Es que este hilo no va de si es positivo comer pollas, que aquí quién más quién menos alguna ha catado. Se trata de la bajada a los infiernos del vicio y la depravación. Se trata de las situaciones que llevan a ir un paso más allá con tal de cumplir la siguiente fantasía. Se trata de llevarlo todo al límite.
Ahora bien, si el debate va a ser que si "él es maricón, yo soy macho", entonces podéis abrir un hilo contando historias de coños y de mujeres nacidas mujeres. Pero aquí, no tiene mucho sentido.
Nada más que añadir. Gracias.
Vengo con más aventuras. Este finde hicimos juego erótico festivo que llevábamos planeando unas semanas. La cosa era intercambiar a nuestras hembras como quien se presta un juego para un par de días.
Él madrileño se llevaba a mi vieja a los madriles y yo me quedaba a Claudia de viernes a domingo. Los machos teníamos autoridad plena sobre la piba del otro. Estaba prohibida la comunicación salvo a través de nosotros. Teníamos la tutela y la autoridad. "Sin límites", dijimos, y ellas asumieron gustosas. Hay que decir que tenemos cada uno nuestros inviolables (En el caso de la vieja, no copro, no sadismo extremo lacerante, etc, no relaciones homosexuales entre ella y otra, y siempre protección con desconocidos. En el caso de Claudia, solo la protección).
Hicimos el intercambio en casa de Claudia. El me la ofreció a mí prístina y limpia, sin ropa interior y con una camiseta enorme que le llegaba a las rodillas. Sin tanga, sujetador, ni maquillaje. En una mochila casi infantil llevaba enseres y productos de higiene y algo de muda. Llevaba un choker con una cadena al cuello, que su novio me entregó y que yo asumi con gran lascivia.
La vieja iba radicalmente diferente. Muy maquillada, vestido negro, muchas joyas y su mejor lencería. Le puse una cadena de perro al cuello y se la ofrecí a mi compadre.
"sin limites y prohibido informar, nunca". Ese esra el trato. Nadie sabria a qué se habían dedicado sus respectivas hembras nunca, ni como habían sido vejadas.
Decidi llevarme a Claudia con la furgo al campo soriano. Precioso entorno para retozar con una muchacha con el aspecto de una vestal o una salvaje.
Le ordené que no abriese la boca en todo el trayecto, y que se dedicase a masturbarse. Pero sin correrse. Obedeció. De vez en cuando yo también me sacaba la polla y me la magreaba, a lo que ella se excitaba más. Me lleno el asiento de fluidos y de saquirt, cuando se le escapó. Al segundo orgasmo, esta vez bajo mis órdenes, le pedí que me llenase un vasito de plástico y sacié mi sed.
LLlegamos a nuestro destino cuando anochecía. La noche fue intensísima. Me la folle en la furgo con muchísima violencia, la golpee mucho (le mola mucho el rollo y pierde bastante el control). Se la metí sin cuidado por todos los orificios, empujando como un demonio. Se deja vejar tanto que dan ganas de cagarle en el pecho. Lastima que no me entusiasme la idea...
A la mañana siguiente la furgoneta olía a hormonas, sexo, sudor y degradación humana. Me folle su cuerpo sucio y lefado y lo ensucie y lefe todavía más.
A una hora prudente por la mañana la saqué de la furgo y la dejé a la intemperie. Hacía algo de fresco todavía. La ventana estaba abierta y la veía tiritar fuera, mirando florecillas o paseando por el camino en el que estábamos parados. Pasó un viejo pro el otro lado de la carretera que intentó mirar de soslayo y que claramente estaba vouyeurizando a mí señorita. Así que le eche un grito y le dije que podía acercarse a mirar mejor si quería. Pareció dudar. Finalmente se asustó y se marchó veloz. Una pena. Claudia había establecido que no había límites....
Así que le ordené subir a la furgo y le metí por el chumino y el ojete un juguetito de esos teledirigidos que tengo en el coche siempre (es de la vieja). Le dije que se vistiera que íbamos a hacer turismo por un pueblo cercano más grande. Y a esl dedicamos la mañana y la tarde, pero ella con el cacharro enchufado. Se corrió y se meo, muy disimuladamente, como pudo, varías veces, en publi, paseando o en la furgo. Ya no tenía más ropa.
Buscamos un sitio donde aparcar acampados algo apartados, y el resto de la noche volvió a ser violencia extrema y sexo brutal. Iba sucisima, llena de sudor, fluidos, tiePrra, roña, etc. Pero estaba hermosa y súper sexual... Solo podía ponerme más aún.
Entre golpe y golpe, me abrí camino en su coño con el puño entero. Estaba a cuatro. Yo le comía el culo (más sudado y sobado de lo que me gustaría admitir), mientras le hurgaba las entrañas con mi mano. Y entonces se me ocurrió que debía llamar a su novio y decirle cosas bonitas. Le pareció ilusionante, y le marque el móvil en mi tlf.
"Te quiero, mi vida, te amo tanto, me haces tan feliz... Eres mi sol, te adoro, te adoro, joder, te amo", decís cuando mi puño se lo permitía entre embestida y embestida. El le correspondía. Después hablé con él.
"La vieja no se puede poner, está inconsciente", me dijo. "Pero te aseguro que está disfrutando".
"Dale durísimo". Le dije entre carcajadas.
Nunca sabré lo que le hizo, forma parte del trato.
El domingo al amanecer saqué a mí pestilente furcia fuera y la duche con mi meada. Limpia como una patena. Lo disfruta especialmente.
Volvimos a casa y llegamos antes que la vieja y el novio de claudia. Cuando llegaron, intercambiamos y chequeamos que todo había ido de cojon y que estábamos cada uno más reventado que el otro.
Esa noche, Claudia me escribió y me dijo que había disfrutado mucho, y que si me apetecía que viniese a dormir conmigo, que me echaba de menos y que le apetecía pasar un ratito agradable. Le dije que sí, y eso hicimos. Cenamos shushi, vimos como Entrenar a tu dragón, y nos dimos mimos. Sí, mimos. Entre carantoña y carantoña me pedía que le confirmase que era una puta.
"Ojalá estuviera aquí también Carmen" dijo.
Y la verdad es que a mí también me apetecía. Así que le propuse hacer una escapada improvisada a su casa. Cogimos lo imprescindible y fuimos en coche a casa de la vieja.
Nos abrió muy desconcertada, en camisón, sin maquillar, agotada y arrugada, con unos pelos fatídicos.
"Estamos cachondos y mimosos" dijo inocentemente Clau.
Así que nos abrió refunfuñando, se recostó en el sofá, se sacó las tetas y las poso en posición de amamantar. Claudia a un lado, y yo al otro. "Joder con mis niñatos" dijo divertida. Y así nos dormimos..
Recuerdo ir luego a la cama en medio sueños, y que levantarse para trabajar fue un grandísimo infierno.