Mr. Lija y terciopelo

Weiz rebuznó:
A veces miro la ventana.
La niña con la rosa en la mano que se mordisquea la mano pretende dar miedo. No lo da.
La muerte da sepultura a dos amados que aún están vivos. Parece dulce, en su designio.
Jack y Sally bailan, entre ellos.
La ventana sigue abierta, y una luz parpadea.
El sillón está lleno de ropa que no quiero colgar. Y parece que me señala.
Y la música retumba en réquiem, pero el teléfono yace inerte, entre blanco algodón.

No es mi diario, pero es mi habitación.

Ha estado todo casi claro, menos lo del telefono... lo guardas entre las bragas????

Tonces no será entre blanco con ciertos y leves matices brown, y yelou????
 
Weiz rebuznó:
A veces miro la ventana.
La niña con la rosa en la mano que se mordisquea la mano pretende dar miedo. No lo da.
La muerte da sepultura a dos amados que aún están vivos. Parece dulce, en su designio.
Jack y Sally bailan, entre ellos.
La ventana sigue abierta, y una luz parpadea.
El sillón está lleno de ropa que no quiero colgar. Y parece que me señala.
Y la música retumba en réquiem, pero el teléfono yace inerte, entre blanco algodón.

No es mi diario, pero es mi habitación.

Cinco dedos tiene mi mano..

El dedo pequeño compro huevo, el de al lado compro aceite..
El del medio encendio el fuego, el otro dedito lo cocino..

Y el gordo se lo comio, se lo comioooooooo!!!
 
entro en el foro y me cago en todo
posteo para cagarme en todo y no hay papel
tiro de la cadena y la mierda sube porque está embozado

me cago, ahora vengo
 
Bastante bueno, me ha gustado.
Se agradece que alguien de vez en cuando abra la ventana y haga entrar un poco de aire fresco en la pocilga.
 
Y lo que me duele la muela... Ni siquiera era mi padre, nunca fue mi amigo, nunca habría tenido mi respeto. Por qué no podía ser el borracho de las películas? Tírado en el sofá comunicándose con la televisión a niveles mucho más profundos que con mi madre, y ya llevaba 3 años jodiéndola.
Cuando era pequeño fui con mi padre a ver una película al teleclub, un John Wayne con categoría, porte y clase le daba 2 hostias a su mujer, luego al crío y luego escupía. Así en todas y cada una de las 6 películas del ciclo John Wayne programadas. Siempre de día, siempre delante del saloon y siempre con todo el pueblo delante.
John te torcía la cara y sabías que todo iba a estar bien, que echaría a los forajidos del rancho y que luego iríamos al salón a celebrar. Zarzaparrilla para todos dijo, los colectores no hacen masa dijo. Va a ser la junta de la trócola, apuntilló un audaz desde la pianola.
En un instante estábamos al borde de la nevada montaña peleando a vida o muerte por nuestro reino, nuestro país, nuestra sangre , con montones de Y lo que me duele la muela...
 
Una vez más, te han vuelto a entrar ganas de violar a esa mujer. No entiendes qué te hace volver, pero lo cierto es que los martes por la noche estarían demasiado vacíos sin el escote de esa cuarentona. Te pone cachondo que introduzca el billete entre sus generosos pechos cada vez que le dices con cara de hijo de puta que se quede con la vuelta; y que después del trabajo tenga que ir a la casa de la que tantas veces dio cuenta entre sucias bocanadas de tabaco negro, mientras lloraba porque su marido había conocido a una mujer mucho más atractiva, joven e inteligente a la que hoy propina esas palizas que ahora añora.

Curiosamente, el paso del tiempo te ha hecho comprender que esa ginebra barata que colocas en tu mesilla e inclinas hacia tu boca de madrugada entre temblores ahora es el único testigo de lo que tuviste, de lo que te quitaron y de lo que pudiste ser; amén de una fiel puta que siempre está junto a ti por unas pocas perras, y que incluso te puede abrir la puerta a pensamientos lisérgicos que te catapultan a un estado superior al de esos "normales" de pan, periódico, comunión y barbacoa.

A pesar de ello y por muy maduro que te sientas, te queda ese pequeño trauma infantil del miedo a la oscuridad, y por ello duermes toda la noche con la televisión puesta, acción que a veces te hace mezclar tus sueños de sexo, mentiras, francachelas y piedad, con predicciones meteorológicas y anuncios de aislantes. Lástima que por la mañana apenas recuerdes su contenido. Quizá sea por eso por lo que no has empezado a escribir el libro que tanto deseas o esas canciones que se camuflan detrás de una falta de inspiración que en realidad se erige como una ausencia de talento que sería demasiado dura para un tipo que repudia el té, la bufanda de franela y el libro más afamado de Kapuscinski sobre la mesa a la hora del desayuno.

Despiertas. Un rayo de sol se cuela por las rendijas de la persiana, rebota en tu cara y forma un claro en la sombra de las sábanas. Abres la boca y notas cómo te duele el paladar y cómo una incómoda sensación de hinchazón se acomoda al final de tu garganta. Te incorporas, te frotas la cara con las manos, te rascas la cabeza y, con pasos tímidos e indecisos te desplazas hacia la cocina. Allí coges una botella y bebes agua. Joder, nunca te ha sabido mejor que ahora. Todo ha terminado. Como siempre, te quedas con el buen momento, con el resultado final, con lo último que ha pasado. Pero, a lo largo del día tus ojos, tu cabeza, tu estómago y tus piernas serán el reflejo de cómo anoche te perdiste. Y vuelves a recordar. Y suspiras. Y te tomas un café. ¿Papá ha muerto? No serás tú quien sacrifique el tiempo en escribir postales.
 
Ayer me fui de putas.

Bueno, ayer no, el viernes. Pero es que estuve borracho desde las tres de la tarde a las siete de la mañana del día siguiente y mi percepción del tiempo este fin de semana está algo trastocada. Y mañana trabajo, por la mañana y luego por la noche. Una mierda, vamos.

Como decía. El caso es que hay clubes que abren las 24 horas del día, rollo urgencias o algo así. Debe ser bastante frecuente que a un par de borrachos les dé por irse de putas. Imagino. Yo fui obligado, bueno, no obligado, pero iba con mi jefe y no era plan de dejarlo tirado. No voy a perder ni un minuto explicando cómo era el sitio, eso es lo de menos. Sólo quería deciros que entré a una habitación con un chica y hablé con ella media hora. Ni siquiera me quité la americana. Era bastante mona y se llamaba Roberta. Rumana. Digo yo que unos 25 años y estoy convencido de que tenía una mirada preciosa. Me costó algo más de ochenta euros esa charla. Nos reímos bastante y me dijo que era guapo. Ella también lo era, al menos ayer. Nos volvimos a reír pensando en lo que le iba a decir a mi jefe al salir. Soñamos una mamada y en verdad que la chupaba bien. Echamos cuentas y llegamos a la conclusión de que me había bebido un par de litros de cerveza y unos quince cubatas a lo largo del día. ¿Te drogas? No -le dije-. Alguien llamó a la puerta. Se había acabado el tiempo pero ella quiso fumarse un cigarro conmigo. Creo que también hablamos de Rumanía, de otros trabajos y de que ella podía negarse a follar con un cliente. Quiso saber por qué la había escogido. Le dije que, al presentarse, todas nos habían dado dos besos; ella simplemente abrió la puerta y, medio asomándose, dijo "Soy Roberta". Luego se fue. Como yo no quería follar pensé que estaría bien joder a alguien que no se había preocupado de presentarse adecuadamente. Nos volvimos a reír. También le pregunté si había muchos clientes como yo. No recuerdo bien la respuesta, creo que dijo que, sin drogas, no. Lo pasé bien, eso seguro. Y el dinero, bueno, es sólo dinero. Me hizo gracia que siendo ella una puta y habiendo yo pagado esa pasta la charla fuera tan limpia, ninguno de los dos quería acostarse con el otro, algo definitivo supongo.
 
pulp.jpg

NO NOS CHUPEMOS LAS POLLAS TODAVÍA













Ah, no, que este hilo va de eso.
 
Atrás
Arriba Pie