Vaserqueno rebuznó:
mis arrugas de expresión de toda la vida
Vaserqueno rebuznó:
Y todo eso no quiere decir que no me duche todos los días y que no me limpie el culo al cagar, coño.
Maricón
Ama Eva rebuznó:
No creo que haya que esperar diez años. Ya está aquí. Es la siguiente generación.
Desoladoramente cierto. Es esta generación, esta que hay ahora en los institutos, los que desde ya, e incluso desde hace unos años, se van a convertir en los tipos del anuncio. Cuando yo iba al instituto si a algún destalentado se le ocurría llevar gomina era objeto de burla durante un par de trimestres por lo menos y bastaba que lo hubiera hecho un día en 1º para llamarle "El Gominas" hasta COU por lo menos.
Hoy día todos los niñatos de instituto van engominados. Buena parte de ellos se depilan, además, las cejas. Casi todos los que lo hacen se las mal y parecen cejas de mujer. No es raro encontrar entre ellos a quienes se maquillen de una u otra manera, ya sea pintándose las uñas o perfilándose los ojos.
Las empresas de cosmética o las divisiones de cosmética de grandes holdings internacionales tenían su target (ya me disculpará, Misógino, pero en el argot publicitario -y yo soy publicista, como sabéis- se dice target) en la mujer, dejando a la mitad de la población fuera. No vendían a la mitad de la población. Mal. Esto no mola. Hay que vender a todos, así se gana más. Así, generan, a través de su público cautivo, las mujeres, y a través de las revistas femeninas -esas que Danita dice que leen por igual hombres y mujeres pero que el Cosmo y el EGM dicen que es un 90%-10%- una corriente de opinión favorable al uso de estas mierdas. Si tú eres L'Oreal o Margaret Astor puedes, con un par de llamadas a las directoras de Cosmo y Vogue decirles:
Ehhh, mira, vamos a sacar una línea de productos para hombres, vete haciendo unos artículos favorables al uso por parte de los tíos de estos productos, no vaya a ser que el semestre que viene no contéis con la facturación publicitaria de mis marcas y tengáis que cerrar la revista. Acto seguido las publicaciones dicen que eso mola, que es tendencia en Londres, París y NY, y ponen al famosete de turno como ejemplo. A la función de estos personajes se le llama "prescripción", y es una prescripción previa. Más tarde esas marcas compran un par o tres de páginas en Vogue y Elle para que la subnormal que las lee como si fuera la Biblia actúe, a su vez, de prescriptora para el novio/rollo/grupo de amigos. Esto entronca directamente con la
teoría de la aguja hipodérmica de Lasswell y Lazarsfeld (haber estudiao), y ya tenemos la necesidad creada por las compañías y satisfecha por los productos que tienen preparados ad hoc. Y la gente a tragar. Y la gente a creerse los molones, y los innovadores, y los modernos.
Ama Eva rebuznó:
Es otro modelo masculino, y a las chicas les priva. Y ellas tienen la palabra.
Efectivamente. Por lo que he dicho más arriba. Han sido inducidas a través de los medios a que esto es lo que mola. Y ellas inducen a su uso, porque a su voluntad los tíos se pliegan con tal de tener acceso a su entrepierna. Y son legión. Legión. Y serán legión el día de mañana los hombres que usen estos productos, como son hoy legión los que ya empiezan a usar otros menos elaborados, más accesibles. Los jóvenes son los
early adopters, mañana, cuando tengan algo más de pasta, pasarán a comprar no ya la gomina, sino también la cremita, y el pintalabios.
Y encima, encima, se lo creerán. Y no es la primera vez que un tío me llega y me suelta el discursito de que "hay que usar cremitas y tal que está guay" completamente convencido de lo que dice, arguyendo y haciendo suyos los argumentos de las marcas. Y como colofón, como estrambote final a todo esto, no será el primer tío que encima me desprecia por no hacerlo. Resultado final: este es el modelo de tío que se nos viene encima, estas, sus actitudes, las tías que aplauden esto, su premio. Usa esta cremita, y follarás más. En fin, lo de siempre. El reclamo publicitario de toda la puta vida. Compra X y follarás.