El Mendigo Llorón
En otro de mis paseos, éste ya fue por la tarde, se me acercó un hombre mayor que por su atuendo se veía claramente su condición. Se le veía muy avergonzado por tener que pedir y le di unas monedas, luego cuando iba a cruzar la calle, como andaba tambaleándose me presté a ayudarle, aquello al hombre debió de conmoverle, porque se puso a llorar y a decirme que no tenía adonde ir, se le notaba muy enfermo y entre otra viandante que le conocía del barrio y yo, le ayudamos a sentarse, nos contó que en el albergue le pegaban y le quitaban la ropa y por eso no quería volver allí. Su condición era penosa desde luego; y al final cuando me alejé sintiéndome culpable e impotente, pensé en ese pobre hombre, alcoholizado a una edad avanzada, sólo, abandonado, terriblemente avergonzado de tener que mendigar y sin un sitio adonde ir. Podéis pensar que era un truco para sacarme pelas, poco me pudo sacar si acaso unas monedas, aquel hombre estaba totalmente destruido, muy enfermo y lleno de miedo y dolor, creo que su mayor carencia más que la de comida o albergue era la de compañía, a mí me quiso contar qué le ocurría, algo que le carcomía más que su propia pobreza y soledad, y se puso a sollozar como solo puede hacerlo un hombre, la imagen de desolación que proyectaba era terrible, espantosa, realmente te conmueve el corazón; y piensas que en esta suciedad (me niego a llamarla sociedad) en algo muy gordo nos hemos equivocado para dejar a un ser humano así tan desamparado.