Mitología y Arte

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LAS DESGRACIAS DE EDIPO

Layo, rey de Tebas, estaba casado con Yocasta, hija del noble tebano Menoceo. No tenían hijos, por lo que Layo, deseoso de tener hijos, consultó al oráculo de Delfos, que le contestó:
-Los Hados quieren que tengas un hijo, pero con él sobrevendrán muchas desgracias, ya que matará a su padre y se casará con su madre.
El rey Layo se horrorizó tanto por las predicciones del oráculo que estuvo viviendo un tiempo separado se su esposa. A pesar de todo, la amaba tanto que no pudo resistir la tentación, olvidándose de lo que le había predicho el oráculo, y tuvieron un hijo.
Al nacer el niño, los padres recordaron el terrible destino que les esperaba, por lo que ordenaron a uno de sus más fieles servidores que llevara al recién nacido al monte Citerón, para que lo devoraran las fieras y muriera de hambre. El hombre que debía cumplir semejante orden sintió compasión por el niño y le colgó de los pies a un árbol. Así lo hallaron los criados del rey Pólibo de Corinto, lo recogieron y lo llevaron a la reina, que no tenía hijos e hizo creer que era suyo.
Los reyes de Corinto pusieron al niño por nombre Edipo, que significa "pies hinchados", porque siempre los tuvo así como resultado de haber estado colgado de un árbol.
Cuando llegó a la edad adulta, Edipo fue considerado como el primer personaje del reino. Pero su felicidad no duró mucho tiempo, ya que un corintio, que lo odiaba profundamente, en el transcurso de un banquete, cuando el vino había corrido en abundancia, le dijo:
-Tú no eres hijo del rey Pólibo.
Edipo, queriendo saber la verdad, se dirigió al oráculo de Delfos y le preguntó lo que le atormentaba. El oráculo le respondió:
-Hallarás a tus padres en Fócida. Pero recuerda que matarás a tu padre, te casarás con tu madre y dejarás una abominable descendencia.
Edipo quedó aterrorizado al oír estas palabras. Y como estaba convencido de que sus padres legítimos eran Pólibo y Mérope, no se atrevió a volver a Corinto por miedo a que un día se pudieran cumplir las terribles predicciones del oráculo.
Y así, creyendo ir en contra del hado, marchó hacia Tebas, ignorando que de ese modo lo que hacía era precisamente seguir la marcha del destino.
En el camino, cerca ya de la ciudad, Edipo se encontró con su padre Layo, que no llevaba ningún distintivo real. Como el sendero era muy estrecho, al no querer ninguno retroceder para dejar paso al otro, no tardaron en llegar a las manos, y Edipo, dotado de gran fuerza, mató a su padre.
Así se cumplía la primera predicción del oráculo.
En aquellas fechas los tebanos estaban atemorizados a causa de los estragos que causaba una terrible esfinge. Yocasta, la reina viuda, había prometido casarse con el hombre que liberase a su pueblo de aquel espantoso azote.
Fue Edipo quien venció al repugnante monstruo y la reina Yocasta, fiel a su palabra, se desposó con el salvador de Tebas, su verdadero hijo.
Acababa de cumplirse la segunda predicción del oráculo, sin que ninguno de los personajes lo supiera todavía.
Edipo ocupó un trono que, en definitiva, le pertenecía por derecho, aunque nadie supiera realmente que por nacimiento le correspondía esa sucesión.
En Tebas la felicidad fue momentánea. Edipo gobernaba como rey bondadoso y justo, y los ciudadanos gozaban de la libertad recientemente conquistada. Esta tranquilidad acabó enseguida, pues una horrible peste se extendió por la ciudad causando una gran mortandad.
Los tebanos buscaron protección en su soberano, al que consideraban como un protegido de los dioses, y entonces Edipo consultó al oráculo de Delfos para saber qué debía hacer. Éste le respondió:
-Tebas sufre la peste por haber quedado impune la muerte de su viejo rey Layo.
Edipo decidió investigar a fondo la muerte del rey y maldijo al autor del asesinato por ser el culpable de aquella miseria que infestaba la ciudad.
Envió a buscar al famoso Tiresias, cuya inteligencia y poder de adivinación casi igualaban a los de Apolo. Pero el anciano adivino se negó a hablar de este asunto y rogó al rey que le dejara marchar. Tan colérico se pudo Edipo y tanto amenazó a Tiresias, que éste reaccionó, diciendo:
-¡No hables, ya que tú eres el asesino del rey Layo!
Edipo creyó que el adivino estaba completamente equivocado o que actuaba afiliado a Creonte, hermano del rey Layo, que no aceptaba que un desconocido hubiera ocupado el trono de su familia. Además, Edipo estaba seguro de que él no había matado al rey de Tebas, ya que jamás lo había visto.
Poco después, Edipo llegó a saber que era el asesino de su padre y que Yocasta era su propia madre.
La reina, presa de la mayor desesperación, miró horrorizada a aquel entre cuyos brazos se había sentido amada. Edipo no aguardó a que Yocasta pronunciase una sola palabra de condena y, considerando que no podía ver más la luz quien había cometido los más horrendos crímenes, Edipo cogió un largo estilete y hundió la punta en sus ojos, mientras decía:
-Estos ojos que han visto a mi madre con deseo no merecen seguir viendo la luz.
Y después de disponer que sus hijos reinasen alternativamente en Tebas, tomó del brazo a su hija Antígona y abandonó la ciudad y el reino que le vio nacer.
El desdichado Edipo, siempre conducido por su hija Antígona, anduvo errante muchos años hasta encontrar refugio en Colona, donde el rey Teseo le brindó protección.
Se dice que Edipo murió en Colona, cayendo a un precipicio o abriéndose la tierra para tragarlo.
Sin embargo, durante su destierro, jamás logró aminorar el dolor ni los remordimientos que le causaba aquel crimen cometido involuntariamente contra su padre, ni los que le ocasionaba el hecho de haber amado como mujer a su propia madre.
Todos los hijos de Edipo murieron de forma violenta o de manera extraña, cumpliéndose así también la predicción del oráculo de Delfos de que su descendencia sería abominable.

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La morte di Edipo, John Henry Füssli, 1784.

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Edipo e la Sfinge, Giorgio de Chirico.

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Edipo a Colono, Giuseppe Bossi.

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Edipo descifra el enigma de la esfinge, Jean Auguste Dominique Ingres, 1808.

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Edipo y la esfinge, Gustave Moreau, 1864.

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A Peste de Tebas, Charles François Jalabeat, siglo XIX.

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Edipo y Antígona en Tebas, Charles François Talibert, siglo XIX.

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Edipo e Giocasta, Toudouze.
 
Ya que ha salido, hablo de la esfinge de Tebas y me piro a dormir.

La Esfinge vivía al acecho sobre una enorme roca que dominaba el camino de Tebas.
El monstruo tenía alas de águila, rostro y pelo femenino y cuerpo de león. Noche y día permanecía alerta en el monte Citerón, esperando a los caminantes, a los que detenía y proponía un enigma. Los que no acertaban eran devorados inmediatamente por el monstruo.
Las víctimas de la Esfinge habían sido innumerables y la ciudad de Tebas se hallaba desolada por la desventura, infligida por la diosa Hera a los tebanos como castigo por haber descuidado los sacrificios en su honor.
Nadie había logrado jamás descifrar los enigmas propuestos por la criatura y, por ello, pasar por el Citerón significaba ir a una muerte segura.
Un día Creonte, hermano de Yocasta, deseando poner fin a este panorama tan trágico, hizo publicar este bando: "Se concederá la mano de Yocasta, viuda del rey Layo, a quien sea capaz de liberar al país de los horrores de la Esfinge de Tebas".
Edipo casualmente oyó el bando, cogió una lanza y se colocó delante de la Esfinge. Entonces ésta le dijo:
-¡Osado extranjero! ¡Detente y escucha! Quiero proponerte un enigma: ¿Puedes decirme cuál es el animal que por la mañana anda a cuatro patas, al mediodía a dos y por la noche a tres?
El joven Edipo permaneció un momento reflexionando y, finalmente, con una sonrisa de triunfo, respondió:
-¿Quieres saber mi respuesta? Esfinge, ese animal es el hombre. Efectivamente, de niño, en la mañana de su vida, se arrastra con pies y manos para poder andar; cuando es mayor, en el mediodía de su existencia, anda con dos pies; por último, de viejo, al llegar la noche de sus años, se apoya en un bastón, que le sirve de tercer sostén.
La Esfinge, al ver por vez primera resuelto su enigma, se precipitó, rabiosa, desde lo alto del monte Citerón, y se mató, quedando convertida en una estatua de piedra.

Paso de poner la Esfinge de Gizeh :lol:

Mejor un dibujo, porque yo no me hago a la idea de un bicho así:

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SATURNO (CRONOS)


Saturno es una divinidad itálica y romana identificada con el Crono griego. Su hijo Júpiter, a quien una treta de su madre Rea había salvado de correr la misma suerte que sus otros hermanos - que Saturno había ido devorando a medida que nacían temeroso de que le disputasen el poder -, se rebeló contra él y consiguió destronarle. Saturno abandonó entonces Grecia y se instaló en el Capitolio, en el emplazamiento de la futura Roma, donde fue acogido por Jano. Saturno aparece por tanto como el rey de los aborígenes, las primitivas tribus itálicas y también como el antepasado de los reyes del Lacio. Durante todo el tiempo que reinó sobre el Lacio, los hombres vivieron en la edad de oro, etapa mítica de felicidad y dicha. Es un dios civilizador: enseñó a los hombres el cultivo de la tierra y se le honraba como divinidad tutelar de vinateros y campesinos. Presidía la siembra y protegía los cultivos confiados a la tierra. Era el dios de los abonos, que aportan fertilidad al suelo. Su atributo era una hoz, que utilizaba para segar las mieses, para talar los árboles y podar las viñas. Se le representaba como un anciano cubierto con una amplia capa y con una hoz o podadera en la mano.

La relación de Saturno con la Navidad, se debe a las famosas Saturnales, se trataba de un tiempo de fiesta que se celebraba en el mes de Diciembre, pues es la época en que empieza la germinación de las semillas, lejano preludio de las cosechas futuras. Se celebraban del 17 al 19 de diciembre. Tenían lugar en el periodo más oscuro del año a la luz de velas y antorchas, con banquetes y bebidas, e intercambio de regalos. Las fiestas comenzaban con un sacrificio en el Templo de Saturno, al pie de la colina del Capitolio, la zona más sagrada de Roma, seguido de un banquete público al que estaba invitado todo el mundo. Durante las saturnales, los esclavos eran frecuentemente liberados de sus obligaciones y sus papeles cambiados con los de sus dueños. Gradualmente estas costumbres pasaron al Día de Año Nuevo, siendo asimiladas por la fiesta cristiana de Navidad.


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Jacques de Molay rebuznó:
Sófocles en Edipo Rey rebuznó:
Y no juzguéis a nadie como feliz que no haya abandonado su vida sin dolor

Para ser plenamente feliz tiene que haberse conocido la infelicidad más horrorosa. Si alguien no ha sufrido en su vida nunca llegará a valorar tanto esos momentos efímeros de felicidad como una persona cuya vida ha sido un ir y venir de dolor y sufrimiento.
Y es que hay que aprovechar ser feliz mientras se pueda. Hoy somos felices y mañana somos las personas más desgraciadas del planeta. Así de cruel es la vida :?
 
LA BAJADA DE ORFEO A LOS INFIERNOS

Orfeo, además de guerrero, era un extraordinario músico. Era hijo de Apolo y Clío, la musa de la Historia, y se había hecho famoso por su maestría para tocar la lira.
Su talento era tal que, cuando tocaba o cantaba, los animales salvajes acudían a él para oírle, y los árboles se mecían suavemente; las rocas se desgajaban de las montañas, atraídas por la melodía, y los ríos suspendían su curso para no molestarle con el murmullo de sus aguas.
Durante la expedición de los Argonautas, Orfeo inmovilizó las aguas con sus cantos, propiciando al navío Argos deslizarse sobre el mar. También con sus cantos fijó definitivamente a las Simplegadas, rocas terribles que, al moverse, amenazaban a los navíos. Además, con sus melodías, adormeció al dragón de guardaba el Vellocino de Oro, venció a las Sirenas y permitió a los Argonautas escapar de sus irresistibles cantos.
Tan maravilloso era el poder de su voz y de su armoniosa lira, que adormecía incluso a las divinidades infernales.
Cuando Orfeo regresó de la expedición realizada con los Argonautas, tomó por esposa a la bellísima Eurídice, a la que amaba apasionadamente. Un día que la hermosa joven huía de la persecución de Aristeo, fue mortalmente picada por una víbora que estaba en la hierba.
Desesperado por la muerte de su mujer, Orfeo intentó inútilmente calmar su inmenso dolor errando por los bosques y por las montañas con la única compañía de su lira, pero nada le hizo olvidarla.
Entonces Orfeo decidió bajar a los Infiernos para recuperarla. Una noche bajó al subterráneo reino de los Muertos y de las Sombras, haciendo sonar dulcemente su lira.
Al oírle, las Sombras se despertaron y le rodearon, encantadas por la música. También las serpientes que tenían las Furias en sus cabezas se aplacaron y dejaron de silbar. Hasta el Can Cerbero dejó de lanzar sus espantosos ladridos. Sin excepción, todos los habitantes del reino de los Muertos parecieron inmovilizarse ante el músico que pasaba ante ellos.
Haides y Perséfone, los soberanos de los Infiernos, lo escucharon conmovidos. Tan apasionadamente cantaba Orfeo a su esposa que su acento halló eco en el corazón de los dioses. Así que Haides le dijo:
- Te devolvemos a Eurídice si prometes llevarla hasta la luz del día sin volverte a mirarla antes de que las puertas del Infierno se hayan cerrado detrás de vosotros.
Y así, Orfeo, seguido de su esposa, se encaminó hacia la salida del reino de los Muertos.
Pero cuando faltaba ya muy poco para llegar al final, Orfeo, cediendo a su amor y olvidando la condición impuesta, se volvió para mirar a Eurídice. Inmediatamente, la mujer fue tragada por las sombras y desapareció para siempre.
En vano la buscó Orfeo en las aguas de la Estigia y en el oscuro fango de las cavernas. Como Caronte, el barquero infernal, no le permitió quedarse en el Hades, el infeliz músico tuvo que regresar a la tierra, desconsolado.
El dolor de Orfeo, que llenaba con sus lamentos las montañas de Tracia, enojó a las celosas Bacantes, que un día se burlaron del desgraciado cantor y le despedazaron.
Después de su muerte, las Musas, que siempre le habían amado, recogieron sus restos y lo enterraron al pie del Olimpo.

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Music (Orpheus), Luca de la Robbia, catedral de Florencia.

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Orpheus, Giovanni Bellini.

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Orpheus in der Onderwereld, Jan Brueghel de Oude.

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Orpheus vertraut auf die Hilfe der Unterweltsgotter, Pieter Paul Rubens.

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Orpheus, Antonio Cánova.

Bueno, se ha representado en la Historia del Arte tanto sobre Orfeo y Eurídice, que mejor os dejo el enlace por si os interesa.

https://www.rastko.org.yu/drama/zstefanovic/orfej/mit/
 

ORION

Orión según la mitologia griega, desciende del dios marino Poseidón y de Euríale. Una versión cuenta que el rey de la isla griega de Chios, Enopión, mandó llamar a Orión para que matara a las terribles bestias que habían invadido su reino. Al completar la misión, Orión fue a ver al rey y conoció a Merope, la princesa, enamorándose de ella en seguida. Movido por los celos, el rey le sacó los ojos a Orión en castigo para que jamás volviera a ver a Merope. Hasta que un día Orión se paró sobre un escorpión sin darse cuenta, siendo picado y muerto por su veneno. Los dioses se apiadaron de él y lo colocaron en los cielos junto a sus dos perros de caza (Can Mayor y Can Menor) y una liebre llamada Lepus. Se dice que por eso persigue a Merope y las Pléyades, sus hermanas, y huye de Escorpión, al otro lado del cielo. También se dice que ataca a Tauro, una de las bestias que invadieron Chios.

Otra versión cuenta que la diosa Artemisa se había enamorado de Orión, lo cual despertó celos en Apolo, dios del sol y hermano de Artemis. Un día Apolo hizo una apuesta a su hermana, a que no podía asestarle una flecha a un animal que se movía a lo lejos. Artemis lanzó su flecha y dio en el blanco. Cuando fue a ver al presunto animal, se dio cuenta que había acabado con Orión. Fueron tan grandes sus quejas y sus lamentos, que Zeus, padre de lo dioses, colocó a Orión en el cielo para consuelo de Diana.


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Orión es, quizá, la constelación más reconocida tras la Osa Mayor y también una de las más fascinantes del hemisferio norte celeste. Orión es fácilmente reconocible por el rectángulo que forman sus cuatro estrellas principales: "Betelgeuse", "Bellatrix", "Saiph" y "Rigel"; dentro del cual se distingue un alineamiento de tres estrellas "gemelas" que forman el llamado "Cinturón de Orión"; o las "tres marías" que cruzan en sentido sureste-noroeste la zona central de la constelación y del que "cuelgan" tres grupos estelares, formando "La espada de Orión"

Pero como la constelación de Orión está asociada con un gran cazador, Betelgeuse formaría el hombro derecho del mismo, Bellatrix el hombro izquierdo, Saiph la pierna derecha y Bellatrix la pierna izquierda. Así mismo, la cabeza del cazador, estaría representada por el grupo de estrellas capitaneadas por "Meissa" y situadas al norte de la línea imaginaria que une Betelgeuse y Bellatrix. El brazo derecho, en acción amenazadora y supuestamente armado con un mazo lo forma un grupo de estrellas que parten en arco desde Alfa Ori. El brazo izquierdo, sin embargo, no existe sino en su terminación un grupo de estrellas en arco de norte a sur, denominadas todas con la letra Pi y que simbolizan el vellocino con el que el cazador se protege el brazo
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Este mito me ha recordado al camino de Santiago a su paso por Navarra. Hay un trecho que transcurre entre molinos de viento y montañas. Y en una de las partes más altas hay una inscripción que dice: "Aquí se juntan el camino del hombre con el de las estrellas".

No entiendo mucho de astronomía. La Osa Mayor y la Osa Menor las encuentro con facilidad. Otra cosa es encontrar a Casiopea :D Tiene forma de W.

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De acuerdo a una leyenda Griega, el dios del mar Poseidón colocó a la figura de Casiopea entre las estrellas. Se dice que Casiopea tiene una posición ridícula y al revés para castigarla por haber sido tan pretenciosa. Casiopea estaba muy orgullosa de su belleza. Ella decía que ella y su hija Andrómeda eran más bellas que las ninfas del mar, las Nereidas.
Las ninfas se quejaron al dios del mar Poseidón, quién amenazó de enviar un monstruo marino y una inundación para destruir la tierra de Casiopea. Desesperado, el rey Cefeo consultó un oráculo para prevenir la destrucción de su reino. El oráculo le contestó que solamente sacrificando a su hija Andrómeda al monstruo podía apaciguar la ira de Poseidón.

El rey encadenó a Andrómeda en un acantilado en el mar. Afortunadamente, en ese mismo momento, Perseo, el sobrino del rey de Argos, estaba viajando a lo largo de la costa. Perseo notó a la hermosa mujer y se enamoró de ella. Al saber la historia de Andrómeda, el se ofreció a rescatarla si sus padres aceptaban que se casara con ella. Con la ayuda de sandalias mágicas que le permitieron volar, y una espada mágica que le dió el dios Hermes, Perseo mató al monstruo marino y se casó con Andrómeda.

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Casiopea y su esposo Cefeo.
Esta imagen me recuerda una pintura mural que se encuentra en el Museo de la Universidad, el Cielo de Salamanca. No pongo foto porque las que vienen en internet son muy pequeñas y no se aprecia. Este Cielo inspiró el logotipo de 2002, cuando Salamanca fue Capital Europea de la Cultura. Debo tener alguna foto en algún cd, así que ya buscaré. En cuanto al logotipo, seguro que os suena:

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No son mitología, pero, al estar relacionados con una religión, me permito hablar ahora de los

DRUIDAS


La procedencia de la palabra "druida" está muy debatida. Dr. O'Hogain supone que deriva de la palabra celta para "rico en conocimientos" mientras que otros suponen que ha derivado de drus, la palabra celta para roble. Otra teoría finalmente lo relaciona con dru (cuidadoso, a fondo) y uid (saber).

Simplificando los druidas se presentan a menudo como sacerdotes de la religión celta pero su papel envolvía muchos aspectos más. Los druidas formaban una clase social independiente, representando la clase intelectual de la sociedad. Aunque también desempeñaban funciones religiosas no se limitaban a ellas. Eran entre otros bardos, médicos, astrónomos, filósofos y magos.

Sin embargo se puede diferenciar tres funciones entre los druidas aunque la separación a veces no era muy clara:

Los "Druids" que enseñaban el arte de la guerra y que disponían de poderes mágicos
Los "Bairds" o bardos que eran responsables de la tradición oral y
Los "Filidhs" o videntes que predecían el futuro

No se conocen escritos directos de druidas de la antigüedad. Pero no cabe suponer que se trataba de analfabetos sino que los druidas pasaban su saber sólo por tradición oral a sus alumnos. Existen algunos textos de la baja Edad Media de Gales, Irlanda y Escocia que se relacionan con tradiciones de los druidas. Sin embargo se trata habitualmente de textos mitológicos que ya tienen una cierta influencia cristiana y que sólo admiten unas conclusiones limitadas sobre los druidas de la antigüedad.

De Plinio el Viejo sabemos de los druidas vestidos de blanco que cortaban el muérdago con hoz de oro; además nos habla de sacrificios taurinos presididos por druidas. El muérdago entre los druidas era una planta sacra. Aunque a menudo se atribuye a este sentido sus propiedades medicinales es poco probable que sea la razón única. Más probable es que se deba a que el muérdago está aún verde en invierno cuando el resto del árbol parece sin vida.

Ya anteriormente Julio César mencionaba a los druidas en su "De bello Gallico". Estas referencias tienen ciertos paralelismos con relatos de Posidonio (135 - 51 adC) quien nos da una imagen idealizada helenística del druida como filósofo. Hay que ver los relatos de César como los de los demás autores con un cierto escepticismo ya que eran ajenos a esta cultura.

Con la conquista de los países celtas (Iberia, Galia, Britania) por parte del imperio romano vanecía la influencia de los druidas. Un último bastión era la isla Anglesey (Ynys Mon) situada al norte de Gales que fue destruida por los romanos en 60 ddC. Los últimos relatos de la Irlanda de la baja Edad Media ya muestran influencia cristiana y diabolizan a los druidas como enemigos de la Iglesia católica.

A menudo se habla también de mujeres druida pensando, por ejemplo en Mebd de Connacht o Ceridwen. De Ceridwen hay una leyenda donde ella prepara en un caliz que puede verse como el prototipo del Santo grial, una pócima que da sabiduría infinita sobre el pasado, el presente y el futuro. Preparó el pogingue para su hijo Affagdu (=oscuridad absoluta) para compensar el poco agrado físico que tenía. Sin embargo su ayudante tomó tres gotas de la bebida. Para escapar de su ira huyó, y se escondió adoptando diversas formas. Finalmente adoptó la forma de un grano de trigo que fue tragado por Ceridwen. De esto Cerdiwen se quedó embarazada y dio a luz a otro hijo, Taliesin, quien está visto hoy en día como el prototipo de todos los druidas. Esta leyenda confirma que existían druidas femeninos y que su rango no era necesariamente inferior al de los hombres.

De todos los relatos conjuntos se forma la imagen del druida como persona culta en una posición socialmente destacada. También era responsable de los sacrificios religiosos y se le veía como mediador entre los hombres y los dioses. Al mismo tiempo era juez, profesor y se ocupaba de la historia y de la civilización de las culturas celtas.

También el bardo celta tenía una posición destacada aunque no se puede confirmar que druidas y bardos eran rangos diferentes en la misma organización.

Los Druidas no tenían templos de culto erigidos en piedra. Probablemente disponían de edificios de madera que no han pasado a nuestros días. Según las fuentes originales a menudo celebraban sus ritos en claros en los bosques cercanos a manantiales o pozos naturales.

Plinio relata de uno de sus rituales: "Tras haber preparado los sacrificios y los banquetes bajo los árboles traen dos toros blancos cuyos cuernos han sido vendados. Con su túnica blanca un druida sube al árbol para cortar el muérdago con su hoz de oro, otros vestidos de la misma manera lo reciben. Después matan a los animales del sacrificio y rezan para que el dios les recompense esta ofrenda con sus dones".

También hay relatos (en parte dudosos) de sacrificios humanos. Sin embargo se ha encontrado en Francia un lugar de culto del siglo III ddC. con huesos de unos 1.000 adolescentes sacrificados que parecen confirmar esta práctica.
 
Dentro de la mitología, Selene es la diosa que representa la luna, y a veces se la ha asociado también con Diana y Artemisa. Se cuenta que Selene era la hermana de Helios, el dios Sol, y como él, debía iluminar los cielos durante la noche. Pero una de esas noches divisó al pastor Endimión dormido en el monde Latmo, y quedó prendada de él. Así, desapareció de los cielos para recostarse junto al pastor, lo que enfureció a Zeus, quien castigó a Endimión a dormir eternamente.

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Pero luego, conmovido por las peticiones de Selene, consintió en dejar que la luna desapareciese del cielo varias noches al mes para hacer compañía a su amado, y el resto de los días, Selene se conforma con verle desde lo alto y acariciarle desde ahí...

A Selene se la representa majestuosa, como una mujer joven muy pálida, surcando los cielos en un carro tirado por corceles plateados, y muchas veces acompañada por alguno de sus amantes, que fueron bastantes, aunque sin duda el más importante fuera Endimión. Suele llevar también una media luna sobre su cabeza y túnicas claras.

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Lo de los druidas me ha molado :wink: El de Selene ya me lo sabía. Venga, voy con Hermafrodita, que creo que no está:


Hermafrodita, cuyo nombre está formado por el de su padre y el de su madre (Hermes y Afrodita), era hermosísimo. Fue criado por las Ninfas y a los 15 años decidió recorrer el mundo.
Cierto día se acercó a un lago de aguas transparentes. En el fondo del mismo vivía Salmakis, joven y voluptuosa ninfa que se dedicaba a engalanarse con flores y velos para contemplarse después en el espejo del lago. Hermafrodita la vio y se quedó sorprendido de su extraordinaria belleza. Cuando la ninfa vio al apuesto joven se enamoró inmediatamente de él y le declaró su pasión:
- Feliz tú, Hermafrodita, y feliz la mujer que te ha traído al mundo, pero mucho más feliz tu amada, si es que la tienes. Pero si tu corazón es todavía virgen a los deseos del amor, yo te llamo, te deseo y quiero compartir contigo mi lecho.
Hermafrodita, que lo ignoraba todo acerca del amor, se sonrojó, la rechazó y huyó. Salmakis decidió no retenerle y esperar a que volviera. Así que se zambulló en las profundidades del lago, espiando a todo el que se acercaba a la orilla por si alguno era el hermoso Hermafrodita.
Unos días más tarde el joven deseó bañarse en aquellas aguas cristalinas, y después de cerciorarse de que no le veía nadie, se desnudó y se metió en el lago. Salmakis permanecía oculta observando, hasta que, sin poder contener su pasión, salió de su refugio y abrazó a Hermafrodita, no pudiendo éste impedírselo. El joven intentó zafarse de Salmakis, y entonces la ninfa suplicó a los dioses:
- ¡Escuchad mis votos! Yo, Salmakis, deseo que Hermafrodita nunca pueda separarse de mí ni yo de él.
Los dioses escucharon su ruego y fundieron ambos cuerpos en uno solo, dotado de los dos sexos. Desde entonces reciben el nombre de “hermafroditas” los seres cuya naturaleza es doble, masculina y femenina a la vez.

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Hermafrodita, Caravaggio, siglo XVI.

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Hermafrodita adormecido, Museo del Louvre, siglo II.

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Hermafrodita, Museo del Louvre.

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Magdalena Ventura con su marido y su hijo, Diego Ribera, 1631.
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Hermafrodita de la Villa Romana de El Ruedo, Museo Arqueológico de Córdoba.
 
EL MITO DE CASANDRA

Hija del rey Príamo y de la reina Hécuba de Troya. El dios Apolo, que amaba a Casandra, le concedió el don de la profecía, pero cuando ella se negó a corresponder a su amor, Apolo volvió inútil el don, escupiendo en sus labios, haciendo así que nadie creyera en sus predicciones. Casandra advirtió a los troyanos de muchos peligros, incluso del caballo de madera con el que los griegos entraron en la ciudad, pero fue desestimada como una loca. Después de la caída de Troya, fue sacada del santuario del templo de la diosa Atenea por Áyax, hijo de Oileo, y llevada al campamento griego. Cuando se repartió el botín, Casandra fue entregada al rey Agamenón como su esclava y amante. Casandra le advirtió de que sería asesinado si volvía a Grecia, pero de nuevo no obtuvo crédito. A su llegada a Micenas ella y Agamenón fueron asesinados por Clitemnestra, esposa de éste y reina de Micenas.

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El buque fantasma

Cuenta Wagner en su ópera El buque fantasma que Daland era un marino noruego, que tenía una hermosa hija llamada Senta y una potente nave propia, con la que traficaba en varios puertos del mar del Norte y del Báltico.
Cierto día, un violento huracán le lanzó el barco a siete millas del puerto al cual se dirigía, a un lugar llamado Sandwich, cuya playa estaba erizada de rocas, y allí tuvo que anclar.
Cuando la tripulación descansaba en la cala, el piloto quedó de guardia en el puente. Pero se durmió, agotado por el cansancio, sin reparar en que la tempestad volvía con más fuerza.
De repente, se vio aparecer en lontananza al Buque Fantasma con sus negros mástiles y las velas del color de la sangre. Era un barco extraño, sin pabellón. No se veía además a nadie en cubierta, ni vigía en la gavia.
El Buque Fantasma se acercó rápidamente a la playa, junto al navío noruego. Al echar el ancla, produjo un terrible ruido que despertó sobresaltado al piloto de Daland. Éste, después de dirigir una recelosa mirada alrededor y cerciorado de que todo iba bien, cantó una canción y volvió a quedarse dormido.
Sin producir el menor ruido, la tripulación del buque fantasma cargó velas y el Holandés Errante saltó a tierra. Era un hombrachón altísimo, delgado, de rostro taciturno, de espesa barba rubia, de ojos de un azul extraordinario; unos ojos inexpresivos y magnéticos.
Cuando estaba en la playa exclamó:
- ¡Sonó la hora! ¡Siete años han transcurrido! ¡Las alas fatigadas me rechazan al momento! ¡Ah! Océano orgulloso, en breve volverás a sostenerme en tus flancos. Tu rabia decrece y mi pena no tiene fin...

Otra versión dice que al Holandés le anunció un ángel que "la senda de su salvación" consistía en hallar una mujer que le amara y le fuera fiel. Con este fin, cada siete años se le permitía saltar en tierra para buscarla, pero tan desengañado estaba ya de esa "fidelidad" que su búsqueda la parecía de antemano trabajo perdido. No creía que hubiera en el mundo corazones fieles.

Mientras el Holandés Errante se tendía sobre una roca, salió de su camarote Daland, el marino noruego, y obligó a su piloto a que, con la bocina, llamase a gritos a la tripulación del Buque Fantasma que acababa de ver. Pero nadie contestó.
Entonces Daland vio al Holandés Errante, recostado sobre la roca, a quien habló como si fuera un viejo camarada:
- ¿Quién eres? ¿De dónde vienes?
- Soy de nacionalidad holandesa. La tempestad ha arrojado aquí mi buque sin averías. He andado errante durante largo tiempo por los mares de innumerables países, y si bien he podido visitarlos todos, el único que me ha sido vedado ha sido el mío.
El Holandés añadió además que si Daland se dignaba acogerlo como amigo y conducirlo a su casa, nunca se quejaría de haberle dado hospitalidad, porque en su buque guardaba riquísimos tesoros, con los que podría recompensarle dignamente.
Daland le pidió que se los mostrara.
El Holandés hizo desembarcar entonces un cofre por dos marineros y, cuando lo abrió, aparecieron montones de perlas y toda clase de piedras preciosas. Todo se lo ofreció a Daland por una noche de hospitalidad, y le dijo:
- Esto no es nada comparado con lo que todavía me queda en el buque. Pero ¿de qué me sirven tantas riquezas, sin mujer, sin hijos, y ausente siempre de mi propio país?... Te entrego todos mis tesoros si me das una familia entre los tuyos... ¿Tienes hijas?
Daland respondió que tenía una hija y que era preciosa.
El Holandés le pidió la mano de la joven.
Daland se volvió loco de alegría ante la inesperada riqueza que vio llegar a su familia como caída del cielo. Así concertaron la boda si la hija de Daland le gustaba al Holandés Errante. Y como ya se había calmado la tempestad y mudado el viento, Daland dio la orden de zarpar, llevando en pos de su barco el del Holandés.

Entretanto, en casa de Daland estaba su hija Senta triste y melancólica, contemplando un cuadro en el que aparecía un hombre de rostro pálido, barba negra y oscuro traje: era el Holandés Errante de la leyenda, de las baladas.
La nodriza había acostumbrado a Senta, desde niña, a oír esta leyenda, a cantarle esta balada. Y la muchacha, con el tiempo, acabó por enamorarse de aquella romántica figura que le inspiraba compasión. Ahora, la misma nodriza estaba asustada de ese amor ideal, fantástico, ya que se había percatado de que había un pretendiente real, Erik el cazador, que cortejaba a Senta, y ésta se mostraba muy amable con él.
Erik ya pasaba por ser el novio de la muchacha, tanto en la casa como en la ciudad. No obstante, el joven distaba mucho de verlo todo tan seguro, preocupado por la especie de fascinación que ejercía aquel maldito retrato del Holandés Errante y su historia sobre Senta.
Quizá para conocer mejor a la muchacha, un día Erik le refirió un sueño que tuvo respecto a esto y al oírlo, involuntariamente, la muchacha exclamó:
- ¡Oh, el Holandés Errante me busca y yo he de morir con él!
Desesperado, Erik se alejó de la joven, convencido de haber perdido para siempre a la mujer amada.

Cuando Daland llegó a su casa acompañado del Holandés Errante, la hermosa Senta quedó en el acto prendida en la mirada de aquel desconocido. Y cuando éste le preguntó si quería ser su esposa, ella respondió afirmativamente.
Al enterarse Erik de que Senta se había prometido con aquel desconocido, corrió a verla y le dijo con acento de súplica:
- Amada Senta, no serás feliz con ese hombre. Es un capricho, una obsesión absurda. Tú eres mujer de hogar, dulce, buena, para tener muchos hijos. No puedes casarte con un hombre sin patria, con un aventurero, soñador por añadidura.
Al decirle eso, la tenía cogida por los hombros, como si de esta manera pudiera persuadirla mejor.
De pronto se abrió la puert y Senta vio clavados en ella aquellos ojos fascinadores que tan bien conocía, aquellos ojos azules del marino desconocido, con un destello que a ella le heló el corazón.
En aquel preciso instante, fue Erik quien echó en cara a la joven, falsamente, que a él también le había jurado fidelidad eterna.
Oído esto por el Holandés, éste dejó de creer en el juramento de fidelidad que ella le había hecho, y se fue como un loco a su Buque Fantasma, dando la orden de partir inmediatamente.
Al verle partir, la enamorada Senta, impotente para detenerlo, se arrojó al mar desde una roca, diciendo que le sería fiel hasta la muerte.
Y en ese mismo instante, el navío del Holandés Errante se hundió, desapareciendo bajo las aguas. Entonces en el horizonte se vio surgir de las olas al Holandés y a Senta transfigurados y unidos en un abrazo.
El Holandés Errante se había redimido por fin por una mujer angelical que le había dado su vida, demostrando que aún hay heroica fidelidad en el mundo.
 
La Leyenda del Holandés Errante

Me ha entrado curiosidad sobre el que un hombre vagara constantemente por el mar, y desde la historia anterior me preguntaba qué mal habría hecho para no poder regresar a su patria, para navegar eternamente...

Una nave tropieza con una terrible tormenta, pero su capitán, enloquecido y sordo a las súplicas, rehúsa buscar refugio. Como castigo, es condenado a recorrer los mares durante toda la eternidad. ¿Cuál es el origen de la famosa leyenda del Holandés Errante?

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Grabado que reproduce una de las primeras representaciones de la ópera de Wagner "El buque fantasma"

La historia del Holandés Errante es una de las más famosas y quizá de las más antiguas leyendas del mar, ya que circula desde hace, por lo menos, 500 años. Esencialmente, la historia es la siguiente: un maniático capitán holandés -por supuesto, el término «Holandés Errante» se refiere al capitán y no a su barco- desafía la ira de Dios y como resultado es condenado a navegar por los océanos eternamente, provocando la muerte de todos cuantos ven su nave espectral. Esta historia ha sido elaborada por muchos escritores, pero constituye algo más que una ficción, una siniestra historia del mar para asustar a crédulos marineros de agua dulce en tabernas portuarias. Este barco fantasma ha sido avistado en numerosas ocasiones, las últimas en pleno siglo XX.

Muchos sostienen que la historia del Holandés errante se originó a partir de un hecho real, aunque sobre este punto no hay acuerdo. El problema se complica aún más porque existen muchas versiones de la historia, en las que el capitán puede llamarse Vanderdecken, Van Demien, Van Sraaten o Van alguna otra cosa.
La versión más conocida de la historia del Holandés Errante habla de un tal capitán Vanderdecken, cuya nave fue atrapada en una terrible tormenta cuando doblaba el cabo de Buena Esperanza. Los pasajeros, aterrorizados, rogaron a Vanderdecken que se refugiara en un puerto seguro o que, por lo menos, arriara velas a intentara capear el temporal, pero el enloquecido capitán se rió de sus súplicas y, atándose al timón, comenzó a cantar canciones sacrílegas.
La tripulación también se alarmó por la conducta de su capitán e intentó hacerse con el control de la nave, pero el intento de motín fue sofocado cuando Vanderdecken arrojó a su líder por la borda, mientras los aterrorizados pasajeros y la tripulación se encomendaban a Dios. En respuesta a sus plegarias las nubes se abrieron y una luz incandescente iluminó el castillo de proa, revelando una figura gloriosa que según algunos, era el Espíritu Santo, mientras otros dijeron que era Dios.
La figura se enfrentó con Vanderdecken y le dijo que, ya que disfrutaba con los sufrimientos ajenos, de ahora en adelante sería condenado a recorrer el océano eternamente, siempre en medio de una tempestad, y provocaría la muerte de todos aquellos que le vieran. Su único alimento sería hierro al rojo vivo, su única bebida la hiel, y su única compañía el grumete, a quien le crecerían cuernos en la cabeza y tendría las fauces de un tigre y la piel de una lija (lo cual parece muy injusto para el pobre grumete quien, hasta aquí, no había tenido ningún papel independiente en la historia y, presumiblemente, sentía tanto temor ante Vanderdecken como el resto de la tripulación). Sin embargo, con estas palabras la visión desapareció, y con ella todos los pasajeros y tripulantes. Vanderdecken y el grumete quedaron abandonados a su destino.

Ésta es la versión clásica de la historia del Holandés Errante. Puede ser que se base en hechos, pero no hay acuerdo acerca de cuáles pudieron ser esos hechos. Una versión afirma que la historia deriva de la saga escandinava de Stote, un vikingo que robó un anillo a los dioses y cuyo esqueleto, cubierto con un manto de fuego, fue hallado después sentado en el palo mayor de una nave negra y fantasmal.
Otros creen que la historia es más reciente y sugieren que se originó en las aventuras de Bartolomeu Dias (c. 1450-1500), navegante portugués que descubrió el cabo de Buena Esperanza en 1488 y cuyas proezas marítimas llegaron a parecer sobrehumanas, según la biografía que escribió sobre él Luis de Camoes.
Otros investigadores han desenterrado una dudosa historia acerca de los dos barcos mercantes holandeses del siglo XVI cuyas tripulaciones avistaron el fantasma de un bajel que se había perdido en el Pacífico; la historia del Holandés Errante derivaría de esto.
Otra teoría es que la historia se basa en la leyenda de un alemán llamado Von Felkenberg, que se jugó el alma a los dados con el Diablo y perdió. Una leyenda holandesa similar habla del capitán Van Straaten y también se cuenta una historia acerca de Bernard Fokke.
Fokke, capitán del Libera Nos, era famoso por la rapidez con que realizaba sus travesías. Quienes envidiaban su habilidad de navegante afirmaban que había establecido un pacto con el diablo, algo que la extrema fealdad de Fokke y su mal carácter ayudaban a creer. Un día se embarcó en un viaje del que no retornó y se rumoreó que, finalmente, el Diablo había cobrado su recompensa.
No es improbable que la leyenda del Holandés Errante naciera como consecuencia de un hecho real, aunque, sin duda, éste habrá sido algo más prosaico que la venta de un alma al Diablo. Existen muchos casos de buques que fueron abandonados por error por su tripulación, en la creencia de que estaban a punto de zozobrar, y luego siguieron a flote durante días, semanas, meses a incluso años, siguiendo los caprichos del viento y las mareas. El más famoso de esos barcos es el Mary Celeste, pero no es el único. Quizá una de las historias más notables sea la del clíper lanero Marlborough, que desapareció en 1890 mientras de Australia se dirigía a Inglaterra. Se dice que fue hallado 23 años después, frente a las costas de Chile. Aunque la historia del Marlborough sea una exageración, resulta fácil imaginar su efecto en las mentes de marinos supersticiosos en aguas poco conocidas, cuando vieron al buque abandonado emerger súbitamente de la niebla.

La historia del Holandés Errante ha inspirado muchas obras de ficción. El poeta norteamericano Henry Wadsworth Longfellow escribió sobre este aspecto en The phantom ship, que figura en su libro Birds of passage. Edward Fitzball escribió un melodrama llamado El Holandés Errante, y el francés August Jal la versión más conocida de la historia en sus Scénes de la vie maritime. El poeta lírico alemán Heinrich Heine, inspirándose en el melodrama de Fitzball o en un cuento anónimo titulado Vanderdecken's message home , escribió sobre el buque fantasma en sus Memorias del señor Schnabelwopski. Esto, a su vez, fue indudablemente lo que inspiró la ópera de Wagner El buque fantasma, en la que Vanderdecken puede bajar a tierra una vez cada siete años, para encontrar a una mujer cuyo amor pueda redimirlo. Otros escritores que tocaron el tema fueron Frederick Marryat (El buque fantasma) y Walter Scott (Rokeby).

Sin embargo, el Holandés Errante es más que mera leyenda o ficción. A lo largo de los siglos mucha gente afirmó haber visto el espectro de la nave. Uno de los informes más antiguos apareció en 1702 en la Magnalia Christi Americana, historia eclesiástica de Nueva Inglaterra que escribió Cotton Mather, autor prolífico y célebre pastor puritano. Pero muchas de las observaciones son difíciles -si no imposibles- de comprobar y, por lo tanto deben ser descartadas como espejismos, alucinaciones o visiones debidas a un exceso de alcohol. Pero existe un informe excepcional. En 1881 una observación del barco del Holandés Errante fue comunicada por el príncipe Jorge de Inglaterra -que después reinó como Jorge V- y por su hermano mayor, el príncipe Alberto Víctor, duque de Clarence... el mismo duque de Clarence que hoy figura entre los sospechosos de haber sido el infame Jack el Destripador.

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Ilustración de Gregory Robinson para el poema de Kipling "Seven seas".

Se ha dicho que el incidente aparecía en el libro de bitácora del Baccante, pero no es así. En cambio, sí aparece en un relato del viaje de los príncipes en ese buque, compilado por John H. Dalton a partir de sus diarios personales, cartas y libros de notas. En el momento de la observación los príncipes estaban a bordo de otro barco de la flota, el Inconstant, ya que habían sido trasladados allí cuando el Baccante tuvo problemas en el timón. El relato dice: 11 de junio de 1881. A las 4 de la madrugada el «Holandés Errante» cruzó nuestro rumbo. Era una extraña luz roja, como la de un buque fantasma, incandescente, y en el centro de esa luz, los mástiles, palos y velas de un bergantín, a 200 m de distancia, se destacaron con fuerte relieve cuando se acercó a nuestra amura de babor. El vigía del castillo de proa informó que estaba cerca de la amura, donde también lo vio claramente el oficial de guardia desde el puente, como también el guardiamarina del alcázar, que fue enviado inmediatamente al castillo de proa, pero al llegar allí no logró ver vestigios ni señales de ningún barco material, ni cerca ni en el horizonte, pese a que la noche era clara y el mar estaba en calma. En total fue visto por trece personas, pero si se trataba del Van Demien del «Holandés Errante», o qué, no lo sabremos.

El Tourmaline y el Cleopatra, que navegaba a estribor, hicieron señales para preguntar si habíamos visto la extraña luz roja.

A las 10:45 el marinero que esta mañana había avistado al «Holandés Errante» cayó desde las crucetas del mastelerillo de juanete y se hizo trizas. A las 16:15 se efectuaron honras fúnebres y su cadáver fue lanzado al mar. Era un valiente marinero real, y uno de los más prometedores tripulantes del barco, y todos se sienten muy tristes por su pérdida. En el siguiente puerto nos encontramos con el almirante, que también se mostró muy disgustado. Alrededor de 13 personas en el Inconstant, además de una cantidad no especificada de personas en el Tourmaline y el Cleopatra, vieron el espectro, aunque si era el Holandés Errante a otro espectro «no lo sabremos», tal como dijeron los príncipes. Pero, tal como afirma la leyenda, la visión acarreó la muerte de una persona.

Una de las fuentes más inesperadas de un informe sobre el barco del Holandés Errante es -según se dijo- Karl Dónitz, comandante en jefe de la flota alemana, y efímero sucesor de Adolf Hitler. Se dice que vio la nave espectral mientras se hallaba en una misión al este de Suez, y que después afirmó que sus hombres preferían enfrentarse con toda la flota aliada antes que vivir nuevamente el horror de ver el barco del Holandés Errante.

El del Holandés no es, por cierto, el único espectro marino. En 1949 se estimaba que había más de 100 casos «bien comprobados» de naves fantasmas que frecuentaban la costa noreste de los Estados Unidos.
El buque fantasma más famoso de los Estados Unidos es, probablemente, el Palatine, que fue tema de un famoso poema de John Greenleaf Whittier. Según la leyenda, en 1752 una tormenta arrojó al Palatine contra las rocas de Block Island, cerca de Rhode Island, y sus restos fueron incendiados por los pescadores; una pasajera quedó atrapada y se quemó viva. Desde entonces, el espectro del barco en llamas ha sido visto en innumerables ocasiones.
Porthcurno Cove, en Cornualles (Inglaterra), escenario de las apariciones de un conocido buque fantasma, el Goblin, negro y con velas de cruz.
Es difícil descartar las pruebas de que algo -se le llama «la luz del Palatine»- ha sido visto con regularidad cerca de la costa. Pero una investigación cuidadosa revela que ningún barco de esas características naufragó jamás en Block Island. Sin embargo, también se descubrió que 14 años antes, en 1738, el Princess Augusta, que llevaba 350 refugiados del Alto y el Bajo Palatinado, en Alemania, sí naufragó en la costa norte de Block Island en circunstancias similares a las que se atribuían al Palatine; no cabe duda de que éste fue el origen de la leyenda. Sólo un elemento del destino del Princess Augusta difiere de la leyenda del Palatine: el Princess Augusta se hundió, y no fue incendiado. De modo que si el espectro que se ve con tanta frecuencia cerca de allí es el espectro del Princess Augusta, ¿por qué el buque fantasma aparece en llamas?
Otro barco fantasma bastante conocido es el Goblin, negro y con velas de cruz, del que se dice que es visto con frecuencia por los habitantes de Porthcurno Cove, cerca de St. Leven, en Cornualles (Inglaterra). Este espectro es característico porque se le ve dirigirse a la costa; después de desliza sobre tierra firme, y finalmente desaparece.

¿Qué son, entonces, esos buques fantasma, esos espectros del mar?. Se les puede aplicar las mismas preguntas, especulaciones y teorías que se refieren a los fantasmas en general. Pero el Holandés Errante se distingue de las historias folklóricas y de fantasmas habituales: ha sido visto muchas, muchísimas veces. Si el barco no existe, ¿qué fue entonces lo que vieron los príncipes a bordo del Inconstant? Dado que la aparición del Holandés Errante y de su barco parece predecir sólo muertes o desastres, quizá lo más razonable sea no buscar la respuesta con demasiado empeño.

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Ilustración de Gustave Doré para la 'Balada del viejo marinero', de Samuel Taylor Coleridge.
 
Sobre navíos malditos hay un excelente relato de Wilhelm Hauff (1802-1827), "El buque fantasma"
 
Juvenal rebuznó:
Sobre navíos malditos hay un excelente relato de Wilhelm Hauff (1802-1827), "El buque fantasma"

Y otro de Hodgson, "Los piratas fantasmas", ciertamente inquitante (está editado en Valdemar en el volumen "Trilogía del abismo", nº. 58 de la Gótica.
 
Jacques de Molay rebuznó:
Juvenal rebuznó:
Sobre navíos malditos hay un excelente relato de Wilhelm Hauff (1802-1827), "El buque fantasma"

Y otro de Hodgson, "Los piratas fantasmas", ciertamente inquitante (está editado en Valdemar en el volumen "Trilogía del abismo", nº. 58 de la Gótica.

me veo obligado a recomendar "la nave abandonada" de hodgson como su mejor libro de relatos, tambien en valdemar; aunque "los piratas fanatasmas" tambien esta muy bien...

enlazando con el post anterior



EL JUDIO ERRANTE

El Judío errante es una figura de la mitología cristiana. La leyenda relata que un zapatero judío insultó a Jesús durante la crucifixión; por lo que este lo condenó a "errar hasta su retorno". El zapatero fue entonces castigado por su atrevimiento a errar por la tierra hasta la segunda venida de Jesús.


Se le ha dado una gran cantidad de nombres al judío errante, algunos de los cuales son:

Ahasverus
Buttadeu
Joseph Cartaphilus
Juan Espera en Dios

EL JUDIO ERRANTE EN LA LITERATURA

La figura de un pecador condenado, forzado a recorrer el mundo sin esperanza de descansar en paz, impresionó de tal manera que el Judío Errante no tardó en aparecer en la literatura popular. En los países alemanes se lo llamó "Der Ewige Jude" (el judío eterno, o inmortal) mientras que en los países de lenguas romances es conocido como "Le Juif Errant" y "L'Ebreo Errante"; la forma inglesa se inspiró en esta última y se lo llamó "The Wandering Jew". La tradición española lo bautizó como "Juan Espera en Dios".

La leyenda es el tema de poemas de Shubart, Schreiber, W. Müller, Lenau, Chamisso, Schlegel, Julius Mosen y Koehler. También inspiró las novelas de Franzhorn, Oeklers y Schucking; y las tragedias de Klinemann ("Ahasuerus", de 1827) y Zedlitz (1844). Hans Christian Andersen hizo a su "Ahasuerus" el ángel de la Duda, y fue imitado por Heller en su poema "El viaje de Ahasuerus" desarrollados en tres cantos. Robert Hamerling, en su "Ahasver in Rom" (Viena, 1866), identifica a Nerón como el Judío Errante. Goethe bocetó un poema al respecto, cuyo esquema está en su "Dichtung und Wahrheit".

En Francia, Edgar Quinet publicó su versión épica de la leyenda en 1833; y Eugène Sue escribió su Juif Errant en 1844. Esta última cuenta la historia de Ahasuerus como Herodes, un explicación muy popular. El poema de Greniuer (1857) sobre este tema puede haber sido inspirado en los dibujos de Gustave Doré, uno de los mas impactantes del grabador francés.

En Inglaterra se publicó una balada dedicada al tema, en el libro de Percy "Reliques" y "English and Scotch Ballads", de Francis James Child. Andrew Franklin escribió el drama "The Wandering Jew, or Love's Masquerade" en 1797. Percy Bysshe Shelley presentó a Ahasuerus en su "Queen Mab", mientras que el libro de George Croly "Salathiel" trató el tema de forma imaginativa en 1828. Rudyard Kipling escribió el cuento "The Wandering Jew".

Posteriormente, Heinrich Heine y Jean d'Ormesson escribieron novelas sobre la leyenda. Stefan Heym escribió "Ahasver", y Charles Marturin lo hizo protagonista de la novela "Melmoth el Wanderer".

El judío errante también aparece en la novela de ciencia ficción "Un cántico a San Leibowitz", de Walter Miller Jr. En las novelas de Russel Griffin, el judío errante es un robot destinado a espiar a los humanos.

En el cuento "El Inmortal", Jorge Luis Borges le da al narrador el nombre de Joseph Cartaphilus, inspirado en uno de los alias del Judío Errante.

En la historieta "The Sandman", el inmortal Hob Gadling es confundido con el judío errante durante sus encuentros con Sueño de los Eternos. Uno de los posibles orígenes del personaje de historietas "El Fantasma Extraño" lo identifica como el Judío errante

FUENTE: wikipedia
 
Sleipnir (caballo que use de avatar bastante tiempo)

En la mitología escandinava, Sleipnir o Sleipner, que significa resbaladizo, es el caballo gris de ocho patas que pertenecía a Odín. Era capaz de ir velozmente de un extremo al otro del horizonte. Sleipnir simbolizaba los ocho vientos que soplan desde sus respectivos puntos cardinales.

Después de la guerra contra los Vanir, los dioses tenían que reconstruir la muralla de Asgard. Este era un trabajo tremendamente duro, incluso para los poderosos Aesir, pero no podían quedar indefensos ante un posible ataque de los gigantes.

Un día, un forastero pidió audiencia a Odín. Este convocó a los Aesir y se reunieron en el Gladsheim con el forastero. Este extraño se ofreció a reconstruir la muralla en poco mas de un año, ayudado solo por su caballo. A cambio quería la mano de Freya, la hermosa diosa del amor.

Los Ases montaron en cólera por tan ominosa osadía, pero Loki les expuso un plan para aprovecharse de la situación. Loki consideraba que lo mas inteligente era acceder a su petición, pero concediéndole solo seis meses para realizar la obra. De esta manera, al menos, se encontrarían con la muralla medio construida y sin deber nada a cambio. Después de algunas deliberaciones decidieron hacer la propuesta al extraño, y este la aceptó.

Al día siguiente, el constructor empezó a trabajar con ahínco. Los Aesir vieron estupefactos como el Svadilfari, el caballo del forastero, era capaz de trasportar piedras de un tamaño descomunal y a una enorme velocidad. Al mismo tiempo, el constructor las cincelaba y colocaba con la misma rapidez.

Ya cerca de cumplir el plazo convenido, los Aesir contemplaron estupefactos que el extraño constructor estaba punto de concluir la obra. Esto les contrariaba en gran medida, sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) a Freya, a la que no le gustaba la idea de casarse con ese desconocido. Así que Odín convocó una reunión para buscar un salida al problema. El ladino Loki mostró una vez mas su capacidad para el engaño ideando un nuevo plan.
Al día siguiente, el constructor empezó a trabajar con ahínco. Los Aesir vieron estupefactos como el Svadilfari, el caballo del forastero, era capaz de trasportar piedras de un tamaño descomunal y a una enorme velocidad. Al mismo tiempo, el constructor las cincelaba y colocaba con la misma rapidez.

Ya cerca de cumplir el plazo convenido, los Aesir contemplaron estupefactos que el extraño constructor estaba punto de concluir la obra. Esto les contrariaba en gran medida, sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) a Freya, a la que no le gustaba la idea de casarse con ese desconocido. Así que Odín convocó una reunión para buscar un salida al problema. El ladino Loki mostró una vez mas su capacidad para el engaño ideando un nuevo plan.

Durante la noche Loki se transformo en yegua y sedujo a Svadilfari. De esta manera Loki se llevó la mejor ayuda del constructor. Este enseguida se dio cuenta del engaño, con lo que tremendamente enfadado protestó ante los Aesir. Tan grande era su ira, que no pudo retener mas su disfraz, y se mostró a los ojos de los dioses tal y como era, un enorme gigante de roca llamado Hrimthurs. Inmediatamente Thor lanzó contra él un poderoso golpe de su martillo Mjolnir, acabando con él.

Pasó el tiempo y Loki regresó a Asgard. Con el venía un extraordinario potro de ocho patas, al que llamaron Sleipnir. Loki les contó que era el fruto de la unión de la yegua en la que se había convertido y el poderoso semental Svadilfari. Todos convinieron en que se posiblemente se tratase del corcel mas veloz del universo, con lo que fue entregado a Odín. Loki regaló aquél caballo a Odín, diciéndole: -Ningún caballo igualará la velocidad de éste. Él te llevará por mar, tierra y aire, también a la Tierra de los Muertos y de vuelta aquí.

Así Sleipnir se convirtió en el fiel corcel de Odín, El Padre de Todos.

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El sacrificio de Puna (leyenda de Oceanía)

Hace muchos años vivía en Moorea, la isla vecina a Tahití, una muchacha tan reputada por su belleza como por su altivez y virtud.

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Moorea.

El rey de Tahití envió emisarios con ricos presentes a la hermosa joven.
Mas ni el rango del egregio pretendiente ni la calidad de los regalos lograron conmover a la muchacha, y el monarca ultrajado juró venganza.
Y llegó un día en que Puna, la belleza de Moorea, tuvo que ir a Tahití. El rey, informado por su servicio secreto, le tendió una celada y la hizo prisionera al desembarcar en "Taapuna".

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Paso de Taapuna, Tahití.

La justicia polinésica era en aquellos tiempos cruel y expeditiva, y la desventurada Puna fue atada a un árbol al borde de un torrente que lleva el nombre de "Punariu" (Puna ligada).
Puna fue condenada a ser quemada y el lugar donde el terrible sacrificio tuvo lugar se llamó "Puna aula" (Puna asada).

Poco después empezaron a reinar en Tahití los Pomaré. Y se cuenta que el primero de su dinastía, al luchar con los reyezuelos que reinaban en los distritos, sostuvo serias batallas.
Durante un asedio nocturno, mientras el silencio se extendía sobre las aguas del "lagoon", el futuro monarca no pudo contener unos fuertes ataques de tos que le acometía. Aquella tos lo delató y fue atacado, pero ganó la batalla.
Los vencidos ignoraban el nombre del vencedor, y le llamaban "Tané te pomaré" (el hombre que tose de noche).
Pomaré V, el último rey de Tahití, era muy dado a la bebida, especialmente al Benedictine, del cual hacía largo y excesivo uso.
Por eso, al morir, sus descendientes pensaron que nada podía ser más grato que perpetuar el recuerdo de su predilección. Y hoy, el mausoleo de Pomaré V ostenta, a guisa de cúpula, una monumental botella de Benedictine hecha de cemento y yeso.
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Tumba del Rey Pomaré V.
 
Leyenda de Teodosio de Goñi

La leyenda cuenta que don Teodosio, hijo del señor del palacio de Goñi, uno de los ricos hombres del país, se casó con doña Constanza de Butrón y Vianda, noble del lugar de Goñi. El año 707, en el reinado de Witiza, don Teodosio fue a Africa a luchar contra los moros a las órdenes del conde don Julián según unos y para defender Iruña sitiada por los judíos en coalición con los árabes, según otros.

Entretanto, doña Costanza había llevado a los padres de don Teodosio a su casa natal. Al regresar éste de la guerra, hallándose ya en las cercanías de su pueblo en el paraje Errotavidea (camino del molino) que conduce al valle de Ollo le salió al encuentro el diablo disfrazado de ermitaño quien le informó que su esposa le era infiel con un criado mancillando su honor y el de su familia.

Don Teodosio regresó precipitadamente a casa de su mujer y confundido mató a sus propios padres que dormían en su lecho clavándoles la espada en el pecho. Al salir de casa vio con sorpresa a su mujer que salía de la iglesia y venía hacia él jubilosa por su regreso, quien le hizo reparar en su error.

El parricida confesó su culpa aquella misma noche al párroco de Goñi, Juan de Vergara, y después al obispo de Pamplona, Marcial, que le ordenó que fuera a Roma en peregrinación para obtener la absolución del pontífice. El papa, después de oír la confesión del crimen le mandó que hiciera penitencia ciñiéndose una gruesa cadena a la cintura y llevando una cruz a cuestas. Cuando la cadena se rompiese habría conseguido el perdón debiendo edificar en aquel sitio una iglesia al arcángel San Miguel.

Encontrándose en las proximidades del monte Ayedo, a poca distancia de Goñi, se le rompió un eslabón de la cadena y allí levantó la ermita de San Miguel de Ayedo que aún existe. Pasados siete años hallándose en una cueva del monte Aralar salió de ella un horrible dragón de ojos centelleantes y ponzoñosa boca.

Ante el peligro don Teodosio invocó a San Miguel y en aquel momento, en medio de un gran trueno apareció el arcángel con la cruz sobre su cabeza. El dragón quedó muerto y las cadenas rotas, dejando San Miguel a don Teodosio una pequeña imagen de madera. En aquel lugar construyó una iglesia a donde se retiró con su esposa. Allí se veneran la imagen de San Miguel y las cadenas del sacrificio.

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Cojonuda la de Teodosio. Este tipo de leyendas edificantes me la ponen gorda.

Ya que esoy os pego la historia de los Siete Santos Niños de Éfeso conocidos también por los Siete Durmientes:

Los Siete Jóvenes de Éfeso: Maximiliano, Iamblicus, Martín, Juan, Dionisio, Exacustodianus (Constantino) y Antonino, vivieron en el tercer siglo. San Maximiliano era el hijo del administrador de la ciudad de Éfeso y los otros seis jóvenes eran hijos de ciudadanos ilustres de la ciudad. Los jóvenes eran amigos desde la niñez, y todos estaban juntos al servicio del ejército.

Cuando el emperador Decius (249-251) llegó a Éfeso, ordenó a toda la ciudadanía ofrecer el sacrificio a los dioses paganos. La tortura y muerte esperaban al que se negase. Denunciados por aquéllos que buscaban el favor del emperador, fueron convocaron los siete jóvenes de Éfeso para contestar a los cargos. Estando de pie ante el emperador, los siete jóvenes confesaron su fe en Cristo.

Se les quitaron sus decoraciones militares y cinturones del ejército. Decius, sin embargo, los puso a libertad, esperando que ellos cambiaran sus mentes mientras él estaba lejos en una campaña militar. Los siete jóvenes huyeron de la ciudad y se escondieron en una cueva en la Montaña Ochlon dónde ellos pasaron el tiempo en oración, mientras se preparaban para la hazaña de martirio.

El más joven de ellos, San Iamblicus, vistiéndose de mendigo, entraba en la ciudad a comprar pan, en una de estas jornadas en la ciudad, él oyó que el emperador había vuelto y los había buscado para el juicio. San Maximiliano exhortó a sus compañeros para salir de la cueva y valientemente aparecer al juicio.

Habiendo conocido donde estaban ocultos los jóvenes, el emperador dio órdenes para sellar la entrada de la cueva con piedras, para que los santos perecieran de hambre y sed. Dos de los dignatarios de la ciudad, que eran cristianos, viniendo antes de que sellara totalmente la entrada a la cueva, y queriendo conservar la memoria de los santos, pusieron un recipiente sellado entre las piedras, que contenía dos placas de metal. En ellas se inscribieron los nombres de los siete jóvenes y los detalles de su sufrimiento y muerte.

El Señor puso a los jóvenes en un sueño milagroso que duró casi dos siglos. Durante este tiempo las persecuciones contra los cristianos habían cesado. Durante el reino del santo emperador Teodosios el Joven (408-450) había herejes que rechazaron la creencia en la resurrección de los muertos en la Segunda Venida de nuestro Señor Jesucristo. Algunos de ellos dijeron: "¿Cómo puede haber una resurrección de los muertos cuándo no habrá ni alma ni cuerpo, ya que ellos se desintegran?" Otros afirmaron: "Las almas solo tendrán una restauración, ya que sería imposible para los cuerpos levantarse y vivir después de mil años, cuando incluso su polvo no permanecería." Por consiguiente, el Señor reveló el misterio de la Resurrección de los Muertos y de la vida futura a través de Sus Siete Jóvenes.

El dueño de la tierra en que se situaba la Montaña de Ochlon, descubrió la construcción de piedra, y sus obreros abrieron la entrada a la cueva. El Señor había conservado a los jóvenes vivos, y ellos despertaron de su sueño, mientras no sospecharon que casi 200 años habían pasado. Sus cuerpos y vestiduras estaban completamente bien.

Preparados para aceptar la tortura, los jóvenes confiaron una vez más a Iamblicus para comprar el pan para ellos en la ciudad para mantener su fuerza. Yendo hacia la ciudad, el joven fue asombrado al ver la cruz santa en las puertas. Oyendo el nombre de Jesucristo era hablado libremente, él empezó a dudar que estaba acercándose su propia ciudad.

Cuando él pagó por el pan, dio las monedas con la imagen del emperador Decius en ellas, y él fue detenido por ello, ya que era dinero antiguo. Ellos llevaron a San Iamblichus al administrador de la ciudad que en este momento era el Obispo de Éfeso. Oyendo las respuestas desconcertantes del joven, el obispo percibió que Dios estaba revelando alguna clase de misterio a través de él, y fue con otras personas a la cueva.

A la entrada a la cueva el obispo sacó el recipiente sellado y lo abrió. Él leyó en las placas de metal los nombres de los siete jóvenes y los detalles del sellado de la cueva por las órdenes del emperador Decius. Entrando en la cueva y viendo a los jóvenes vivos, todos se regocijaron y percibieron que el Señor, a través de despertarlos del largo sueño, estaba descubriendo a la Iglesia el misterio de la Resurrección de los Muertos.

Pronto el emperador él llegó a Éfeso y habló con los jóvenes en la cueva. Entonces los jóvenes santos en vista de todos pusieron sus cabezas en la tierra y de nuevo se durmieron, esta vez hasta el tiempo de la Resurrección General. El emperador quiso poner cada uno de los jóvenes en un ataúd con rubíes, pero apareciendo a él en un sueño, los jóvenes santos dijeron, que sus cuerpos serían dejados en la tierra de la cueva. En el decimosegundo siglo el peregrino ruso Igumen Daniel vio en la cueva las reliquias santas de los siete jóvenes.

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Cavis escribió un poema conmovedor al respecto:

Qué hermoso es lo que cuenta el Sinaxario:
Mientras conversa el emperador con los Santos
y los obispos y muchas otras jerarquías,
dormidos un poco los Santos se quedaron,
y a Dios sus almas entregaron.

Los Siete Santos Niños de Éfeso,
que se habían refugiado en una cueva huyendo
de la persecución de los gentiles y allí se habían dormido,
a la mañana siguiente despertaron. Mañana para ellos.
Mas entretanto casi dos siglos habían transcurrido.

Uno de ellos, Jámblico, a la mañana siguiente
despertó y fue a comprar pan,
ante sí vio otra nueva Éfeso,
toda santificada con inglesias y con cruces.

De gozo se llenaron los Siete Santos Niños,
con honor y unción los recibieron los cristianos.
De Constantinopla se llegó el emperador
Teodosio, hijo de Arcadio
y, lleno de unción los veneró, como debía.
De gozo rebosaban los Siete Santos Niños
en este mundo hermoso y cristiano,
santificado con iglesias y con cruces.

Pero todo resultaba tan distinto
y tanto tenían que aprender y que decir,
una alegría tan grande y profunda quizá también agota,
que en seguida se cansaron los Siete Santos Niños
llegados de otro mundo, de casi dos siglos atrás,
y en la conversación dormidos se quedaron
y sus santos ojos se cerraron.

I want to believe.
 
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Cuentan que estando en la recta final de su embarazado la mujer del arpista del rey del territorio del Ulster, el druida jefe vaticinó que el bebe sería el motivo de grandes batallas dada su belleza y fragilidad.

El rey, intrigado, optó por casarse con la niña que todavía tendría que nacer cuando ésta cumpliera los 16 años. Hasta entonces estaría destinada a vivir prácticamente encarcelada en una tierra al norte, lejana de las miradas indiscretas de otros hombres que pudieran desearla, y bajo la atenta mirada de su institutriz, la mujer que le enseñaría álgebra, aritmética, astronomía, música, ciencia y poesía.

Cunado su 16º cumpleaños se acercaba, a sabiendas que deberìa contraer matrimonio forzado con el rey, esta dama llamada Deirdre se aventuraba con asiduidad en los bosques. Un dìa se encontró con un hombro de rostro blanco, barba y pelo negro y labios rojos... como el cuervo del que se enamorara en sueños.

Ambos se enamoraron perdidamente, pùes de hecho ya lo habìan hecho en sueños, y juntos huyeron a Escocia.

El rey, enterado de ésto, les mandó un comunicado en el que pedía que no hacía falta que se escondieran, que podían volver a Irlanda cuando quisieran. Naoise accedió, accediendo a su propia muerte ya que todo había sido un ardiz del rey, para matarle a él y recuperar a Deirdre, de la que seguía enamorado.

Deirdre fue castigada a vivir en una mazmorra, en la cual sobrevivió 30 días.

Fue enterrada al lado de Naoise, y de cuyas tumbas crecen 2 tejos.

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Qué manía tienen los irlandeses con matar a sus protas y que nazcan árboles de sus tumbas..
 
Forma parte de su forma de ser.
Todas las historias irlandesas son tristes.

Quizás por eso se dan a la bebida. :lol: :lol: :lol: :lol:
 
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