the_rascal
Aborto de Forero
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- 3 Feb 2009
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Señoras y señores: Voy a hablarles de una honda pena que me atosiga desde hace unos dias. Les ruego sean magnánimos y pacientes, es mi primer hilo.
Hace ahora cuatro años justos que trabé conocimiento con una chico de manera casual. Le tiré los tejos con atrevimiento y gallardía, el me siguió el juego, y nos liamos. Como siempre (por lo menos a mí) suele pasar en éstos casos, los principios fueron bonitos, delitosos y de buen aprovechamiento, pero ya se sabe lo que son las cosas; después del subidón, viene el estancamiento, y a no tardar, el declive. En los inicios de nuestro rollo, ambos nos hallábamos ilusionados y a gusto, pero pronto el muchacho empezó a tomarse las cosas de una manera algo fantasiosa, empalagosa y posesiva, lo cual implícó un rápido distanciamiento por mi parte. Pues yo lo que buscaba era un rabo y no un novio formal ni nada de eso.
Yo le dejé las cosas claras desde un principio; "prohibido enamorarse, señorito" "no esperes cosas que yo no te puedo dar", pero que si quieres arroz, catalina. En verdad que me agobiaba con sus continuas llamadas, con sus inesperadas visitas, con aspavientos y escenitas de celos, con regalitos que yo aceptaba con una extraña sensación de culpa. Ustés ya me entienden.
El caso es que medio lo dejamos durante unos meses. Yo andaba liado de manera bastante superficial con un par de travestis, y no era cuestión de atosigarse ni de comerse la cabeza. Pero con el paso del tiempo volvimos a tomar contacto, nos volvimos a liar, y parece que le encontramos el puntito al asunto. Yo cedí el culo un poco, el otro poco, y nos fuimos acoplando mejor. Comenzamos a vernos con más regularidad, siempre manteniendo las distancias a las que más arriba he aludido, y fué una etapa agradable, máxime cuando yo ya me habia comprado un piso y nuestros encuentros eran confortables, cómodos y tranquilos.
Esta hombre del norte, antes de conocerme, estuvo residiendo fuera de españa durante unos ocho años, y allí tuvo una relación estable con un respetable oso polar. Me hablaba de él y me indicó que como el le fué infiel en un par de ocasiones, lo dejaron. Luego el se vino a España. Me decía que "seguia sintiendo algo por él", cosa que me pareció totalmente normal, aceptable e incluso deseable. Seguían manteniendo contacto telefónico, y más de una vez, estando encamados los dos, la llamaba dicho animal y el le decía que estaba en casa de una amiga viendo la tele. Se notaba que se tenían cariño, y la verdad que el tipo llegó a darme un poco de lástima. No debe ser agradable hablar por telefono con un maromo por la que sientes algo y que en ese momento se esté limpiando la corrida de otro con un kleenex. Pero en fin...
El caso, señoras y señores, y aquí empieza mi drama personal, es que cuando yo más agusto me encontraba con ésta situación, cuando nuestros encuentros de los domingos por la tarde eran ya un ritual de obligado cumplimiento, cuando la cosa iba sobre ruedas, va empieza a tocar los cojones: Llama con menos frecuencia, cancela un par de citas a última hora, noto como si tuviera la cabeza en otro sitio... De sopetón, la situación se invirtió: Ya no me agobiaban sus efusiones y sus llamadas continuas; era yo el que estaba pendiente del móvil y me comía la cabeza porque no había llamado. Incluso llegó un momento en que no me apetecía ni FOLLAR CON PUTAS. Pueden ustedes creerlo? Comenze a apuntar en un papel los dias que hablabamos por telefono, a escribir lo que yo decía y lo que el contestaba, esperando sacar alguna conclusión clara de nuestras conversaciones. En suma, una situación completamente ridícula. Pasados unos dias, con la cabeza más fria, decido firmemente pasar de el y no contestar a sus llamadas. Pero pasan tres semanas más y sigue sin llamar. Me llevaban los diablos, señores, debo admitirlo.
Se presenta en mi trabajo el jueves pasado. Dice que viene a pedir disculpas y a dar explicaciones; su amigo, el OSO POLAR, un digno madurito con pasta a quien yo jamás consideré un rival serio, había venido a España de vacaciones durante tres semanas, y ella estuvo esas tres semanas con el.
-¿cómo iba yo a verte a tí después de haberme acostado con él? yo nunca sería capaz de eso.- me dijo con cara circunspecta.
-Claro, como tú siempre me dijiste que amigos y nada más... yo necesito seguir por otro camino. etc, etc
Cuatro años como follamigos, el madurito a 3.000 kilómetros de distancia de ésta ciudad, y ya ven ustedes lo que me ha pasao.
Me cagué en su puta madre y le eché a la calle. Creo sinceramente que si hubiera aguantado el tipo seguiría follando con el, pero mi orgullo personal se puso por encima. Me gustaría leer sus opiniones, señoras y caballeros, y que me digan, si no es mucho pedir, qué hubieran hecho ustés en mi lugar. Un abrazo.
Soy un triste y un subnormal de mierda lo se, y esta historia es mentira pero como soy asi de gilipollas pues no le puedo hacer nada, la paga que le dan a mi puta madre es muy jugosa, casi tanto como los rabos que me gustan.
Hace ahora cuatro años justos que trabé conocimiento con una chico de manera casual. Le tiré los tejos con atrevimiento y gallardía, el me siguió el juego, y nos liamos. Como siempre (por lo menos a mí) suele pasar en éstos casos, los principios fueron bonitos, delitosos y de buen aprovechamiento, pero ya se sabe lo que son las cosas; después del subidón, viene el estancamiento, y a no tardar, el declive. En los inicios de nuestro rollo, ambos nos hallábamos ilusionados y a gusto, pero pronto el muchacho empezó a tomarse las cosas de una manera algo fantasiosa, empalagosa y posesiva, lo cual implícó un rápido distanciamiento por mi parte. Pues yo lo que buscaba era un rabo y no un novio formal ni nada de eso.
Yo le dejé las cosas claras desde un principio; "prohibido enamorarse, señorito" "no esperes cosas que yo no te puedo dar", pero que si quieres arroz, catalina. En verdad que me agobiaba con sus continuas llamadas, con sus inesperadas visitas, con aspavientos y escenitas de celos, con regalitos que yo aceptaba con una extraña sensación de culpa. Ustés ya me entienden.
El caso es que medio lo dejamos durante unos meses. Yo andaba liado de manera bastante superficial con un par de travestis, y no era cuestión de atosigarse ni de comerse la cabeza. Pero con el paso del tiempo volvimos a tomar contacto, nos volvimos a liar, y parece que le encontramos el puntito al asunto. Yo cedí el culo un poco, el otro poco, y nos fuimos acoplando mejor. Comenzamos a vernos con más regularidad, siempre manteniendo las distancias a las que más arriba he aludido, y fué una etapa agradable, máxime cuando yo ya me habia comprado un piso y nuestros encuentros eran confortables, cómodos y tranquilos.
Esta hombre del norte, antes de conocerme, estuvo residiendo fuera de españa durante unos ocho años, y allí tuvo una relación estable con un respetable oso polar. Me hablaba de él y me indicó que como el le fué infiel en un par de ocasiones, lo dejaron. Luego el se vino a España. Me decía que "seguia sintiendo algo por él", cosa que me pareció totalmente normal, aceptable e incluso deseable. Seguían manteniendo contacto telefónico, y más de una vez, estando encamados los dos, la llamaba dicho animal y el le decía que estaba en casa de una amiga viendo la tele. Se notaba que se tenían cariño, y la verdad que el tipo llegó a darme un poco de lástima. No debe ser agradable hablar por telefono con un maromo por la que sientes algo y que en ese momento se esté limpiando la corrida de otro con un kleenex. Pero en fin...
El caso, señoras y señores, y aquí empieza mi drama personal, es que cuando yo más agusto me encontraba con ésta situación, cuando nuestros encuentros de los domingos por la tarde eran ya un ritual de obligado cumplimiento, cuando la cosa iba sobre ruedas, va empieza a tocar los cojones: Llama con menos frecuencia, cancela un par de citas a última hora, noto como si tuviera la cabeza en otro sitio... De sopetón, la situación se invirtió: Ya no me agobiaban sus efusiones y sus llamadas continuas; era yo el que estaba pendiente del móvil y me comía la cabeza porque no había llamado. Incluso llegó un momento en que no me apetecía ni FOLLAR CON PUTAS. Pueden ustedes creerlo? Comenze a apuntar en un papel los dias que hablabamos por telefono, a escribir lo que yo decía y lo que el contestaba, esperando sacar alguna conclusión clara de nuestras conversaciones. En suma, una situación completamente ridícula. Pasados unos dias, con la cabeza más fria, decido firmemente pasar de el y no contestar a sus llamadas. Pero pasan tres semanas más y sigue sin llamar. Me llevaban los diablos, señores, debo admitirlo.
Se presenta en mi trabajo el jueves pasado. Dice que viene a pedir disculpas y a dar explicaciones; su amigo, el OSO POLAR, un digno madurito con pasta a quien yo jamás consideré un rival serio, había venido a España de vacaciones durante tres semanas, y ella estuvo esas tres semanas con el.
-¿cómo iba yo a verte a tí después de haberme acostado con él? yo nunca sería capaz de eso.- me dijo con cara circunspecta.
-Claro, como tú siempre me dijiste que amigos y nada más... yo necesito seguir por otro camino. etc, etc
Cuatro años como follamigos, el madurito a 3.000 kilómetros de distancia de ésta ciudad, y ya ven ustedes lo que me ha pasao.
Me cagué en su puta madre y le eché a la calle. Creo sinceramente que si hubiera aguantado el tipo seguiría follando con el, pero mi orgullo personal se puso por encima. Me gustaría leer sus opiniones, señoras y caballeros, y que me digan, si no es mucho pedir, qué hubieran hecho ustés en mi lugar. Un abrazo.
Soy un triste y un subnormal de mierda lo se, y esta historia es mentira pero como soy asi de gilipollas pues no le puedo hacer nada, la paga que le dan a mi puta madre es muy jugosa, casi tanto como los rabos que me gustan.