después, me preparo para rematar la faena.